Por Carlos E. Viana.-

“Entonces tocó sus ojos diciendo: Hágase en vosotros según vuestra Fe. Y se abrieron sus ojos” San Mateo, 9-29 y 30.

Un contrataque de pinzas

El llamado juez Casanello ha operado velozmente, actuando de oficio en el caso de los cinco drogadictos muertos en Costa Salguero y ahora pidiendo a todo el mundo sobre las cuentas que podrían tener Mauricio Macri y familia. Mientras, el juez dejó filtrar el secreto del sumario sobre las declaraciones de Fariña y tardó 18 días para ordenar el allanamiento de las propiedades de Lázaro Báez en Santa Cruz.

Me parece bien lo primero; es lamentable lo segundo. No se cuántos millones de razones tiene este Víctor Hugo Morales de la llamada justicia federal, pero en la comparación hecha, el contraste salta a la vista. Entre la velocidad contra Macri y la lentitud con Cristina, no hace falta un jurisconsulto para darse cuenta, ya no de la moral del Presidente o la ex semidictadora, sino la del juez, en un hecho ligado a lo siguiente.

Mientras el juez opera por un flanco contra el gobierno, los legisladores peronistas y los gremios, amenazan al gobierno con la ley de doble indemnización, apelando a una supuesta ola de despidos, que no es por lo menos de tal magnitud.

¿Qué buscan? Parar las inversiones en Argentina. ¿Quién invertiría tomando personal si debe después pagar doble indemnización, institución que, por otra parte, ha sido un fracaso y una fuente de quiebras de Pymes, que ellos dicen hipócritamente defender. Mentira, las van a hundir. Están volviendo a su tradición de “nada sin Perón”.

Ante el escándalo de inmoralidad del kirchnerismo, no pueden esgrimir dicho slogan y hasta nos ilusionar con su responsable apoyo al arreglo con los holdouts, que, por otra parte, había sido provocado porque los Kirchner buscaron como árbitro un tribunal de Nueva York, rindiendo la soberanía nacional. Pero la conciencia en el pueblo de la magnitud que ha tomado el robo escandaloso del kirchnerismo, los ha aterrorizado. Cualquier juez los puede alcanzar. Su objetivo es que Macri los detenga, usando los instrumentos que Alfonsín y Menem pusieron en manos del Poder Ejecutivo, con el fatídico Consejo de la Magistratura.

Se preguntan: ¿Cómo es esto de que un juez pueda investigar a un político? Ellos están por el sentido inverso, que los políticos incidan sobre el poder judicial. Su pensamiento los lleva preguntarse por qué los jueces deben investigar los cargos del ejecutivo o legislativo, si ellos sienten que esos cargos son propiedad privada de quienes los ocupan y que los bienes de los argentinos son de ellos. Montesquieu, el Juez Marshal, Alberdi y su pretendida división de poderes son para ellos antiguallas liberales.

Por otra parte, como parte de la contraofensiva “nada contra los corruptos”, los gremialistas se negaron a negociar los despidos con los empresarios. Claro, después vino la cena con el Presidente Macri, donde éste se preocupó inocentemente de hacerles conocer que la desocupación no era grave. Pero ellos se acordaron de reclamarle los 2.500 millones de pesos que el estado les debe a las obras sociales de los sindicatos. En realidad, ellos querían tratar aparte con Macri, porque negociar los despidos no es para ellos tan importante como arreglar el pago de la deuda del estado con los sindicatos. Parodiándolo a Scioli: “Con la plata no se jode”.

El talón de Aquiles del peronismo

Desde la Revolución Libertadora, nunca se criticó con tanto efecto al peronismo por su inmoralidad. Más allá que algunos dirigentes peronistas son honestos, como Julio Bárbaro, Pignanelli, etc., y que son su reserva moral, lo cierto es que el peronismo no tiene percepción de la deshonestidad. Todo se justifica con la lucha contra la oligarquía, cuando en realidad la oligarquía son ellos; por la soberanía, cuando ellos la han vendido; con la justicia social, pero sus políticas han desembocado en que en el país con la mayor producción de alimentos en relación al número de habitantes del mundo hayan aumentado los chicos con hambre.

Ahora está saliendo todo a la luz. Los Kirchner pasaron con mucho la raya, pero ellos administraron la herencia de los otros gobiernos peronistas. La llegada de los tesoros nazis en 1945, los zapatos con tacos de oro macizo de la abanderada de los humildes, Puerta de Hierro, la mansión en el barrio noble de Madrid, que ocupaba el primer trabajador; Jorge Antonio, imitado por los Kirchner con Báez.

La doctrina peronista

Con la cuestión del sentimiento peronista, todo puede hacerse independientemente de la moral. No robar, no matar, no mentir, son mandamientos olvidados de la ley de Dios, pero lo peor es que durante la segunda tiranía se persiguió a la Iglesia Católica, porque no le reconocía a Perón un estatus superior a Cristo, llegando así a violar el primer mandamiento.

El peronismo transformó a Argentina en la Sodoma de América y ahora, por fin, el pueblo argentino está viendo que su crisis es fundamentalmente moral. Nos cansamos de esperar una reacción moral del peronismo, tanto con la renovación peronista, con Menem, con Duhalde, y ahora se rebasó la copa.

Moralizarse o desaparecer

La elección de Gioja como Presidente del Partido Justicialista es el peor indicador y, sobre todo, su actitud de ignorar la inmoralidad de la ex presidenta y saludarla públicamente la Atenea argentina. ¿Es Gioja el representante de la inmoralidad peronista? Es una lástima, porque una democracia, hacia la que vamos pero no tenemos, necesita de un sistema de partidos políticos democráticos, no de un solo partido político democrático.

En parte en descarga para el peronismo, el ejemplo de España con Podemos nos dice de una falla cultural hispánica más profunda, que no hemos podido solucionar y que todos llevamos adentro y de la cual el movimiento, concepto creado por Hitler, ha sido la peor expresión.

El peronismo enfrenta el desafío trágico de su historia: moralizarse o desaparecer. Quienes amamos a Argentina deseamos sinceramente lo primero.

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