Por Alfredo Nobre Leite.-

Llama la atención que ante el proyecto del Poder Ejecutivo de modificar el Régimen Peal Juvenil y de encarar el grave problema de los jóvenes, llamado «ni-ni- (no estudian ni trabajan), que por su edad son pasto del consumo de drogas y dealers, que roban y matan para conseguir el estupefaciente, reduciendo la imputabilidad del menor de 16 a 14 años, haciéndoles responsables de sus actos, la diputada del GEN, Margarita Stolbizer, por su ideología, lo critique que «La baja de imputabilidad para que un pibe (¿?) de 14 años vaya preso también es una medida populista y demagógica», sugiere una solución a largo plazo de «mejorar la educación secundaria» (and just now, what?: ¿y ahora qué), cuando la situación es candente y hay que atacarla ya.

En este sentido, le sugiero escuche la voz de la sensatez, el presidente del Colegio de Abogados de la Ciudad de Buenos Aires, Guillermo Lipera, que manifestó estar «de acuerdo» con la idea de bajar la edad de imputabilidad de 16 a 14 años, y explicó que «no es lo mismo un chico de 14 hoy que hace 30 años», que lo sabemos todos por la peligrosidad como actúan y viven, menos, evidentemente, para Stolbizer, por su -repito- ideología.

El abogado Lipera advierte que «un menor que va a un instituto reformatorio sale peor, ahí lo preparan para delinquir más», y se refirió «a los fiscales primero que nada, con una jefa (refiriéndose a la procuradora Alejandra Gils Carbó) que incumple la ley, viene con una teoría «zaffaroniana» (de Enrique Raúl Zaffaroni), «donde todo sistema penal está armado para proteger al que tiene y desproteger al que no, con lo cual encuentran ahí una justificación cada vez que hay un delito»; y abundando que «la mayoría de los jueces y fiscales tienen eso en la cabeza pero eso no es garantismo, es abolicionismo». Además, que «Como el Estado incurre en desigualdad a la hora de fijar los tipos penales, sólo pueden ir presos las personas pobres que comenten delitos, de manera que el juez cumple la función de igualar la desigualdad que establece el legislador, incumpliendo la ley y dejando al delincuente en la calle».

Recordemos que Zaffaroni, sospechado de proxenetismo, que en seis departamentos de su propiedad se ejercía prostitución, que no podía ignorar, y como camarista llegó a decir que una fellatio forzada por un pervertido a una menor en la oscuridad era educativa; que un automóvil estacionado en la calle y robada, había sido abandonado por el propietario, y de esa manera liberaba al delincuente, y, usualmente, pensaba «cómo hago para que se zafe» un delincuente por un delito cometido.

En todo ello se ignora el principio de igualdad ante la ley y que cada justiciable se le debe dar lo que le corresponde (en el presente caso la pena por delito cometido).

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