Por Hernán Andrés Kruse.-

En su edición del 13 de mayo, Página/12 publicó un artículo de Slavoj Zizek titulado “Hacia un nuevo universalismo”. Sus párrafos salientes son los siguientes: “La lección del reciente referéndum en Turquía es muy triste. Después de la dudosa victoria de Erdogan, los medios liberales occidentales estaban llenos de análisis críticos: el siglo de los esfuerzos kemalistas para secularizar a Turquía terminó; a los votantes turcos se les ofreció no tanto una opción democrática como un referéndum para limitar la democracia y respaldar voluntariamente el régimen autoritario…Sin embargo, más importante y menos notado fue la ambigüedad de muchas reacciones occidentales, una ambigüedad que recuerda la de la política de Trump hacia Israel: si bien declaró que Estados Unidos debería reconocer a Jerusalén como la capital de Israel, algunos de sus partidarios son abiertamente antisemitas, pero ¿es esto realmente una postura inconsistente? Una caricatura publicada en julio de 2008 en el diario vienés Die Presse muestra a dos fornidos austríacos de apariencia nazi sentados a una mesa. Uno de ellos sostiene un periódico en sus manos y la comenta a su amigo: “¡Aquí se puede ver de nuevo cómo un antisemitismo totalmente justificado está siendo usado incorrectamente para hacerle una crítica barata a Israel!” Esta caricatura gira en torno al argumento estándar contra los críticos de las políticas del Estado de Israel: cuando los cristianos fundamentalistas de hoy en día, partidarios de la política israelí, rechazan las críticas izquierdistas a las políticas israelíes, ¿no está su línea de argumento implícita sorprendentemente cerca del razonamiento del gobierno israelí? Recuerden a Anders Breivik, el asesino en masa antiinmigrante noruego. Era antisemita, pero pro Israel, dado que él vio en el Estado de Israel la primera línea de defensa contra la expansión musulmana” (…) “Reinhardt Heydrich, el autor intelectual del holocausto, escribió en 1935: “Debemos separar a los judíos en dos categorías, los sionistas y los partidarios de la asimilación. Los sionistas profesan un concepto estrictamente racial y, a través de la emigración a Palestina, ayudan a construir su propio Estado judío…nuestros buenos deseos y nuestra buena voluntad oficial van con ellos”.

“Como señaló Frank Ruda, hoy estamos recibiendo una nueva versión de este antisemitismo sionista: el respeto islamofóbico por el Islam. Los mismos políticos que advierten del peligro de la islamización del Occidente cristiano, desde Trump hasta Putin, felicitaron respetuosamente a Erdogan por su victoria. El reinado autoritario del Islam está bien para Turquía, pero no para nosotros” (…) “¿Cómo vamos a entender esta lógica extraña? Es una reacción, una falsa cura, a la gran enfermedad social de nuestro tiempo, la de Huntington. Los típicos primeros síntomas de la enfermedad de Huntington son movimientos bruscos, aleatorios e incontrolables…que pueden mostrarse inicialmente como inquietud general, pequeños movimientos involuntarios o incompletos, falta de coordinación… ¿no se parece bastante a una explosión de populismo? Comienza con lo que parecen excesos violentos al azar en contra de inmigrantes, arrebatos que carecen de coordinación y apenas expresan una inquietud general por los “intrusos extranjeros”, pero luego gradualmente se convierte en un movimiento bien coordinado e ideológicamente fundamentado-lo que el otro Huntington (Samuel) llamó el “choque de civilizaciones”-Esta afortunada coincidencia es una mentira: lo que generalmente se conoce bajo este término es efectivamente la enfermedad de Huntington del capitalismo global de hoy” (…).

“La oscura visión de Huntington del “choque de civilizaciones” puede parecer exactamente lo opuesto a la luminosa perspectiva de Francis Fukuyama del “Fin de la Historia” en forma de una democracia liberal mundial” (…) “Visto desde la experiencia de hoy, la respuesta es clara: el “choque de las civilizaciones” ES la política del “fin de la historia”. Los conflictos étnico-religiosos son la forma de lucha que le cabe al capitalismo global: en nuestra época de “pospolítica”, cuando la política propia es reemplazada progresivamente por una administración social experta, la única fuente legítima de conflictos son las tensiones culturales. El aumento de la violencia “irracional” de hoy, por lo tanto, debe concebirse como estrictamente correlativo a la despolitización de nuestras sociedades” (…) “Si aceptamos esta tesis sobre el “choque de civilizaciones”, la única alternativa es mantener la coexistencia pacífica de las civilizaciones (o de sus “formas de vida”)” (…).

“El Nuevo Orden Mundial (NOM) que está emergiendo ya no es, pues, el fukuyamista NOM de la democracia liberal global, sino un NOM de la coexistencia pacífica de diferentes formas de vida político-teológicas, coexistencia, por supuesto, en el contexto del buen funcionamiento del capitalismo global. La obscenidad de este proceso es que puede presentarse como un progreso en la lucha anticolonial” (…) “con razón que Robert Mugabe demostró simpatía por el slogan de Trump “¡Estados Unidos primero!” (…) “Hay algo hipócrita en los liberales que critican el eslogan “Estados Unidos primero”, como si esto no fuera más o menos lo que todos los países están haciendo, como si los Estados Unidos no jugaban un papel global precisamente porque encajaba con sus propios intereses” (…) “La ironía suprema es que los izquierdistas que durante mucho tiempo criticaron la pretensión de los Estados Unidos de ser el policía mundial, pueden comenzar a anhelar los viejos tiempos cuando, con toda la hipocresía incluida, Estados Unidos impuso normas democráticas al mundo” (…) “Podemos ver lo que “Estados Unidos primero” significa en acción con las siguiente noticia de Reuters: “Un think tank del gobierno ruso controlado por Vladimir Putin desarrolló un plan para inclinar la elección presidencial de 2016 a favor de Donald Trump y socavar la fe de los votantes en el sistema electoral estadounidense”, dijeron a Reuters tres funcionarios actuales y cuatro ex funcionarios. Sí, el régimen de Putin debe ser criticado sin piedad, pero, en este caso, ¿Estados Unidos no está haciendo lo mismo regularmente? ¿Un equipo estadounidense no ayudó a Yeltsin a ganar una elección clave en Rusia?” (…) “En la práctica, esto es “Estados Unidos primero”: cuando lo están haciendo, es una trama peligrosa, cuando lo estamos haciendo, es un apoyo a la democracia” (…) “En este NOM, la universalidad quedará reducida cada vez más a la tolerancia-tolerancia de diferentes maneras de vida-. Siguiendo la fórmula del antisemitismo sionista, no habrá contradicción en imponer en nuestros países las reglas feministas políticamente correctas más estrictas y al mismo tiempo rechazar una crítica del lado oscuro del Islam como arrogancia neocolonialista. Habrá cada vez menos lugar para figuras como Julian Assange que, a pesar de todos sus gestos problemáticos, sigue siendo el símbolo más poderoso hoy de lo que Kant llamó “el uso público de la razón”, un espacio de conocimiento público y debate fuera del control estatal” (…).

“El capitalismo global de hoy ya no puede permitir una visión positiva de la humanidad emancipada, ni siquiera como un sueño ideológico. El universalismo liberal democrático de Fukuyama fracasó debido a sus propias limitaciones e inconsistencias, y el populismo es el síntoma de este fracaso, su enfermedad de Huntington. Pero la solución no es el nacionalismo populista, derechista o izquierdista. La única solución es un nuevo universalismo, exigido por los problemas a los que se enfrenta hoy la humanidad, desde las amenazas ecológicas a las crisis de refugiados. En su libro “¿Qué sucedió en el siglo XX?”, Peter Sloterdijk ofrece su propio esquema de lo que debe hacerse en el siglo XXI, resumido en el título de los dos primeros ensayos del libro: “La antropotécnica” y “Desde la Domesticación del Hombre a la Civilización de las Culturas”. “La Antropotécnica” designa una nueva época en la vida de nuestro planeta en la que nosotros, los humanos, ya no podemos confiar en la tierra como un reservorio dispuesto a absorber las consecuencias de nuestra actividad productiva: no podemos ya ignorar los efectos secundarios de nuestra productividad, daños que ya no pueden ser recluidos en el fondo de la figura de la humanidad. Tenemos que aceptar que vivimos en una “Tierra de la Nave Espacial”, y que somos responsables de sus condiciones. La tierra ya no es el fondo/horizonte impenetrable de nuestra actividad productiva, surge como un (otro) objeto finito que podemos destruir o transformar inadvertidamente para hacerla inviable. Esto significa que, en el momento mismo en que somos lo suficientemente poderosos como para afectar las condiciones más básicas de nuestra vida, debemos aceptar que somos simplemente otra especie animal en un planeta pequeño. Es necesaria una nueva manera de relacionarnos con nuestros alrededores una vez que nos damos cuenta de esto: ya no es un trabajador heroico expresando sus potencialidades creativas y extrayendo de los recursos inagotables de sus entornos, sino un agente mucho más modesto colaborando con sus entornos, negociando permanentemente un nivel tolerable de seguridad y estabilidad. Por lo tanto, para establecer este nuevo modo de relacionarse con nuestros entornos, es necesario un cambio político-económico radical, lo que Sloterdijk llama “la domesticación de la Cultura animal salvaje”. Hasta ahora, cada cultura disciplinaba/educaba a sus propios miembros y garantizaba la paz cívica entre aquellos bajo el disfraz del poder estatal, pero la relación entre diferentes culturas y estados estaba permanentemente bajo la sombra de una posible guerra, siendo cada período de paz nada más que un armisticio temporal” (…) “Sin embargo, en el momento en que aceptamos plenamente el hecho de que vivimos en una nave espacial Tierra, la tarea que se impone con urgencia es la de civilizar a las mismísimas civilizaciones, de imponer la solidaridad universal y la cooperación entre todas las comunidades humanas, tarea tanto más difícil por el aumento continuo del sectarismo religioso, de la “heroica” violencia étnica y de la disposición a sacrificarse(y de sacrificar al mundo) por la causa específica de uno mismo”.

En su edición del 16 de mayo, La Nación publicó un artículo de Loris Zanatta titulado “Europa y el espíritu de los tiempos”. Sus párrafos salientes son los siguientes: “El espíritu de los tiempos no se ve, tal vez ni siquiera existe: depende de quien lo nombra, de dónde vive, de qué piensa. Sin embargo, hay eventos que lo evocan y que hoy en día sugieren que Europa entró en una fase de cambios. Al ser un espíritu no se puede medir: se siente, se percibe. Ahora bien, las elecciones francesas…son de esos acontecimientos que transmiten esta sensación: que el espíritu de los tiempos está cambiando, que la borrachera populista deja lugar a la resaca reformista” (…).

“Mejor aclarar el concepto, entonces. Joseph Stiglitz tiene razón; y con él los escépticos, o realistas: los problemas que plagaron Europa ayer, siguen atormentándola hoy y continuarán haciéndolo mañana. No es fácil dar respuestas eficaces a la migración, al desempleo juvenil, a la desigualdad creciente, a la reforma del estado de bienestar, a la crisis de la representación política y otras cosas más” (…) “Sin embargo, algo en el aire comienza a cambiar: será que las elecciones francesas confirman la tendencia ya observada en Austria y los Países Bajos…será que el viejo continente está saliendo de una vez del túnel de la crisis económica y tendrá mas recursos para dedicar a las reformas. Pero hay más: los ataques terroristas han causado pánico, pero también han generado una reacción de orgullo, de defensa de los valores de las sociedades abiertas” (…) “Las Casandras, por lo tanto, los apocalípticos, los hinchas del cuanto peor, mejor, no tienen mucho que celebrar: si el mundo no se acaba, si el juicio final no es mañana, no urgen redentores para salvarnos”.

“Esto es precisamente lo que más revela el nuevo espíritu de los tiempos que se cierne sobre Europa: hay un olor nuevo a pragmatismo, y un poco menos de tufo a fanatismo” (…) “Pero el debate público parece ahora estar en condiciones de pasar del choque maniqueo y estéril a la discusión plural, del “aut aut” a la racionalidad, de las guerras simuladas-Europa sí Europa no, Euro sí Euro no, migrantes sí migrantes no-al razonamiento” (…) “Y si el mesianismo retrocede un poco, capaz que regrese el sentido común, el espíritu de compromiso sobre el que siempre descansa la buena política, el humus de donde surgen instituciones estables y eficaces. No sé si la nueva clase política europea está preparada para el desafío. Pero el retorno de la política en el lugar que le pertenece es la premisa necesaria para una nueva temporada del reformismo europeo, para combinar prosperidad y derechos de ciudadanía, libertad e inclusión social”.

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