Por Alfredo Nobre Leite.-

Me pregunto: ¿quién es Hebe Pastor de Bonafini, que estando imputada por el juez federal Marcelo Matínez de Giorgi por presunto fraude con fondos públicos por más de 200 millones de pesos con los planes de viviendas llamados «Sueños Compartidos», otorgados por el kirchnerismo en una suerte de indemnización, que se considera por sobre la ley negando por segunda vez en presentarse ante el juez que la declaró en rebeldía y ordenó su detención; y acaba de eximirla de prisión (quién manifestó que «Celebro la presentación y la muestra de racionalidad» del defensor de la imputada (y no de ésta) para que la misma esté conforme con la ley, que estaba en rebeldía). Pero, parece que es más igual que otros, como relata George Orwell en su obra «Rebelión en la Granja», que había chanchos más iguales que otros, una sátira de lo que sucedía en la Unión Soviética (URSS), cuyo pérfido régimen conocía por dentro.

Bonafini no es más que la sedicente defensora de derechos humanos, como titular de Madres de Plaza de Mayo, que enviaba dinero a sus hijos montoneros que estarían viviendo entre el norte de España y sur de Francia (recordemos que ella en enero de 2008, utilizó el altar mayor de la Catedral de Buenos Aires como baño público, que es profanación y sacrilegio del templo, que, por otra parte, mantuvo una conversación reciente con el papa Francisco por dos horas en el Vaticano).

Es oportuno recalcar que las organizaciones subversivas (Montoneros, ERP…), devenidas en defensoras de derechos humanos, como Néstor y Cristina Kirchner que nunca les interesó en Río Gallegos, explotaron esa otra veta para enriquecerse con fondos públicos. Y también -que quede claro- que Latinoamérica fue atacada por la URSS, como patio trasero de Estados Unidos (EE.UU.), a través de Fidel Castro, provocando, entre 1969 y 1979, 21.655 atentados terroristas y 1.181 asesinatos de inocentes -cuyos derechohabientes carecen de todo reconocimiento endógena y exógenamente-, pero las denostadas Fuerzas Armadas, de Seguridad y Policías impidieron que la Argentina se transformara en otra Cuba o Nicaragua -que podrá verificar ahora el presidente Mauricio Macri por los documentos desclasificados del último gobierno de facto, entregados por el secretario de Estado, John Kerry, de EE.UU.-; y mientras tanto ancianos mayores de 90 años se mueren de inanición y sin atención médica en las mazmorras kirchneristas de Marcos Paz y Ezeiza, condenados literalmente a la pena muerte (prohibida por el artículo 18 de la Constitución Nacional). Hebe P. de Bonafini y la sedicente Abuela (que no lo es, pues su montonera hija Laura era estéril) de Plaza de Mayo, Estela Barnes de Carlotto, que se llenaron las alforjas, como sucedió con el apoderado de Fundación de Madres de Plaza de Mayo, Sergio Schoklender, y la hija de Bonafini, exhibiendo obscenamente bienes mal habidos, cuentas bancarias con uso discrecional de fondos, propiedades y autos y yates de lujo, que terminan pagando los que menos tienen con sus impuestos.

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