Por Armando Ribas.-

Cada vez se hace más evidente la tendencia socialista de ignorar que en nombre de la igualdad aumenta la pobreza y surge la riqueza de los que la reparten. Desde hace 2500 años Aristóteles advirtió: “Cuidado porque los pobres siempre serán más que los ricos”. Ese riesgo se está corriendo en Argentina y también en el mundo Occidental, al cual pertenece la América Latina. Pobreza mediante, se genera un proceso que culmina en una oligarquía democrática, que representa el sistema antitético al que generara riqueza por primera vez en la historia. Ese sistema se basó en que las mayorías no tienen el derecho a violar los derechos de las minorías. Así escribió James Madison en la Carta 51 de El Federalista: “En una sociedad bajo la cual la facción más poderosa se puede unir y oprimir a la más débil, puede decirse que reina la anarquía, como en el estado de naturaleza, donde el individuo más débil no está seguro contra la violencia del más fuerte”.

Al respecto de esa problemática, fue David Hume quien sabiamente previno que el problema no son las mayorías sino las asambleas que pretenden representarlas. Pero el problema está presente aun en los propios Estados Unidos. Basta oír el reciente debate de los candidatos a presidente del partido demócrata. Al oír hablar a algunos de ellos, con Hillary Clinton a la cabeza, pareciera estar oyendo a los políticos latinoamericanos, con honrosas excepciones tales como fueran en Argentina Sarmiento y Mitre. O sea está presente la temática de la desigualdad social creada por el sistema capitalista. Por tanto la llegada al poder se basa no en la igualdad de oportunidades sino de resultados.

La consecuencia de esa supuesta preocupación por los pobres y la igualdad, que en algunos casos puede ser producto de un sentimiento y un error de concepción, en la práctica es el principio por antonomasia para llegar al poder e ignorar el sistema ético político que generó riqueza por primera vez en la historia. Y como dice Ayn Rand: “La compasión no genera una hoja verde y menos una hoja de trigo”. Así no podemos ignorar que a través de la historia la riqueza pertenecía a los que tenían el poder. O sea los monarcas y la aristocracia. Riqueza que en términos de los bienes que hoy están a nuestro alcance o nuestros deseos era una ficción.

La riqueza no la crea la naturaleza, sino que por el contrario tal como lo señala William Bernstein en su “The Birth of Plenty”: “Antes de la era moderna, hambre, enfermedades y guerras, más a menudo que no, abrumaban la inclinación humana de procrear”. Ya en el siglo XVII el terremoto de Lisboa en el que murieron cientos de niños produjo una discusión que todavía está presente. Rousseau culpo del desastre al hombre por haber construido la iglesia. Por supuesto Voltaire le refutó diciendo: “Que culpa tenían esos niños de la construcción de la Iglesia”. La creación de riqueza partió de la organización de un sistema de gobierno en el que se tomaba en cuenta la naturaleza humana y no la pretensión de cambiarla y así surgió la libertad. Es un hecho evidente que es la naturaleza la que ha creado al hombre con distintas capacidades de ahí resulta la creación la fortuna, que no sólo favorece a quien la crea sino a la sociedad en su conjunto. Por ello Adam Smith dijo: “El individuo en la persecución, frecuentemente promueve el de la sociedad más efectivamente, que cuando realmente intenta promoverlo. Yo nunca he conocido mucho bien hecho por aquellos que pretenden actuar por el bien público”.

Ese principio, sin lugar a dudas, es fundamental para establecer el sistema de libertad que genera riqueza, y que en la actualidad está amenazado, no sólo por el socialismo, sino que el surgimiento del recalentamiento global se ha unido a la desigualdad como la excusa para descalificar éticamente al sistema capitalista. Si Marx viviese no solo diría que es la explotación del hombre por el hombre sino también el destructor de la naturaleza. O sea es la nueva excusa en la búsqueda del poder y la descalificación de la creación de riqueza. Así son los ricos también culpables de la posible destrucción de la naturaleza, Y en esa descalificación se ignora que los ricos también viven en la tierra. Tanto así que se produjo una reunión de 80 empresarios de las principales empresas americanas para acordar como financiar el costo de eliminar las causas del recalentamiento.

Otro factor en desmedro del sistema capitalista, que como he repetido hasta el cansancio no es económico sino ético, político y jurídico y la economía la consecuencia de la acción de los hombres en concordancia con el sistema. Así se ha pretendido culpar a los bancos y al sistema financiero por la crisis del 2007 en Estados Unidos. Así se ignora que la misma resultó de la ley de Carter por la cual se establecía que todos los americanos tenían derecho a una casa propia. Entonces se crearon Fannie May y Freddie Mac con el propósito que prestaran a quienes no alcanzaban a tener un ingreso promedio. La consecuencia fue el denominado Bubble (Burbuja). O sea la culpa de la crisis no fue de los bancos sino de la política del gobierno que fue el que creó las condiciones para que se iniciara la especulación. Según Stephen Moore en su artículo publicado por Heritage Foundation en la actualidad Freddie Mac y Fannie May están de nuevo prestando en las mismas condiciones que durante la crisis del 2004-2007. Por ello considera que Estados Unidos no ha aprendido nada y está de nuevo al borde de otra crisis.

El sistema financiero es el sistema sanguíneo de la economía. Por supuesto es fundamentalmente especulativo, pues todo accionar cuyo resultado depende del futuro es fundamentalmente especulativo. Pero debe tenerse en cuenta que los resultados de esa especulación y que generan crisis se deben a factores externos. Por ello haber salvado al sistema bancario vía el Federal Reserve es una obligación de su accionar como prestamista de última instancia. Ya debiéramos saber que no puede existir un sistema bancario de reservas fraccionarias sin la existencia de un prestamista de última instancia. En si ese salvataje a quien protege fundamentalmente no es a los dueños de los bancos, sino a todos los depositantes.

Pero volviendo directamente a la pobreza y sus efectos políticos, no cabe la menor duda de que es el origen de la demagogia implícita en el sistema socialista y por supuesto en el llamado populismo. Y el socialismo por definición desconoce directa o indirectamente el derecho de propiedad y, por supuesto, el derecho a la búsqueda de la propia felicidad que está implícito en el concepto de la mano invisible. Y es un hecho incontrovertible que cuando en nombre de las mayorías y de la igualdad se desconoce el derecho de propiedad no hay creación de riqueza. China es el mejor ejemplo reciente por el salto que dio entre Mao Tse Tung y Deng Tsiao Ping.

Y es un hecho que cuando el gasto público alcanza o supera el 50% del PBI el nivel de los impuestos determina una violación paladina de los derechos de propiedad. Es un hecho reconocido que cuanto mayor es el nivel del gasto público en búsqueda de la igualdad, menor es la tasa de crecimiento de la economía. Esa es la causa de la crisis de la Unión Europea La consecuencia es una mayor pobreza en tanto que la riqueza restante pasa al poder político. Y por ello es que igualmente genera una mayor corrupción que según CATO se desarrolla en Bruselas. Y ni que hablar de los países de América Latina.

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