Por Ricardo Bustos.-

Hoy nos informan desde la UCA (Universidad Católica Argentina), una de las pocas entidades privadas que se aproximan a la realidad de los infernales números que gobiernan la situación social por la que atraviesa el país, que ha crecido la pobreza hasta llegar a los 13 millones de ciudadanos quienes se encuentran debajo de esa línea.

Si bien es cierto los argentinos no sabemos cuál es la certeza en los números que se publican porque hace muchos años no sabemos de números confiable y tampoco tenemos estadísticas en ningún tipo de actividades ya que todavía no fuimos informados sobre lo que ocurrió con aquel tan promocionado censo del año 2010 cuando pasaban por nuestros domicilios damas o caballeros previamente identificados con una credencial y chaleco y nos dejaban pegada en la puerta del domicilio la famosa oblea, comprobante oficial de la encuesta vacía de todo contenido.

Que hay pobreza e indigencia y nos golpea el alma, no es ninguna novedad y mucho menos que nos lo recuerden como noticia de último momento en todos los medios. Nadie sabe cuántos ciudadanos somos. La ex casi reina le hablaba todos los días por cadena nacional a 40 millones de argentinas y argentinos y creo que eso formaba parte de la gran mentira nacional. Para no comprometer a nadie inclusive a mí, puedo asegurar que el relato no tiene nada que ver con la realidad y a las pruebas me remito. Conozco a una adolescente que hace dos años, mientras asistía a la escuela secundaria fue mamá y ahora hace unas semanas trajo al mundo a su segundo hijo. Apenas a unos metros de mi vida cotidiana tengo cientos de ejemplos como el mencionado y no juzgo absolutamente a nadie por lo que acontece, aunque si tuviéramos alguna estadística seria comprenderíamos que hay más pobreza porque cada día llegan a la vida en nuestro país, miles de criaturas que no tienen su presente asegurado porque sus padres tampoco lo tienen y sus abuelos dejaron de luchar cuando vieron que las posibilidades de progreso eran nulas por su falta de conocimientos y actualización que los dejó dentro del sistema que nos va devorando a todos si no solucionamos los problemas sin esperar siempre ayuda del Estado.

Somos hipócritas y no lo reconocemos porque es mas fuerte que nosotros aceptar la derrota cultural que nos puso los pies sobre la cabeza.

Desde el día 1 hasta el 10 de cada mes, se hace insoportable intentar concurrir a un cajero automático para sacar algún poco de dinero efectivo. Son 18 millones de planes sociales que inundan de tarjetas los bancos en todo el país. En esas mismas colas de ciudadanos pobres que sólo reciben ayuda estatal, encontramos en su gran mayoría mujeres jóvenes con sus pequeños en brazos o embarazadas y solas, sin siquiera la compañía de algún hermano o padres. En sus manos, grandes celulares de última generación que superan los $ 5.000 (los más económicos) y estacionadas en la vereda, sus motos nuevas que todos sabemos cuestan mas de $ 20.000 la más barata. Esa gente joven, aún no siendo culpable de la vida que le ha tocado en suerte, tampoco hace nada para intentar salir de ese descarnado «voto cautivo» de todos los dirigentes políticos.

Nos dicen que bajó el consumo de leche en un 25% pero nos ocultan que aumentó la venta de cerveza en un 50% (especialmente en las damas) y eso significa que están abandonando a las criaturas en sus cuotas necesarias de alimentos con el consiguiente deterioro que ello produce en el crecimiento de las mismas.

Hemos visto en las pantallas del televisor el día internacional de la mujer, como se comportaba un nutrido grupo de defensoras de sus derechos frente a la Catedral de la Ciudad de Buenos Aires, cometiendo todo tipo de atropellos físicos y morales hacia quienes no piensan como ellas. Pretendemos que nuestro país cambie y estamos haciendo todo lo contrario para que ello ocurra. Los gremialistas de cualquier ideología, andan sin rumbo por las calles cortando rutas, gastando dinero en actos multitudinarios, haciendo la vida imposible a millones de argentinos que también la están pasando muy mal. En sus discursos de barricada dicen hacerlo en nombre y defensa de los trabajadores argentinos. En esos representantes sindicales y sus familias, no vamos a encontrar algún resumen de tarjeta de crédito en donde se abone solamente el pago mínimo, es mas, muchos ni saben cuanto gastan por mes porque los dineros los administran sus laderos de confianza. El «líder» de los paros docentes bonaerenses, Roberto Baradel, además de tener un auto importado de alta gama para él y otro más pequeño para que sus familiares «hagan los mandados», tiene una casa que muchos docentes no pueden comprar, pero en sus discursos, dice que la oligarquía y el neo liberalismo están destruyendo el tejido social del país.

Estamos mal en economía, salud, cultura y educación, comportamiento humano, tolerancia, seguridad y tanto mas que no viene al caso mencionar, pero solamente con esto alcanza y sobra para comprender el origen de todos nuestros males.

«No basta decir solamente la verdad, mas conviene mostrar la causa de la falsedad.» Aristóteles (384 AC-322 AC), filósofo griego.

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