Por José M. García Rozado.-

«Estoy acá representando a la Presidenta, por el general Don José de San Martín», dijo este lunes (17/08) el jefe de Gabinete y candidato a gobernador bonaerense, Aníbal Fernández, al encabezar el acto en Tecnópolis. Los estrategas de Daniel Scioli le han explicado que debe superar rápidamente el impacto negativo del viaje a Italia en medio de una inundación en el territorio bonaerense que él gobierna, y salir a buscar electores en varios distritos donde se esperaba más sufragios. El horizonte es conseguir 10 puntos de diferencia respecto de Mauricio Macri, en vez de llegar a 45% de los electores. La derrota de los intendentes en la PASO del FPV impacta de lleno en el tablero peronista del conurbano bonaerense, y ya empiezan a verse los primeros movimientos. Será un sutil juego a dos puntas, migración de aparato a distritos vecinos y una solapada venganza contra La Cámpora.

El jefe de Gabinete y candidato a gobernador de la provincia de Buenos Aires, Aníbal Fernández, representó este lunes (17/08) a Cristina Fernández en un acto que se llevó a cabo en Tecnópolis en homenaje al padre de la Patria general José de San Martín. Durante uno de los cortes de la transmisión, el conductor del noticiero de la TV Pública aseguró que la mandataria «está siguiendo este acto en la residencia de Olivos». Recordemos que la última aparición pública de la Presidente fue el pasado 10 de agosto, cuando recibió en la quinta de Olivos a Fernández y Martín Sabbatella, fórmula ganadora de la interna del FpV en la Provincia. Cinco días antes, el 5 de agosto, usó por última vez la cadena nacional. Ayer, en su lugar, estuvo Aníbal Fernández, quien leyó durante varios minutos un texto sobre la historia del General San Martín. Luego, hizo una alusión a la actualidad: «Nos han mentido, nos han negado a este inmenso hombre. Para los de adentro que nos quieren mentir. Estoy acá representando a la Presidenta, por el general Don José de San Martín. Estoy acá por ese enorme hombre. Por un revolucionario fantástico. Uno de los padres de la patria grande. Su sable le abre un tajo profundo a la historiografía que quiso ocultar al gran José de San Martín. Fue un cóndor y es bueno recordar a los cóndores en tiempos de buitres y chimangos», clamó.

El homenaje fue organizado por la cartera de Defensa, que preside Agustín Rossi. El ministro también brindó un discurso, en el que destacó el “camino de integración” que fue ratificado en la cumbre de Mar del Plata de 2005, donde los presidentes Néstor Kirchner, Hugo Chávez y José Ignacio Lula Da Silva, le dijeron «No al Alca». «Allí se empezó a marcar un camino de integración sin imposiciones de ningún otro lado», remarcó Rossi. Tras destacar que la muestra de Tecnópolis «tiene que ver con la Argentina del futuro», señaló la creación del Consejo de Defensa Sudamericano, dependiente de la Unasur, y recordó que en otros tiempos los ejércitos latinoamericanos tenían como hipótesis de conflicto otras fuerzas armadas de la región. Resaltó además que San Martín fue «un defensor de la industria nacional, especialmente de la industria de defensa, que hemos empezado a recuperar a partir de 2003 (?)», en otra muestra flagrante de falacidad galopante. Por otra parte, se refirió a la frase del libertador «mi ejército nunca derramará sangre de hermanos» y agregó que «hoy nuestras Fuerzas Armadas son respetuosas de la democracia y la Constitución». En ese sentido, destacó el traslado del sable corvo al Museo Nacional en donde se “perdió la dragona” y por lo tanto se dañó irreparablemente el corvo por decisión de Cristina Fernández en el marco de un “desfile histórico (?)” y ponderó el trabajo de los hombres y mujeres de las Fuerzas Armadas junto a ciudadanos y organizaciones sociales para ayudar a los afectados por las inundaciones. «Lo mejor que tienen las Fuerzas Armadas es el recurso humano y nunca deben olvidar el lugar donde nacieron, el pueblo argentino», finalizó el ministro de Defensa, quien estos días estuvo en el centro de la polémica por la designación de su hija, María Delfina Rossi, al frente del Banco Nación.

Las elecciones del pasado domingo 09/08 confirmaron la profunda desarticulación y fragmentación del sistema político y, como resultado de ello, ni Daniel Scioli, ni Mauricio Macri, ni Sergio Massa pueden asegurar que estuvieron cerca de alcanzar sus objetivos, por más que todos salieron festejar y a asegurar que estaban en el camino buscado. Fue una mentira piadosa, de esas que impone el marketing político para “crear percepciones”. Daniel Scioli no llegó al 40% esperado, Mauricio Macri no quedó a menos de 10 punto porcentuales del primero y Sergio Massa no llegó a sumar 20% de votos en su persona. Es cierto que los buenos resultados de María Eugenia Vidal y Felipe Solá “salvaron las papas” de Cambiemos y el Frente Renovador en la Provincia de Buenos Aires; pero ni el macrismo, ni el massismo se han recibido de fuerzas políticas nacionales; es más, sin el apoyo del voto radical, fuera del AMBA, ambos candidatos hubiesen protagonizado una pésima jornada. Para Daniel Scioli también fue una mala elección. Quedó muy lejos de los votos que sumó Cristina Fernández en las PASO de 2011, apenas si saco 150.000 votos más que los 2 candidatos a Gobernador del Frente para la Victoria en su propio distrito y si no fuera por el aporte de más de 1 millón de votos del Noroeste y Noreste, Mauricio Macri lo tendría a “tiro de piedra”. Por eso, para muchos, el Gobernador de Buenos Aires no salió fortalecido de la elección del domingo 09/08 ante el kirchnerismo y, la posterior crisis que le provocó su intento de descanso en Cerdeña (Italia), en medio de la inundación, potenció esa debilidad.

Dicen que Daniel Scioli espera, todavía, la foto con Cristina Fernández luego de ser el candidato presidencial más votado (N. del autor: aunque sociólogos como Hugo Haime afirman que Cristina ya no le puede sumar más votos de los que le aportó y un vínculo estrecho en términos mediáticos con Cristina sólo le alejará de los votantes adicionales que precisa). Mariano Recalde y Omar Perotti, quienes salieron terceros en sus distritos sí tuvieron la foto; lo mismo que los ganadores oficialista de las elecciones a Gobernador que se realizaron hasta ahora. Si hasta Aníbal Fernández y Martín Sabbatella tuvieron su “minuto” para la foto con la Presidente de la Nación el martes 11/08 por la tarde… En La Plata consideran que la interna entre kirchnerismo y sciolismo ha comenzado, en especial, por el destrato que tuvo el candidato a gobernador de Buenos Aires del FpV y Jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, hacia Daniel Scioli. En parte, porque el bonaerense no lo apoyó en su carrera contra Julián Domínguez y, en parte, porque responde al escenario político que le planteó la Presidente de la Nación. Tal como se escuchó en los corrillos de la Secretaría General de la Presidencia, Aníbal Fernández es el portaaviones del kirchnerismo para llegar al 2019 si se convierte en el gobernador de Buenos Aires; y la estructura provincial será el refugio para las tropas de Cristina Fernández que buscarán controlar el territorio más importante del sistema electoral argentino y así asegurarse su supervivencia política. Para confirmarlo: La Cámpora ha comenzado a destronar “Barones del Conurbano” con una facilidad pasmosa.

Será tarea sencilla para el cristikichnerismo completar este esquema. Así como Daniel Scioli hace sciolismo, si fuese elegido gobernador de Buenos Aires, Aníbal Fernández hará “anibalismo” y, casi con seguridad, buscará una candidatura presidencial en 2019. Es cierto que todavía no ganó en la provincia, algo que se le puede hacer cuesta arriba si hay acuerdo entre Cambiemos y el Frente Renovador; y que pensar a 4 u 8 años, en la política argentina, resulta una fantasía, pero los proyectos presidencialistas se piensan a largo plazo, no se pueden organizar en 2 años, tal como lo demuestra el fracaso de Sergio Massa en su intento 2015 (aunque por su edad, volverá a intentarlo más adelante). Una primera encuesta post-PASO, realizada por OPSM, de Enrique Zuleta Puceiro, muestra que los 3 presidenciables conservarían los votos sacados el domingo 09/08. Sin embargo, es un resultado natural a días de cerrado el escrutinio. Cuando pasen las semanas, los candidatos van a cometer errores, algunos harán negociaciones inteligentes, otros sufrirán el paso de un “cisne negro” y los votos se irán reacomodando. Y si no, que le pregunten al equipo de campaña de Daniel Scioli que vivió con zozobra la semana anterior. A partir del lunes 17/08 estarán los primeros análisis del cruzamiento de datos de las PASO que suministran información clave para elaborar la estrategia del primer mes de carrera electoral hasta la 1a. Vuelta. Por ejemplo, Daniel Scioli sabe que debe caminar la capital federal, Córdoba, San Luis, Mendoza y Santa Fe para reforzar su causal electoral (Nota: el resto del país lo cubrirá Karina Rabolini. De paso ¿qué aporta Carlos Zannini?). Mauricio Macri debe decidir una estrategia de acuerdo (o no acuerdo) con el Frente Renovador (Nota: Jorge Macri acaba de señalar que el ‘acuerdo por la República’ sería antes del balotaje pero no antes de la primera vuelta). Sergio Massa debe salir a buscar el voto peronista del delasotismo -ya ampliamente conseguido hoy martes 18-, del adolfismo, del antianibalismo. Y los 3 deberán revisar sus discursos para satisfacer a un electorado que, paulatinamente, irá demandando mayores anuncios, aclaraciones y perspectivas.

El voto va a tender a concentrarse. En carrera quedaron 6 candidatos a Presidente de la Nación, la cifra más baja desde 1983 y de las 350 listas que hubo el domingo pasado sobrevivieron alrededor de 100. La oferta electoral se achica y se ordena y si aparece el “voto útil”, el “voto racional”, el “voto estratégico”, el “voto castigo” y el “voto positivo”, la tendencia a la perder sufragios de los candidatos con menos chances será cada vez mayor. En las PASO sólo 17% de los candidatos enfrentaron competencias internas, un poco más que en 2011 y menos de 2013 donde hubo 25% de disputa. Eso implica que los “heridos” por conquistar son limitados para todos los cargos, salvo en el rubro “intendentes”; lo que implica que la disputa del votantes, entre los presidenciables y los potenciales gobernadores, será palmo a palmo, donde cada paso que se realice debe ser ejecutada como en el ajedrez, pensando en 5 movimientos adelante. A Daniel Scioli se le hace casi imposible evitar el balotaje, y por eso debe presionar más a Mauricio Macri y Sergio Massa. Es difícil ejecutar, metodológicamente, el entendimiento que algunos le han reclamado a Macri y Massa. Es casi imposible una sencilla combinación de listas y cortes de boleta. Además, a causa de que el macrismo va a esperar que drenen los votos massistas hacia el Jefe de Gobierno porteño, mientras que el diputado nacional quiere negociar desde una posición de fortaleza, ambos están lejos de cualquier acuerdo en el corto plazo. (Nota: además, Massa ha designado jefe de campaña a José Manuel De la Sota, para potenciar la apuesta de las PASO).

Difícil para Scioli conseguir el 1,5 millón de votos adicionales que precisa para alcanzar el 45% de los sufragios. Difícil, además, el balotaje. Más sencillo, aunque no sea tan sencillo, es apostar a obtener 10 puntos de diferencia respecto de Macri. Le están diciendo a Scioli que en el escrutinio definitivo llegaría a 39 puntos porcentuales, casi casi los 10 puntos “de aire” respecto de su inmediato competidor.

Scioli sigue teniendo como mayor ventaja que enfrenta a una oposición dividida, además, el cristikirchnerismo tiene el control territorial, poder y recursos (monetarios, humanos y mediáticos) casi ilimitados. Pero, en cualquier caso, Cristina Fernández no le puede sumar al Gobernador bonaerense más votos, en parte porque la figura de la Presidente de la Nación puede hacer perder más sufragios de los que puede generar con su presencia. Scioli debería ganar apoyándose menos en la figura de Cristina Fernández, para no “deberle” (hasta ahora, nada le adeuda: la Presidente hizo todo lo posible para evitar que Scioli fuese el candidato del FpV). En cambio, Néstor Kirchner le debía a Eduardo Duhalde, por ejemplo, y demoró más de 3 años hasta desmembrar al duhaldismo. Si a la debilidad que ya exhibió en las urnas, Scioli le sumaría una “deuda” con Cristina, tendrá muy acotada su capacidad de maniobra e independencia en caso de ser elegido Presidente de la Nación. Y mientras se tejen alquimias políticas, la economía comienza a filtrarse en la campaña. Con lentitud, la crisis que se incuba ya molesta a Daniel Scioli y puede ser la llave del triunfo para Mauricio Macri. Y si la economía se convierte en el eje de la disputa electoral, quizás, y sólo quizás; el reordenamiento del voto puede ser muy profundo dado que el eje “continuidad con cambio” o “cambio con continuidad” o al pelea agonal “kirchnerismo vs. antikirchnerismo”, sean reemplazados una tercera opción: “ajuste” y “no ajuste”, lo que cambiaría el escenario electoral.

El domingo 09/08, en las PASO, los argentinos votaron nombres, figuras, preferencias de individuos guiados más por sus emociones que por sus realidades o necesidades. Pero si la economía entra en discusión, la “sensación bolsillo” se puede convertir en el parámetro para que un ciudadano elija a uno u otro votante. En las PASO, 6 de cada 10 votantes se mostraron contrarios al kirchnerismo, 6 de cada 10 eligió una opción peronista y 8 de cada 10 votantes buscó postulantes moderados; pero no se votó a favor o en contra del “modelo” económico oficialista, salvo en una franja pequeña de electores. Hoy, la realidad económica mundial es otra de la que gozó el Matrimonio Kirchner durante 12 años. China devaluó. Brasil pasa por un profundo proceso recesivo y de crisis política. El dólar tiende a fortalecerse. Las tasas se encaminan a ser más altas. Europa intenta recuperarse de su estancamiento con suma lentitud. Las materias primas están en valores picos y, por el inmenso aumento del costo interno, son negocios para unos pocos. Las economías regionales están en crisis y nada augura que puedan cambiar su situación para octubre. Cualquiera que sea elegido Presidente de la Nación tendrá dos años muy duros desde el punto de vista económico. En 1989, Eduardo César Angeloz les dijo a los votantes la verdad de la crisis y presentó el famoso “Lápiz Rojo”. Perdió las elecciones. En 1999, Eduardo Duhalde fue “el único candidato presidencial que propuso devaluar, dado que la convertibilidad estaba agota”. Perdió. En política es costoso decir la verdad, parece.

En Moreno, el camporista y candidato ganador de la interna K, Walter Festa, asegura que el jefe comunal Mariano West llamó a votar por el PRO o por el Frente Renovador en octubre. En Merlo, el oficialismo se mantiene hermético y lo que trasciende es que Raúl Othacehé «no jugará en contra del peronismo». ¿A qué llama él peronismo al sciolismo o al massismo? Pero en el entorno de Gustavo Menéndez, el sciolista ganador de la interna, se preparan para pelear contra las maniobras del intendente. En San Vicente, otro distrito perdido por el intendente a manos de un camporista, Diego “Chapu” Barralle, hablan incluso de una reunión entre Daniel Di Sabatino y el ganador de la interna de Cambiemos, Mauricio Gómez, en donde el jefe comunal le habría manifestado su «total apoyo». El Gobierno buscará contener a los barones heridos. El operativo ya lo inició Aníbal Fernández, recibiendo en su despacho a Darío Giustozzi, el otro intendente vencido en las PASO del domingo pasado, tal como informó “La Nación”. El ex massista perdió la interna en Almirante Brown a manos del sciolista Mariano Cascallares. Sin embargo, por ahora Giustozzi fue el único en manifestar su apoyo a la lista de su vencedor, titular del IPS, ¿lo mantendrá o aprovechará para saborear su venganza?

El jefe de Gabinete se reuniría también con West y Othacehé. Es que juntos sacaron cerca de 100 mil votos, por lo que siguen siendo fundamentales para el sueño cristikirchnerista de alzarse con la victoria nacional en primera vuelta. En Moreno, el escenario es el de una municipalidad en crisis. Ayer se declaró un paro de tiempo indeterminado de los tres gremios de trabajadores, por el recorte en las horas optativas y extras, y por el freno de las mesas barriales. Los municipales asisten a sus puestos de trabajo, pero no cumplen sus funciones. En términos políticos, quedó el triunfo de Festa, por el 62% a 38% de la interna. La victoria del massista Aníbal Asseff, por 5 mil votos frente a Damián Contreras. Y la del postulante de Cambiemos, Leonardo Cóppola, que sacó cerca de mil votos más que Asseff. Según advierte Festa, el intendente ya reunió a su equipo para pedirles que voten por el PRO o por el massismo. West «plantea a su gente votar al candidato del Frente Renovador. Acaban de suspender las obras que estaban ejecutando. Suspendieron la recolección de la basura que era municipal. En UPA nombró muchos municipales y ahora se dieron de baja», advirtió Festa en diálogo con la radio Urbana BA. El segundo concejal del camporista, Marcelo García, ratificó la denuncia ante LPO: «West hasta hace una semana decía que era el proyecto nacional y popular en Moreno, y hoy llama a votar por el neoliberalismo y el sector más conservador, en contra del Gobierno”, aseguró.

En San Vicente, fuentes locales aseguraron a este medio que Daniel Di Sabatino mantuvo una reunión el martes por la noche con Mauricio Gómez, candidato de Cambiemos. Habría sido en la propia casa del dirigente, donde el intendente le manifestó su «total apoyo» para octubre. Sin embargo, allí el que quedó con mejores chances de polarizar con Barralle es el massista Roberto Vázquez, que ganó la interna del FR. “¡Las migraciones en los distritos del oeste!” Los batacazos en Moreno y Merlo provocarán un recambio en las líneas municipales, que impactará de rebote en distritos vecinos. Tras las PASO, Nuevo Encuentro quedó en una situación delicada en Morón. Corre riesgo de perder el terruño a manos del macrista Ramiro Tagliaferro. Si esto ocurriera, muchos sabbatellistas buscarán mudarse a Merlo, con Gustavo Menéndez. Menéndez fue apoyado por Sabbatella en esta PASO y guardan una relación más o menos estable como fuerzas históricas de oposición a Othacehé. Aunque en 2013 NE se bajó del juego, en apoyo implícito al Vasco, cuando Menéndez era massista. En un movimiento similar, algunos dirigentes del peronista Othacehé buscarán nuevos horizontes en Moreno, donde hay buena sintonía con el camporista Festa. De hecho, es histórica la rivalidad entre el barón de Merlo y el de Moreno. La ajustada victoria de Hugo Curto abre el interrogante para un recambio de aparato también en Tres de Febrero. Allí el macrista Diego Valenzuela aparece con chances de ganar el distrito en octubre. Lo mismo ocurre en Hurlingham si termina perdiendo Luis Acuña, donde los hombres del massista deberán migrar o adaptarse a las reglas de Juan Zabaleta, como vienen haciendo varios funcionarios que ya regresaron al FpV.

El sindicalista y senador del MPN Guillermo Pereyra visitó ayer a Sergio Massa y le garantizó su apoyo para las elecciones generales de octubre. “Massa es el único que defenderá los intereses del federalismo. Eliminará el impuesto a las ganancias y gravar la renta financiera”, explicó Pereyra, tras salir del edificio de la Torre de las Naciones, donde el tigrense lo recibió junto al candidato a diputado Facundo Moyano. El senador ya se había mostrado con Massa hace varios meses, pero antes de las primarias decidió no hablar, para respetar la decisión del MPN de no plegarse a ningún presidencial. El partido local, que gobierna la provincia hace cinco décadas, compitió con boleta corta para diputados y quedó a 10 puntos del FpV, resultado que de repetirse en octubre le daría una banca a cada fuerza. En la presidencial Scioli fue el más votado con 36, seguido por Cambiemos con 27.65. y el frente UNA con 21,68. Pereyra comparte la condición de militante del MPN con la de secretario general del sindicato de Petróleo y Gas Privado de Río Negro, Neuquén y La Pampa, que tiene bajo su órbita a los empleados de Vaca Muerto, el poderoso yacimiento de shale oil. Como senador integra el interbloque del peronismo federal, coordinado por Adolfo Rodríguez Saá y el sanjuanino Roberto Basualdo, también leal a Sergio Massa. El sindicalista no fue el único dirigente del MPN que se apartó de la neutralidad pedida por el partido. El gobernador saliente Jorge Sapag invitó a Scioli a un acto de la Organización Federal de Estados Productores de Hidrocarburos (Ofephi), pautado para el 8 de septiembre. Será un espaldarazo a su candidatura. Daniel Scioli llamó a José Manuel de la Sota y le propuso un encuentro secreto que incluyera a Sergio Massa. “Viene un tiempo de gran acuerdo peronista, si me ayudan yo me saco de encima a La Cámpora”, propuso palabras más, palabras menos. El gobernador de Córdoba evitó comprometerse: “Ahora me voy de viaje, cuando vuelvo hablamos”, le contestó.

La propuesta de Scioli revela por donde pasa la tensión del tramo que falta hasta las generales de Octubre. ¿Qué va a pasar con los veinte puntos que sacaron Massa y De la Sota? Los primeros sondeos post primarias, indican que Massa está conservando el 75% de esos votos. Trabajos de Zuleta Puceiro, Julio Aurelio y Ricardo Ruvier ubican al candidato de UNA entorno a los 17 puntos con Scioli rondando los 40 y Macri los 33. Esto significa que si se mantiene la tendencia, Massa empieza a ocupar el rol de garante del ballotage. La presión inicial de algunos sectores del círculo rojo, para que se baje y acuerde con el líder del PRO, empieza a decantar por una mirada más profunda: Acaso el mejor servicio que puede hacer el diputado a un triunfo opositor es mantener y hasta mejorar su votación de las primarias. La cuenta es sencilla, si Massa baja su candidatura la polarización extrema dispara a ambos candidatos hacia arriba y Scioli, con sumar apenas algunos puntos del voto peronista no cristikirchnerista que concentra el ex jefe de Gabinete, podría romper el techo de los 45 puntos. “Macri pierde más de un millón y medio de votos en el Norte, en el NEA-NOA, donde Massa retiene voto peronista. Necesitamos que no sólo mantenga ese voto, sino que lo incremente”, reconoció uno de los operadores más importantes de Macri. Tucumán será la primer prueba. Todo indica que ganará el sciolista Juan Manzur, pero en la cúpula del PRO apuestan a achicar la diferencia de más de 300 mil votos que le sacó el peronismo a Cambiemos. La diagonal que trazó Massa con el candidato a vicegobernador Domingo Amaya, puso competitivo a su candidato a intendente de San Miguel, Germán Alfaro. “Necesitamos a Massa fuerte en Tucumán y si ganan la intendencia, mejor”, reconocían.

Macri, juran en el Pro, entendió esta necesidad. Hasta el abanderado del fracasado purismo, el ecuatoriano Jaime Durán Barba, estaría aceptando este enfoque que motoriza el peronista Emilio Monzó. ¿La fórmula de un acuerdo posible? El macrismo podría bajar candidatos en la provincia de Buenos Aires, que ponen en riesgo la reelección de intendentes massistas. Massa necesita también apoyo financiero para la elección general. Y en una mirada de más largo plazo, Massa y Macri podrían anunciar algún tipo de coincidencia programática para un eventual gobierno opositor, que necesariamente deberá ser de coalición. El problema es que se trata de un escenario a tres bandas y hasta ahora Macri se sentía más cómodo negociando con Scioli. Es posible que ambos imaginaran un futuro sin Massa ni Cristina, en el que compartían el protagonismo de la próxima etapa, gane quien gane. Pero algo de eso se rompió cuando Macri convocó a una conferencia de prensa para martirizar a Scioli por su viaje a Italia, en medio de las inundaciones. “Rompió el acuerdo”, repitió estos días, ante su círculo más íntimo y algunos empresarios que lo frecuentan. O sea, la desconfianza es hoy el denominador común en los contactos entre Massa, Macri y Scioli. ¡Y es natural que así sea, porque lo que está en juego es un nuevo reparto del poder!

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