Por Hernán Andrés Kruse.-

El 27 de octubre de 2010 el país se conmocionó con la noticia: el ex presidente Néstor Kirchner moría en el sur argentino de un ataque al corazón. Tenía 60 años. Había sido presidente de la nación entre el 25 de mayo de 2003 y el 10 de diciembre de 2007. Llegó a la presidencia de casualidad. Luego de la tragedia de la estación Avellaneda en junio de 2002 el por entonces presidente Eduardo Duhalde decidió adelantar las elecciones presidenciales para abril de 2003. Tenía delante suyo dos grandes desafíos: a) elegir a un sucesor que fuera potable tanto para el establishment local como, fundamentalmente, para el establishment internacional; b) impedir que su enemigo íntimo, Carlos Menem, retornara a la presidencia. Carlos Reutemann, por entonces gobernador de Santa Fe, era el candidato natural ya que reunía todas las condiciones requeridas para ser aceptado por el orden estatuido. El plan de Duhalde naufragó por la negativa del “lole” a ser el nuevo presidente de la nación. Lejos de bajar los brazos, Duhalde habló con otros potenciales delfines que, por diversas razones, no lograron transformarse en la mejor alternativa apetecida. Sin candidatos a la vista Duhalde terminó por bendecir la candidatura de Néstor Kirchner, por entonces gobernador de Santa Cruz. En aquel momento Kirchner era prácticamente un desconocido para la inmensa mayoría de la población pero tenía una cualidad muy valorada por Duhalde: era enemigo de Menem. Las elecciones presidenciales tuvieron lugar el 27 de abril de 2003 resultando vencedor Carlos Menem. Pero como no logró reunir la suficiente cantidad de votos para sortear el temido balotaje decidió no presentarse a la segunda vuelta antes de pasar un papelón histórico. Fue así como Néstor Kirchner asumió el 25 de mayo de 2003 con tan solo el 22% de los votos que había sacado en la primera vuelta.

Ese día Néstor Kirchner pronunció uno de los mejores discursos dados por un presidente argentino ante la Honorable Asamblea Legislativa. He aquí algunos de sus párrafos más salientes: “(…) Por mandato popular, por comprensión histórica y por decisión política, ésta es la oportunidad de la transformación, del cambio cultural y moral que demanda la hora. Cambio es el nombre del futuro” (…) “Concluye en la Argentina una forma de hacer política y un modo de cuestionar al Estado. Colapsó el ciclo de anuncios grandilocuentes, grandes planes seguidos de la frustración por ausencia de resultados y sus consecuencias: la desilusión constante, la desesperanza permanente” (…) “Un gobierno no debe distinguirse por los discursos de sus funcionarios, sino por las acciones de sus equipos” (…) “Se trata de cambiar, no de destruir; se trata de sumar cambios, no de dividir. Cambiar importa aprovechar las diversidades sin anularlas” (…) “Hay que reconciliar a la política, a las instituciones y al gobierno con la sociedad” (…) “En nuestro proyecto ubicamos en un lugar central la idea de reconstruir un capitalismo nacional que genere las alternativas que permitan reinstalar la movilidad social ascendente” (…) “Basta ver cómo los países más desarrollados protegen a sus trabajadores, a sus industrias y a sus productores. Se trata, entonces, de hacer nacer una Argentina con progreso social, donde los hijos puedan aspirar a vivir mejor que sus padres, sobre la base de su esfuerzo, capacidad y trabajo. Para eso es preciso promover políticas activas que permitan el desarrollo y el crecimiento económico del país, la generación de nuevos puestos de trabajo y la mejor y más justa distribución del ingreso. Como se comprenderá el Estado cobra en eso un papel principal, en que la presencia o la ausencia del Estado constituye toda una actitud política” (…) “Queremos recuperar los valores de la solidaridad y la justicia social que nos permitan cambiar nuestra realidad actual para avanzar hacia la construcción de una sociedad más equilibrada, más madura y más justa” (…) “Es el Estado el que debe actuar como el gran reparador de las desigualdades sociales en un trabajo permanente de inclusión y creando oportunidades a partir del fortalecimiento de la posibilidad de acceso a la educación, la salud y la vivienda, promoviendo el progreso social basado en el esfuerzo y el trabajo de cada uno” (…) “La calidad institucional supone el pleno apego a las normas y no una Argentina que por momentos aparece ante el mundo como un lugar donde la violación de las leyes no tiene castigo legal y social. A la Constitución hay que leerla completa. La seguridad jurídica debe ser para todos, no solamente para los que tienen poder o dinero” (…) “Gobernabilidad no es ni puede ser sinónimo de impunidad. Gobernabilidad no es ni puede ser sinónimo de acuerdos oscuros, manipulación política de las instituciones o pactos espurios a espaldas de la sociedad” (…) “Cambio responsable, calidad institucional, fortalecimiento del rol de las instituciones con apego a la Constitución y a la ley y fuerte lucha contra la impunidad y la corrupción deben presidir no sólo los actos del gobierno que comenzaremos, sino toda la vida institucional y social de la República” (…) “Pero es imprescindible advertir que la tragedia cívica del clientelismo político no es producto de la asistencia social como gestión del Estado, sino de la desocupación como consecuencia de un modelo económico” (…) “Una sociedad como la que queremos promover debe basarse en el conocimiento y en el acceso de todos a ese conocimiento” (…) “La igualdad educativa es para nosotros un principio irrenunciable” (…) “La sabia regla de no gastar más de lo que entra debe observarse. El equilibrio fiscal debe cuidarse. Eso implica más y mejor recaudación y eficiencia y cuidado en el gasto. El equilibrio de las cuentas públicas, tanto de la Nación como de las provincias, es fundamental. El país no puede continuar cubriendo el déficit por la vía del endeudamiento permanente ni puede recurrir a la emisión de moneda sin control, haciéndose correr riesgos inflacionarios que siempre terminan afectando a los sectores de menos ingresos. Ese equilibrio fiscal tan importante deberá asentarse sobre dos pilares: gasto controlado y eficiente, e impuestos que premien la inversión y la creación de empleo y que recaigan allí donde hay real capacidad contributiva” (…) “Debemos asegurarnos la existencia de un país normal, sin sobresaltos, con el sector público y el sector privado cada uno en sus respectivos roles. Hay que dotar a la República Argentina de buena administración, gobernabilidad, estabilidad con inclusión y progreso social y competitividad” (…) “Al contrario del modelo de ajuste permanente, el consumo interno estará en el centro de nuestra estrategia de expansión” (…) “Vengo a proponerles un sueño: quiero una Argentina unida, quiero una Argentina normal, quiero que seamos un país serio, pero, además, quiero un país más justo” (fuente: Cuadernos de la militancia, “Discursos del presidente Néstor Kirchner 2003/07 (primera parte), ediciones Punto Crítico).

El presidente de la nación arremetió contra los pilotos de Aerolíneas Argentinas por su reclamo salarial. En un momento expresó que el costo semanal de AA equivale a dos jardines de infante, instalando la idea de que el dinero que se emplea para su funcionamiento podría tener otro destino más importante. Ese discurso fue el utilizado por el entonces presidente Carlos Menem para llevar a cabo las privatizaciones de los ferrocarriles y de la propia empresa de aviación. Cuando presidía la jefatura de gobierno porteña Macri reconoció que era partidario de vender la compañía, pero como una buena parte de la sociedad estaba en contra de esa idea se vio obligado a modificar su discurso en la última campaña electoral. Ahora pretende que deje de dar pérdidas o incluso que sea rentable, algo que resulta difícil de materializarse teniendo en cuenta el complejo contexto económico actual. Durante un acto en la quinta de Olivos el presidente sostuvo que “nos hemos comprometido a que esa empresa, que es nacional por decisión de los argentinos, tiene que funcionar dando el mejor servicio y en un período de dos años lograr que no le cueste nada a los cordobeses, tucumanos, chubutenses, como nos ha costado”. Y agregó: “Aerolíneas Argentinas nos cuesta dos jardines de infantes por semana. Tenemos que construir tres mil jardines para que todos los chicos de tres a cinco años tengan la posibilidad de recibir la mejor preparación antes de entrar al colegio”. Mariano Recalde, ex presidente de AA, al ser consultado por Página 12, expresó: “lo grave de las declaraciones de Macri es que él ve al transporte aéreo como un gasto y en ningún momento toma en cuenta el impacto positivo que genera la aerolínea de bandera en el producto bruto interno, al incentivar el turismo y la actividad económica en general”. Que AA deje de dar pérdidas en un período de dos años es un objetivo para nada inalcanzable. En 2015 sus vuelos de cabotaje arrojaron superávit y logró bajarse el déficit en 160 millones de dólares luego de contabilizarse los vuelos internacionales. Recalde había proyectado para 2016 un achicamiento del pasivo del orden de los 40 millones y un superávit operativo en 2017. Sin embargo, hoy todo se complicó a raíz de la recesión económica generada por el propio gobierno de Cambiemos. Además, la política de desregulación dio lugar a un escenario más competitivo que le restó mercado a la compañía en los lugares de mayor rentabilidad. Recesión económica por un lado y desregulación por el otro provocaron el incremento del déficit de la compañía, lo que torna muy complicado alcanzar el superávit en el período señalado por Macri (dos años), salvo que el primer mandatario tenga en mente recortar rutas y despedir trabajadores (fuente: Fernando Krakowiak, “Preparando el aterrizaje forzoso”, Página 12, 27/10/016).

El oficialismo lejos está de haber abandonado la cruzada contra Alejandra Gils Carbó. Desde sus propias entrañas ratifican que el gobierno insistirá en el camino legislativo para sacarla de la cancha definitivamente. Esta reacción se produjo inmediatamente después de que Elisa Carrió se pronunciara a favor del juicio político, lo que hizo frenar la iniciativa de Cambiemos. En estos momentos el macrismo decidió retomar el acuerdo con un aliado que es fundamental para lograr la aprobación del proyecto: el Frente Renovador. En este sentido, cobran especial relevancia dos conocidos juristas, Ricardo Gil Lavedra y Jorge Reinaldo Vanossi, quienes están en permanente contacto con Carrió. El gobierno está intentando mostrar al duro traspié sufrido en Diputados como una suerte de “impasse” para alcanzar un consenso fundamental para lograr el desplazamiento de Gils Carbó. La tarea no se presenta tan sencilla porque a los legisladores massistas no les causó ninguna gracia la decisión de Cambiemos de dar marcha atrás con el dictamen. Graciela Camaño, vocera del bloque massista, expresó que el Frente Renovador había decidido retirar el quórum hasta tanto Cambiemos logre la unificación de su discurso. El oficialismo necesita los votos massistas para insistir con el tratamiento de la ley en Diputados. De ahí su decisión de proponer que el texto sea tratado por dos juristas de renombre y que respondan a ambas bancadas para reformular la iniciativa, los ya mencionados Gil Lavedra y Vanossi, ambos antiguos dirigentes radicales. Mientras tanto, la incontrolable Carrió no se quedó de brazos cruzados ya que en las últimas horas presentó, acompañada por varios legisladores, su propio proyecto de jury (fuente: Miguel Jorquera, “Que sí, que no y ahora que sí”, Página 12, 27/10/016).

En septiembre la actividad industrial cayó, en relación con septiembre de 2015, 8 por ciento. Según FIEL, se trata de una de las peores marcas de 2016. Los bienes de consumo durable-línea blanca y autos, bienes de capital y bienes de uso intermedio-tuvieron el desempeño más flojo. El automotor y la siderurgia fueron los sectores que más bajo cayeron. Lo peor de todo es que la industria puede seguir cayendo en los próximos meses debido a la crisis brasileña, el incremento de las importaciones y la disminución salarial. Según FIEL el tercer trimestre tuvo una caída del 6,9 por ciento en relación con el mismo período de 2015. Los bienes que más sufrieron el impacto fueron los de consumo durable (-11,2 por ciento interanual en septiembre). Son los sectores de línea blanca, equipamiento para el hogar, autos, motos, etc. Este deterioro se debe, por un lado, al impacto que la caída de los salarios reales ha provocado en el consumo, y por el otro, a la entrada indiscriminada de artículos importados que no hizo más que dañar la producción nacional. En septiembre la producción de bienes de capital disminuyó un 12,9 por ciento en relación con septiembre del año pasado, lo que evidencia que la inversión continúa desplomándose. Aquí entran a tallar la baja expectativa del empresariado y las altas tasas de interés que tornan poco atractiva las compras de equipamiento para la producción. Mientras tanto la producción de bienes de consumo no durable registró una caída del 4,1 por ciento interanual. Por su parte, la siderurgia cayó en septiembre 19,6 por ciento interanual; el sector automotor, 19,6 por ciento; la fabricación de cigarrillos, 13,1 por ciento; los químicos y los plásticos, 9,2 por ciento; los insumos para la construcción, 8,3 por ciento; y la metalmecánica, 7,3 por ciento. Por último, cabe destacar la caída de los alimentos y bebidas (-2,8 por ciento); de los textiles (-0,9 por ciento); y de la pasta y el papel (-1,6 por ciento) (fuente: “La industria, cada vez peor”, Página 12, 27/10/016).

El empleo privado bajó un 0,8 por ciento en septiembre frente a septiembre del año pasado. Los sectores más afectados por la reducción de la inversión, la apertura comercial, la caída del salario real y las menores ventas hacia Brasil, son la construcción y la industria manufacturera. Sin embargo, desde el Ministerio de Trabajo se dice que el mes pasado se registró un alza del empleo del 0,1 por ciento en relación con agosto, aunque se vieron obligados a reconocer que ese porcentaje no sirve para revertir la caída registrada desde diciembre de 2015. En las últimas horas el Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA) publicó sus últimas cifras sobre el nivel de empleo. Los datos muestran que hasta agosto se registra una caída interanual elevada pero estable del número de trabajadores en relación de dependencia (la baja es del 1,5 por ciento, es decir 92.458 puestos menos). De enero a agosto de 2016 desaparecieron 103.775 puestos formales y a partir de la asunción de Macri la caída en el sector privado fue de 124.778 empleados. Según José Francisco de Anchorena, subsecretario de Estadísticas, Estudios y Políticas Laborales, “tenemos una situación distinta a la de abril-mayo, pero todavía se requieren incrementos sistemáticos para decir que estamos mejor”. Y agregó: “La recesión y la caída del empleo son mucho más leves que las observadas durante el impacto de la crisis internacional en 2008/09, se parece más a lo que sucedió después de la devaluación de 2014”. También durante ese período los sueldos de los trabajadores registrados acumularon un alza interanual del 35,1 por ciento mientras que la inflación trepó al 43,5 por ciento, marcando una diferencia a su favor de 8,4 puntos porcentuales. Por su parte, el Instituto Estadístico de los Trabajadores, con el auspicio de la CGT y las dos CTA, estipuló que el poder adquisitivo de los trabajadores en blanco registró durante el período en cuestión una merma del 5,6 por ciento (fuente: “Empleo y salarios siguen en la lona”, Página 12, 27/10/016).

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