Por Jacinto Chiclana.-

Lo dijo el gordo.

Sí, ese inefable periodista que a lo largo de toda su carrera embistió siempre contra todo y contra todos, sin medir consecuencias y muchas veces desbordándose en derrapes casi como para desbarrancar y caer por el precipicio, pero siempre, siempre, demostrando tener unas gónadas más grandes que zapallos Plomo.

“Estoy repodrido de defender a tipos que no se defienden a sí mismos…” fue una de las frases.

“Te revientan la cabeza trayéndote historias y hechos que te llenan de mierda y cuando salís a denunciar y a defenderlos, se callan la boca y miran para otro lado…” palabra más o palabra menos, fue su segunda confesión.

¿Y sabe que es cierto?

El atropello contra el Juez Fayt, todos los intentos para apartar de una manera o de otra a jueces de causas de corrupción que ensucian a altos funcionarios, ahora la remoción del Juez de la Cámara y la colocación a dedo de algunos jueces subrogantes, según convenga para algunas causas emblemáticas o en orden a las ideologías y tendencias conspicuas de los implicados, es un claro ejemplo que demuestra que nos han toqueteado el traste y “sobado las partes”, como diría La Chona, tantas veces como molinete de madera de subterráneo. Ya sólo resta que nos rempujen a repetición sin que siquiera intentemos un ahogado gritito, ni de indignación ni de dolor.

Sumergidos, junto con los exultantes y sonrientes candidatos, en los ardores de la fiebre uterina desatada para ganar la posta y suceder a estas huestes de Atila cebadas con sangre, transitamos la cotidianeidad sin sobresaltos y convenientemente vacunados contra los ataques de asombro, con la mente aletargada de tanto ver las violaciones flagrantes a las instituciones que se supondrían señeras y constituyéndonos en simples observadores del silencio y abulia de aquellos mismos perjudicados por estas inmorales maniobras para eternizarse en lo más alto de la pirámide y aferrados y aferradas al trono.

Ahora “pior”, ya elegido el aburrido y desprovisto de orgullo títere genuflexo, al que no teniendo más remedio, le pondrán las fichas oficialistas y habiéndole colocado al lado, a presión y contra natura, al oscuro guardián del muro de los Vigilantes de la Noche, presto a utilizar el estilete veneciano y degollar al aquanauta, para tomar su lugar en cuanto se desvíe un milímetro de la senda.

O quizás sea pasible de ejecución y reemplazo, porque permita, por acción u omisión, que alguno de los amos, portadores de más causas judiciales que ladillas en firulo de pueblo chico, corra el mínimo riesgo de terminar en cana. Cuestión tan improbable e incierta como que la “pilota” griega del avión de LADE, sea nombrada Doctora “Honoris Causa” en Ciencias Matemáticas en La Sorbona.

Uno escucha radio, lee diarios, ve programas de televisión y encuentra que estas barbaridades, que duran en el candelero hasta que otra barbaridad mayor es cometida por los Hunos, parecen preocupar tan sólo a unos pocos periodistas, alguno que otro intelectual de conocida trayectoria, unos poquísimos juristas jubilados y un puñadito de jueces activos, mientras el resto de la gente, escucha impertérrita como si oyera llover y no ve la hora de que llegue el sábado para ver el trascendente y vital partido de fútbol entre Argentina y Chile.

Confiese usted:

¿No siente como una angustia? ¿No percibe de alguna manera que se están llevando puestas una por una todas las cosas que valían la pena? ¿Está tan insensibilizado por allá atrás y abajo que confunde esta violación consuetudinaria con la rutinaria visita al proctólogo? ¿No cree que está molesta y colectiva dilatación del esfínter aconseja cambiar de médico y buscar alguno que no tenga elefantiasis?

A esta altura del partido, o mejor dicho de la canción, convendría aclarar que no se trata de defender a individuos. El Juez removido entre gallos y gallineros, según las mentas esparcidas por viejos compañeros de ruta, no parece haberse destacado por la objetividad a lo largo de su historia y varios montoneros lo señalan como fervoroso defensor de la banda de asesinos, cuando algunos caían presos por sus fechorías.

Lo importante, lo preocupante, es este estado de letargo larval en el que vivimos, todos adormecidos como si fuéramos gusanos encerrados en nuestros capullos, esperando la transformación (que efectúe Magoya, claro) y se nos permita experimentar la efímera vida de un día en el que volaremos con sensación de libertad, nos aparearemos felices y caeremos por fin al suelo como cáscaras vacías, mientras quienes se autoerigieron como nuestros mentores se nos ca… de risa en nuestras narices, mientras vomitan sus discursos en los que se pintan a sí mismos como los salvadores de la patria.

Vislumbro lo que me contestaría: ¿Y yo qué puedo hacer?

Tiene razón, sigamos pensando… ah, esa luz que ve usted venir cada vez más brillante, nos es la del acomodador del cine, tampoco la de Víctor Sueiro… es la del tren de la realidad que nos aplastará sin piedad, dejando de nosotros y nuestra República, sólo una mancha pegajosa y fétida en el suelo… y en el último instante antes de morir aplastados, nuestros pensamientos serán: “puta madre… me estoy muriendo y me quedaré sin saber si la culpa fue de los pilotos o de la vedette…” y lo que aún es más aterrador: ¿Quién ganará el Bailando?

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