Por Germán Mon.-

En breves palabras, a la imaginaria sombra del ombú, tomando mate, intentaré vislumbrar la situación política. Para que a plena luz del día y casi por simple deducción, apreciar el estado de simulación, falsedad y calumnia a que nos llevaron y sometieron, quienes desde el peronismo, el kirchnerismo, el cristinismo (o como se lo quiera llamar), nos prometieron el caos. (supuesto Decálogo para la Toma del Poder, escrito por Lenin, 1913).

En la etapa comprendida entre 1943 y 1946 se produjeron importantes cambios en la situación política y social de nuestro país. El cambio transformador se hizo presente entre nosotros, en el pensamiento de Juan Domingo Perón (1895-1974). Un pensamiento revolucionario, abarcativo y a la vez sintético, de la historia y la cultura de nuestro continente. Son pocos los pensadores que han penetrado de manera tan fresca, natural y expresiva en las entrañas de su pueblo, como lo hiciera Perón.

La perdurabilidad y permanencia de Perón reside, precisamente, en esa inmanente comprensión hacia los humildes. En su particular, estimo, del sentir el sufrimiento de un pueblo. Perón no fue un presidente más. La sumatoria de eventos imponderables que afrontó, lo transformó en un hito latinoamericano. Marcó un estilo en la búsqueda del bien común, la solidaridad al necesitado, construir política con sensibilidad social, etc. Sin temor a equivocarnos, podemos decir que fue un soñador de causas atiborradas de fe.

Eso es el Peronismo, el ideario de Perón y Evita (1919-1952) cristalizado por ellos mismos. Tiene que ver con su personalidad de Líder y con lo que él representa; interpretado a su vez por cada uno de nosotros. Por eso el peronismo es un personalismo, un liderazgo, una individualidad. Representa una forma de pensar, de ver y de sentir la vida que ha sido despreciada por sus adversarios e idealizada por sus seguidores. Hoy día, en muchos de sus seguidores que alcanzaron posición de mando, una estilo de conducción extremadamente personalista y que suele presentar escasa estructura organizacional.

El justicialismo es otra cosa. Representa la ideología y el movimiento fundados en 1945 por Juan Domingo Perón. El Justicialismo es el resultado de un conjunto de ideas y valores que no se postulan; se deducen y se obtienen del ser de nuestro propio pueblo: nacional, social y cristiano. El verdadero pensamiento filosófico de Perón y por el cual debemos trabajar.

El pensamiento justicialista en ojos de quien intentamos seguirlo, es muy coherente y nació respondiendo a coyunturas políticas ciertas y determinadas. Representa la búsqueda de respuestas a las necesidades del país, de ayer, de hoy y de siempre. Filosóficamente, sus principios se encuentran en el discurso leído por Perón en 1949, al clausurar en Mendoza el Congreso Internacional de Filosofía: “Una Comunidad Organizada”. Un movimiento que surge desde lo social y avanza hacia lo individual, retroalimentándose, en permanente equilibrio. El ser humano es el centro de la organización socio- política. El individuo incrementa su valor como miembro libre de la comunidad. Tiene una concepción humanista y cristiana. Cree en un hombre hecho a imagen y semejanza de Dios; portador de valores trascendentes y con una inmanente dignidad, acorde a la concepción religiosa que nos ha definido y caracterizado como sociedad. Lleva su concepción lógica al Estado y la política. El orden social surge del trabajo productivo. Por eso el Justicialismo comenzó realizando una “reforma social” (la legislación laboral, 1943), asegurada por la “reforma económica” (1946) que reorganizó la economía y las finanzas, como forma de alcanzar un resultado que permita financiar las reformas sociales que buscaba. Para el Justicialismo, el planeamiento, desde su visión macroeconómica es de suma importancia: dos planes quinquenales (el primero período 1947-1952; el segundo período 1953-1958); un plan trienal para la reconstrucción y la liberación nacional (período 1974-1977). La planificación económica del Estado es la que permite alcanzar la tan mentada, justicia social. Por último, la “reforma política”, mediante la Constitución de 1949 se adecuó el Estado y las instituciones; en su Declaración de Derechos y Garantías se incluyeron tres derechos (del trabajador, de la familia y de la ancianidad) enunciados como derechos humanos de cumplimiento obligatorio (aunque algunos crean que nacieron a partir de 1976). Finalmente, su actualización doctrinaria, presentada en 1974 -poco antes de su partida física-; el “Modelo argentino para el proyecto nacional”, donde Perón proyecta su pensamiento acorde a los tiempos por venir.

Por supuesto, están los que odian el justicialismo. (ver CFK en Agencia DyN y Télam del 18/10/2012).

No obstante ello, están dadas las condiciones para que el Justicialismo que tiene una ética y una estética modernas, supere al peronismo, que exhibe un estilo pre-moderno (pasado de moda); y logre llevar a la Argentina a ser competitiva en el mundo. Cuenta con dirigentes que saben cómo conducir y gestionar lo público, en un contexto globalizado. Sergio Massa, Juan Manuel Urtubey, Cristian Ritondo, son algunos de ellos.

Ganó el PRO. Ganó Macri. Todo el poder: la Ciudad de Buenos Aires, la Provincia, la Ciudad de La Plata, la Nación.

Mauricio Macri prometió una política con gestión eficaz y la gente lo voto. En 10 años creó un partido político, gobernó la ciudad y le gano al kirchnerismo y al peronismo del conurbano. Macri dice que se va a concentrar en lo concreto y comprobable. Estabilizar la macroeconomía, que el país vuelva a crecer, mejorar la seguridad pública, llevar a cabo las obras estructurales demoradas por décadas. Mejorar la vida de los argentinos. Macri dijo que “…las banderas del peronismo son las correctas pero los que gobiernan con su nombre cumplieron muy poco…” (La Nación, 1 de julio de 2015.)

Macri se ubica políticamente como una propuesta superadora de los antagonismos ideológicos, a partir de una nueva concepción sustentada básicamente en la gestión y con la legitimidad que da el apoyo mayoritario del pueblo argentino. Piensa llevar adelante los sueños de justicia, de libertad y de dignidad de todos los habitantes de nuestro querido país. Tal vez sea Justicialista y no lo sepa. Mucho no importa. Empecemos. ¡Bienvenido!

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