Por Carlos E. Viana.-

“No robarás”. Séptimo Mandamiento.

Más que excepciones

La prisión de Ignacio Da Silva es sólo la punta del témpano que vislumbra una revolución moral en el mundo hispánico. Pasemos revista: las imputaciones a Cristina Kirchner; la renuncia del Presidente Pablo Kuczynski en Perú; la investigación a Rafael Correa en Ecuador, la destitución del Presidente Manuel Zelaya en Honduras; la orden de la contaduría de devolver fondos por gastos suntuosos al Presidente de Guatemala Jimmy Morales; el proceso al hijo de la ex Presidenta de Chile Michel Bachelet por estafa; la renuncia del Vicepresidente de Uruguay Raúl Sendíc por un escándalo de corrupción; la prisión del poderoso ex ministro de Panamá Demetrio Papadimitriu; la acusación de la Corte Suprema contra ministros del gobierno anterior en El Salvador; el rechazo del referéndum para un acuerdo con el terrorismo en Colombia; la acusación por corrupción al ex Primer Ministro de Portugal Jesús Sócrates y podríamos seguir.

Revolución moral

El mundo hispánico está despertando de una larga siesta en la cual ignoró la corrupción de sus gobiernos, pero lo más importante es que esta moralización política no proviene en general del poder político, sino de los pueblos, advertidos ahora por los medios de comunicación, las redes sociales, pero también por un mayor sentido de sus valores.

Es un despertar moral que debemos observar en profundidad y que puede ser el despegue histórico de nuestras naciones, sobre los fundamentos valiosos de nuestra propia cultura.

Contraste a superar

El 8 de agosto de 1974, renunció el Presidente Nixon acusado de haber encubierto el espionaje sobre la Convención del Partido Demócrata en el complejo de Watergate. Muchos que condenaron al Presidente Norteamericano por dicho escándalo, defienden ahora al ex presidente brasileño Ignacio Da Silva, por haber sido condenado en tres instancias de la justicia brasileña, por corrupción, incluido enriquecimiento ilícito. 1.000 millones de dólares le costo a la estatal empresa y 2.000 millones de dólares en coimas por la obra pública en el escándalo Lava Jato.

Durante la presidencia de Nixon, el vicepresidente de este Spiro Agnew, debió renunciar por fallas en su declaración de impuestos.

El contraste esta a la vista, Nixon, espió a la oposición y mintió, Agnew dio una declaración de impuestos ilegal y tuvo que irse. Frente a estas faltas, los 1000 millones en Petrobras y los 2000 del Lava Jato, las acusaciones contra Nixon y Agbew, nos parecen irrelevantes, pero no es así en un estado republicano y sobre todo con hechos de corrupción. Por mucho menos de lo que se le atribuye a Lula, debieron renunciar un Presidente y un Vicepresidente de la principal potencia.

Moral republicana

Tanto Nixon como Lula, tuvieron logros populares en sus respectivos gobiernos, pero los dos cometieron graves actos ilegales. Nixon estuvo implicado en espionaje contra sus opositores y Da Silva condenado por corrupción gubernamental.

En ambos caso se violaron normas morales esenciales para un régimen republicano de gobierno.

Es de señalar que en Brasil ya hay ochenta y cuatro condenados y que ninguno es precisamente pobre. Entre ellos descuellan algunos de los empresarios más ricos de esta República, por el escándalo del Lava Jato y varios políticos, uno de ellos el diputado que impulso el juicio político contra Dilma Rousseff. Es decir que están cayendo también quienes se oponen a Da Silva.

La resistencia al cambio

Quienes apoyan a “Lula” Da Silva lo hacen invocando la popularidad de su gobierno y el actual apoyo del 33% de los brasileños. ¿Es esta una excusa para la corrupción?

A Lula lo defiende su partido el Traballista, pero a Nixon le pidió la renuncia uno de los senadores más conservadores de su propio Partido, Barry Goldwater.

No comprenden quienes se oponen a la prisión de Da Silva, que lo más importante no son las causas concurrentes políticas que están involucradas, sino la moralidad que es esencial en un Estado Republicano. Lula esta condenado por corrupción, lo que hizo por el pueblo brasileño puede ser muy valioso, pero esto es superado por la quiebra de la moral, porque la ruptura de esta rompe con la norma de la convivencia, de la cual un hombre de estado debe dar ejemplo. Según Platón y Aristóteles, sin Justicia no es posible la Polis. Montesquieu ya había proclamado que la moral era el principio de un gobierno republicano, Lula rompió con este valor y por ende con la república.

En Hispanoamérica también se ha tomado partido. Los dictadores Evo Morales, Maduro, Correa y la ex dictadora indirecta (populista) Cristina Kirchner apoyan decididamente a Lula. Todos ellos involucrados en graves actos de corrupción. Se torna incomprensible que Pepe Mujica, quien dio ejemplos extraordinarios de moral y tolerancia durante su gobierno, salga también en su defensa.

Los “regre”

Considerar que quienes reparten pobreza tienen derecho para robar es considerada “progue”; en realidad es “regre”; nos retrotraería a la cultura feudal. El Señor Feudal era dueño del feudo y podía disponer de todos los bienes, porque los consideraba suyos. El regreso de las brujas del medioevo con sus palabras mágicas, “repartan pobreza”, daría derecho a robar, aunque debe reconocerse que han superado la genialidad de Maquiavelo, en sus consejos para robarle a los ricos. Ellos han logrado robarle a los pobres.

Es decir que mientras en una democracia hay ciudadanos, en Hispanoamérica parece que esta corriente “regre” nos considera súbditos.

¿Teólogos o ideólogos?

Manchando sacrílegamente la sagrada misa que se dio para la esposa extinta de Lula; antes de la detención de este; sacerdotes de la Teología de la Liberación, lo aplaudían con entusiasmo y resentimiento, a quien le robo al pueblo brasileño y lo embarcó en una crisis económica con su demagogia, que después que abandonó el gobierno, produjo pobreza.

¿Y el Séptimo Mandamiento: “No Robarás”? ¿Y las palabras del Salvador: “Mi reino no es de este mundo” y “Dadle al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios”?

Estas palabras salvaron a los apóstoles del pecado original, ínsito en la política y fueron el fundamento sobre la cual la Cultura Occidental y Cristiana se elevo por encima de las otras, promoviendo la evangelización para cambiar moralmente a los seres humanos y la política para dirigir independientemente de la religión, los asuntos generales de la comunidad ¿A que liberación se refieren estos ideólogos que se dicen teólogos? ¿A la de los instintos? ¿Es alta política alentar a ladrones y asesinos?

Sin embargo, Dios, se ha acordado de nosotros, algo importante esta cambiando, sin su inspiración este renacimiento moral sería imposible.

Share