Por Luis Américo Illuminati.-

Dijimos en otra nota que «empatía» -ponerse en lugar del otro- es un nombre que no va con ningún político argento. Si la tuvieran tendrían que reducirse sus abultados salarios, emolumentos y honorarios o donar una parte a los comedores comunitarios de los barrios carenciados. Tanta guita que cobran para no hacer un carajo y encima contribuyen al hundimiento del Titanic argentino.

El Sr. Manes encuadró la gestión de Macri como «populismo institucional» y le recomienda que reflexione. ¿Cuál es nuestro punto de vista al respecto? Pues bien, independientemente de las capacidades -o de la falta de ellas- de los nombrados, yo creo que lo que les hace falta a todos los políticos es un poco de grandeza. Unos por hablar de más, otros por hablar de menos, ninguno ha propuesto una metanoia, es decir, un cambio de vida y mentalidad, un viraje de 180 grados. Basta de discursos huecos, con mensajes que son grafittis, frases que son como envoltorio de caramelo. Basta de frivolidad, de aturdimiento, de vida sórdida y de comparsas delirantes.

Hay que tomar conciencia que se acabó el paseo psicodélico por el «parque de diversiones» donde pasamos por los autos chocadores, el tren fantasma y la montaña rusa y que por una trampa disimulada en el suelo hemos ido a parar a la cloaca como por un tubo y las olas nos han llevado a flotar en el mar en medio de la noche. Si la luz de un faro desde tierra o un barco no nos divisa, entonces para salvarnos nos tendrán que salir aletas y branquias como a los peces.

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