Por Juan Manuel Otero.-

Circulan comentarios en estos días acerca de la probabilidad de una futura visita a nuestra Patria de Su Santidad Papa Francisco y a su consecuencia me permito volcar mi opinión, aunque seguramente la inmensa mayoría de argentinos disentirán con mi pensamiento.

Nadie me preguntó, pero yo opino que no vale la pena que se moleste en pisar nuestro suelo. Hay unos cuantos motivos que me impulsan a rechazar la visita papal y a simple modo de ejemplo citaré algunos pocos:

  • En las elecciones nacionales de 2015 no se “dignó” a saludar ni al pueblo argentino ni al Presidente electo. En su descargo el Vaticano “explicó” que el protocolo papal no contiene norma alguna que obligue a hacerlo. Esta burda excusa cae como castillo de arena ante el fundamento de que el protocolo no lo prohíbe, apenas no lo contempla. Y en última instancia ¿No es acaso Francisco alguien que saltea el protocolo con asiduidad? ¿No es acaso Francisco el Papa que saludó por idéntica razón al presidente electo de Italia?
  • Quedó en evidencia su rostro de “malestar” -por no decir otra cosa- cuando debió posar con el Presidente de la Nación y su esposa en la visita que éstos le hicieron al Vaticano, tan distinta expresión de cuando recibe a sus “amigos”. (Un gesto vale más que mil palabras)
  • Su “especial” criterio de selección que lo lleva a recibir con sonrisas y brazos abiertos a Hebe de Bonafini -¿le habrá provisto de una bacinilla por las dudas?- a Estela de Carlotto, a Milagro Sala, a Cristina, a Maduro, a Fidel y Raúl Castro, a Moreno y su esposa la carterista de Balvanera, pero se niega a recibir o saludar a Margarita Barrientos…
  • Vale también recordar que en su visita a Cuba se deshizo en elogios hacia el cruel asesino Fidel Castro a quien saludó a los besos y abrazos, pero se negó a recibir a las “Damas de Blanco” que no son otras que esposas, hijas o madres de presos políticos encarcelados y torturados por el “grave” hecho de pensar diferente a los postulados de Fidel.

Sin embargo, algo debo reconocer en Francisco y es su coherencia. Su silencio sobre los presos políticos de Cuba, así como las violaciones a los Derechos Humanos y su rechazo a recibir a las Damas es el mismo sentimiento y modo de actuar respecto a nuestros presos políticos, soldados, civiles y sacerdotes encerrados en crueles y miserables celdas en base a simples denuncias de testigos mentirosos, acusados por fiscales corruptos y encarcelados por jueces prevaricadores.

Sabe bien Francisco, cómo no lo va a saber, que ni el Estatuto de Roma ni la Constitución Nacional, ni los principios generales del derecho, permiten que se aplique la ley penal en forma retroactiva. Y eso es lo que se viene haciendo a partir de la política de odio y venganza que Néstor Kirchner y herederos han llevado a cabo. Tampoco pasados los 70 años se les permite el arresto domiciliario, tampoco la excarcelación pasado un tiempo procesal sin dictar sentencia…

En una palabra, que estamos bajo un régimen perverso en cuanto a la situación de nuestros presos políticos, soldados que defendieron la Patria de los intentos comunistas financiados y entrenados por Cuba y la URSS, cientos de los cuales murieron por falta de atención y abandono, pese a ser mayores de 80 y 90 años…

Gracias a ellos hoy sigue flameando la celeste y blanca en nuestro suelo.

¿Pero alguien escuchó al Papa Francisco volcar una palabra de piedad, de misericordia, de perdón?

Yo tampoco…

Por eso me gustaría saber con tiempo para cuándo tiene pensado viajar a nuestro país, así cruzo el charco y me paso unos días en la entrañable Colonia del Sacramento, no quisiera compartir el suelo con el Papa.

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