Por Juan Manuel Otero.-

No hace falta aclarar que me encuentro en las antípodas del Sr. D’Elía y repudio todas sus bravuconadas, ataques, insultos y falsos reclamos populares.

Pero que la Honorable Cámara de Casación Penal haya intervenido en este caso, con sus muy serios y almidonados jueces Borinsky, Gemignani y Hornos, provistos ellos de oscuras togas, cumpliendo rígidos rituales y formalismos procesales centenarios… resolviendo que el delito no ha prescripto… Que el reo es culpable… Que las contundentes pruebas obrantes en autos llevan necesariamente al procesamiento del encartado… Que la ley y la jurisprudencia son pacíficas en cuanto a justificar la condena y el castigo ejemplar, etc., etc.

Y en base a semejante bagaje de fundamentos, con la seriedad que tamaña disquisición merece, los tres a coro sentenciaron CULPABLE!!!

Es que el reo en un incalificable abuso verbal no tuvo mejor idea que dirigirse al Sr. Sergio Schoklender apostrofándolo de… PAISANO!!!!

Bien merecido que lo tiene y espero que la condena sea ejemplificadora.

Para mí también fue una enseñanza la resolución de estos insignes magistrados. Comprendo finalmente que “paisano” es un insulto de lesa ofensa, por lo cual bien me cuidaré de expresar tal epíteto que con tanta frecuencia he utilizado, siempre con afecto, aclaro.

Me imagino que tampoco podré decir “gallego”, “tano”, “cotur”, “franchute”, «ponja»,“yankee”, etc., etc., no sea cosa que estos jueces bajen del paraninfo de la justicia y me procesen por intimidación, discriminación, abuso de lenguaje, apostrofación pública, etc., etc.

Pensar que me emocionaba profundamente cuando escuchaba al añorado Cafrune cantando aquello de “Paisano santafesino, nacido en los pajonales…” Y gracias a estos ilustres defensores de la moral pública comprendo en la trampa en que estaba sumergido…

Gracias Borinsky. Gracias Gemignani. Gracias Hornos…

Imagino que SADAIC tomará de inmediato cartas en el asunto para modificar la letra de mi admirado Miguel Brascó… Y de miles y miles de tangos, zambas, pasodobles, y chotis que tanto ofenden la moral pública… Nada de paisanos, minas, esquenunes, tirifilos, cafiolos, chabones, percantas, papusas, etc., etc.

Hablar bien no cuesta… una condena.

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