Por Claudio Chaves.-

Estoy convencido que el pensamiento de don Arturo Jauretche ha perdido vigencia. Hoy poco y nada podría explicar de nuestro presente cómo luminosamente lo hacía en los años ‘60 El mundo y la Argentina son bien diferentes. Setenta años no han pasado en vano, lo que nos obliga a pensar de nuevo. Pero esa es otra historia. Su talento y creatividad tuvo la fuerza de un huracán y una porción significativa de jóvenes lectores de aquella época seguramente abordó alguna vez un texto de su autoría. Como por ejemplo el Manual de Zonzeras Argentinas donde, en una de ellas, se burlaba de la historiografía mitrista que afirmaba que las bondades y los talentos de don Bernardino Rivadavia habían sido los de adelantarse a su época. Fue tan fuerte su impronta, su inconformismo, su inteligencia práctica para entender lo cotidiano que su nombre ha trascendido y aun hoy se lo recuerda. Si hasta una banda de rock moderna le puso nombre a una canción, “San Jauretche”.

Sin embargo cuando escucho a ciertos pensadores modernos, asumidos como filósofos, no sé si Jauretche aún vive o el pensamiento de estos intelectuales modernos es tan viejo como el don Arturo. Resulta que Alejandro Rozitchner, al parecer asesor de Mauricio, declaró en radio Cultura que su preocupación mayor “es tal vez que el país en general no esté a la altura de las decisiones de Macri” Esto es que el Presidente se halla por delante de los niveles de conocimiento y de conciencia de los argentinos. ¿Se adelantó a su época? Estas declaraciones flaco favor le hacen al PRO. Para pensadores vanguardistas es probable que la idea esbozada por Rozitchner intente ser un halago. Macri portador de valores y promotor de cambios fundamentales no es comprendido por la mayoría de los argentinos que finalmente arruga, es cobarde y a la hora de los cambios se retrae. Si la idea es atrapante para cierta élite intelectual es incierta y falaz en el territorio de la política. Ni Macri se halla adelante, ni el pueblo se encuentra atrás. Esto depende a quien mire el observador. Si a los que hacen batifondo, toman las calles o a la oposición es factible que pretendan retroceder a la década ganada. En ese caso están atrás. Pero los que lo votaron y que fueron mayoría, exigua sí, pero mayoría al fin ni se amedrentan ni se retraen. Acompañan a la par. Macri no debiera escuchar a estos asesores vanguardistas, escépticos en el verbo y desesperanzados en el pueblo.

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