Por José M. García Rozado.-

El debate de ideas aún no se ha dado, y el próximo debate presidencial pactado y aceptado para el próximo domingo 15-N debe ser la oportunidad para que Daniel y Mauricio den a conocer sus propuestas sobre política exterior y sobre la defensa nacional. Han transitado excesivamente sobre economía, salud y muy poco de educación pero de ambos temas que me preocupan -como a una inmensa mayoría de argentinos- no han hablado ni una palabra, salvo generalidades sobre narcotráfico y narcolavado.

Los equipos de trabajo de los candidatos presidenciales, Mauricio Macri (Cambiemos) y Daniel Scioli (Frente para la Victoria) se reunieron ayer miércoles 4/11, con los organizadores de la organización no gubernamental «Argentina Debate» para definir el orden de temas y sortear los turnos en los que los candidatos deberán exponer. En el encuentro que se realizó en la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires, con escribano público, quedó dispuesto que Macri abrirá la exposición y Scioli tendrá a cargo el cierre. El debate está previsto para el próximo domingo 15/11 a las 21 horas en esa casa de estudios, dependiente de la Universidad de Buenos Aires. Hasta allí se acercaron los colaboradores de ambos candidatos para firmar el manual de estilo del debate presidencial de cara al balotaje del próximo 22. ¿Qué temas se discutirán? Los temas que se desarrollarán serán: “desarrollo económico y humano; educación e infancia; seguridad y derechos humanos y fortalecimiento democrático”. De acuerdo a lo informado en el sitio Argentina Debate, en representación del candidato oficialista, se acercó Juan Cuorel y Carlos Gianella; y por el frente Cambiemos se presentó Miguel de Godoy. También estuvieron los miembros del Comité Estratégico de Argentina Debate: José Octavio Bordón y León Arslanián; Mónica Pinto, decana de Derecho y Alberto Dalla Vía, juez de la Cámara Nacional Electoral.

La modalidad está pensada para que cada candidato exponga sus propuestas y formule preguntas a su contrincante. En el sorteo también se definieron las salas que ocuparán los candidatos y sus asesores en las horas previas al encuentro y durante los cortes. Tal como ocurrió en la pasada edición del debate presidencial, los moderadores serán Rodolfo Barilli, Luis Novaresio y Marcelo Bonelli. Como vemos este seudo debate vuelve a ser más de lo mismo, o sea una exposición de buenas ideas pero no un debate, dejándose fuera temas importantísimos como política exterior y su inserción en el mundo (algo bastardeado por el cristikirchnerismo), tanto como la política de defensa nacional con gravísimas connotaciones sobre recursos naturales, hipótesis de conflicto y mantenimiento de la soberanía nacional y su inserción regional, continental y del área sur mundial.

Pareciera que volvemos a encerrarnos en el cortoplacismo imperante en la última dékada, sin mirar la composición y las realidades mundiales en el mediano y largo plazo, volviendo a dejar de lado toda inquietud o referencia acerca de la Argentina en el mundo y la defensa de su integridad, sus recursos naturales y la potencialidad de los enemigos de la Patria (la narcoguerrilla, el narcolavado y el tráfico de estupefacientes, así como la presencia colonial de una potencia extranjera en nuestro suelo nacional). Ante el hecho consumado del “debate” volvemos a olvidar que es fundamental conocer las respectivas visiones y propuestas que superen el corto plazo y la emergencia, y se aboquen a explicarnos la “política exterior” que visualizan, así como la “política de defensa nacional”. A tal fin debieran haberse incluido un repertorio de preguntas que condujera a muchas mayores precisiones en ambas materias, nunca tocadas ni siquiera de refilón por ambos candidatos.

En materia de “política exterior” existen por lo menos 4 tableros para facilitar el intercambio de ideas: el 1º. Es el “internacional”, porque los remite a las relaciones específicamente interestatales para develar el fenómeno de la influencia y riqueza emergente de Occidente y el Norte (EEUU y Europa) hacia Oriente y el Sur (China, Irán); pues toda transición de poderío produce incertidumbre, tensiones y pugnas como lo confirman artículos anteriores sobre el cambio del Imperio estadounidense por el Imperialismo chino, ruso o incluso el brasileño. La historia del auge y del declive de las naciones o de los imperios cómo son consideradas: ¿Scioli y Macri cual creen que en ese contexto es mejor para nuestros intereses nacionales? ¿Cuáles son los realineamientos que más nos convienen: uno con EEUU y Europa, o un acoplamiento más activo del que ya existe con China (donde se han incluido extraterritorialidades inaceptables) o acciones más flexibles, donde prevalezcan vectores geográficos múltiples y con eje fundamental en Latinoamérica?

¿Qué señales y decisiones concretas se llevarán a cabo en el primer semestre en la dirección de alguna de las tres opciones? Y algo que muy pocos relacionan y plantean con la seriedad necesaria -por simple desconocimiento, por incapacidad manifiesta o por razones antinacionales-: ¿Cómo armonizarán ambos candidatos “la diplomacia y la defensa nacional” a los imprescindibles fines de mejorar, robustecer y ampliar la inserción de la nación en este escenario complejo y cambiante? El 2º tablero es “el mundial” en el que además de contar los actores estatales, también deberán contar los actores no gubernamentales -desde las corporaciones grandes o medianas y/o chicas- multinacionales o regionales y los movimientos políticos e ideológicos de alcance regional y extracontinental hasta ONGs y/o grupos criminales -terrorismo, narcos, tráfico de personas, etc.- transnacionales. En esta “globalización asimétrica” con altísima desigualdad en los senos nacionales, así como la proliferación de retos multifacéticos donde el manejo en el uso de la fuerza encuentra cada vez más “límites y contradicciones” que constituyen realidades insoslayables y que deben ser atendidas.

Es imprescindible conocer, si realmente nos importa la Patria y el futuro nuestro, de nuestros hijos y de nuestros descendientes ¿cuál es el papel que Scioli y Macri le asignan a la ciencia y la tecnología aplicada -en el ámbito civil y el militar dentro del esquema de “producción para la defensa”-, así como cuál es el “modelo productivo” y cual el rol del empresariado nacional, para hacerle frente a las oportunidades, retos y dificultades derivadas de la actual globalización? También es de vital importancia conocer de primera mano cuáles son las posturas de ambos candidatos respecto de la región y de las extra-regionales en temas como las drogas ilícitas, el deterioro ambiental, el terrorismo islamista-fundamentalista, la especulación financiera, la trata de personas y en especial de niños o de órganos, las crisis humanitarias, los conflictos en América Latina (violaciones constitucionales y de pautas en el Mercosur y la Unasur de gobiernos como el venezolano, el ecuatoriano o el mismo boliviano) y, el resto del mundo, entre otros como la presencia del EI en la Triple Frontera, los narcos en las fronteras con Bolivia, Paraguay y Brasil, o la presencia británica en el Atlántico Sur.

El 3er. Tablero es el “institucional”, donde debemos conocer las ideas y proyectos de ambos candidatos respecto al estado de las organizaciones y regímenes globales; incluyéndose las entidades y los acuerdos internacionales por ser claves para limitar arbitrariedades de los poderosos, crear mecanismos de coordinación, incentivar la justicia y lograr acuerdos eficaces para la Patria. En este punto es importante conocer cuál es la postura de ambos respecto de la actual situación de “sumisión de nuestra Constitución Nacional” respecto de tratados y acuerdos o pactos internacionales, que “condicionan agraviando a nuestra Ley madre”. En este sentido es importante conocer la opinión sobre: ¿qué lugar ocupará el multilateralismo, el derecho y el regionalismo en la “política exterior” y en la “política de defensa nacional” de uno u otro contendiente a la Presidencia de la Nación y en cuales asuntos específicos concentrará, prioritariamente y específicamente, su atención tanto la “diplomacia argentina”, como “las fuerzas armadas de la nación”?

¿Se profundizará o reorientará la política nacional e internacional de la nación en derechos humanos, para salirse del corsé de seguir mirando éstos como la judicialización de la lucha fratricida de los 70 (con aberraciones constitucionales como la “derogación parcial y sesgada del perdón presidencial” otorgado por el ex presidente Menem en uso de facultades propias y no judicializables expresamente calificadas en la Constitución Nacional de 1858 y la reforma de 1994), dejando de mirar la exclusión y el hambre de millones de argentinos -y de pueblos originarios específicamente- desconociéndolos como derechos humanos básicos y prioritarios? Es también fundamental que los argentinos les exijamos a ambos candidatos su opinión sobre si Argentina durante su mandato firmará con la Organización Internacional de Energía Atómica un Protocolo Adicional en materia nuclear (“que nos condicionaría gravemente en nuestro desarrollo” en la materia) o si seguirá compartiendo una “posición conjunta con Brasil” en ese tema robusteciendo la Agencia Argentino-Brasileña (Brasileño-Argentina) de Contabilidad y Control de Materiales Nucleares. En materia de política exterior y de defensa nacional ¿cómo y en qué dirección se redefinirá el MERCOSUR, ámbito y mecanismo sobre el cual existe una coincidencia extendida respecto a su prolongado estancamiento o retroceso?

El 4º tablero es el “interno” y al vinculado entre la política doméstica y la externa; donde debemos aclarar que tanto respecto de política exterior como de defensa nacional “las mejores políticas comienzan por “una buena” política interna”. Y tanto una “buena diplomacia” como unas “buenas fuerzas armadas” se despliegan a partir de una Cancillería de excelencia y altamente profesionalizada, así como de fuerzas armadas racionalizadas, altamente especializadas y capacitadas y tecnológicamente equipadas. Así: ¿Cómo conciben Scioli y Macri el diseño de la política exterior y la de defensa nacional de la Nación? Verdaderamente ¿cómo conciben y suponen se construirá el consenso posible y el deseable en dichas materias en el marco del federalismo argentino y “sin mayorías legislativas” para su mandato presidencial? ¿Bajo cuales mandatos, principios y prácticas se ordenará el tema “Malvinas, Atlántico Sur y Antártida” y la presencia de una potencia colonial? Y fundamentalmente porque de aquí deviene la verdadera intención del candidato: ¿de qué manera y con “cuantos recursos” buscará dotar al Ministerio de Relaciones Exteriores y al de Defensa con un cuerpo de funcionarios acorde con las realidades y necesidades del siglo XXI?

Como vemos, estamos “a las puertas” de tener la gran oportunidad (aunque por el temario elegido no parece ser así) del primer debate presidencial completo -al anterior le faltó un integrante- de la Argentina; esta debería ser una ocasión especialmente importante para que el futuro presidente explicite su visión no sólo del corto plazo y la coyuntura sino la del mundo y del lugar que pretende tenga la Patria en el contexto regional, continental y extra-continental.

Share