Por Alberto Buela.-

Hace unos días en el diario The Washington Post* salió publicado un artículo “¿Por qué Argentina no tiene más jugadores negros en la Copa del Mundo?”, escrito por la profesora Erika Denise Edwards.

Semejante título muestra dos cosas: 1) confirma el tango Cambalache cuando dice: “cualquiera es un doctor, cualquiera es un señor” y 2) que los yanquis no saben nada sobre nosotros.

La autora, esta pavota, otro calificativo no le cabe, no se enteró que Argentina declaró la libertad de vientres en 1813. Ciento cincuenta años antes que los Estados Unidos.

Que los negros se mezclaron con los blancos y surgieron los “morochos”. Si habrá sido notoria esta simbiosis que aún se recitan en el campo estos versos:

“La desgracia de los negros no es tener la piel oscura

La desgracia de los negros es que quieren a las rubias.”

Que para nosotros el término negro es una palabra amable que se usa con los amigos para decirle: ¿qué hacés negro? ¿Cómo andás negro?

Existe también la expresión: negro de mierda, pero ésta la usan los liberales para referirse al pueblo peronista. Antes usaban el de “cabecita negra”.

En Argentina no existe el problema racial de los Estados Unidos, que si fuera por las películas que nos mandan serían todos morochos, pero en la realidad los negros no se mezclan con los blancos, les fracasó el melting pot, la teoría del crisol de razas. Y es por eso que sus antropólogos sociales lanzaron la teoría del multiculturalismo, según la cual al pueblo no hay que concebirlo como una mayoría sino como muchos pueblos: los negros, los hispanos, los italianos, los irlandeses, los indios, los gays, los terraplanistas, los wasp, etc.

Nosotros somos una sociedad abierta, libre y contradictoria, que vive con el 100% de inflación anual y tiene el 50% de su población pobre en la segunda superficie cultivable del mundo. Con un litoral marítimo y pesquero de los más rico del globo.

Claro está, también tenemos los gobernantes más corruptos y ladrones de todo el mundo. Que además saben que nunca van a ir presos. Le recomiendo a la pavota antes que termine el mundial de fútbol escribir un próximo artículo titulado: ¿Por qué el Congo no tiene jugadores blancos?

* The Washington Post: “¿Por qué Argentina no tiene más jugadores negros en la Copa del Mundo?”, escrito por Erika Denise Edwards, profesora asociada de la Universidad de Texas en El Paso.

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