Por Agustina Blanco.-

Figura Legal

El aborto, una bandera que levantó cual perdiz el Gobierno Nacional de Mauricio Macri, es ahora, uno de los temas más candentes de la Agenda Nacional y es una medida que estará próxima a debatirse en la Cámara de Diputados de la Nación.

Lo importante aquí es analizarlo todo. En este sentido es clave mencionar que en Argentina el derecho a la vida, desde el momento de la concepción, se encuentra implícitamente protegido en el artículo 33 de la Constitución Nacional (CN), al mencionar que: «las declaraciones, derechos y garantías que enumera la CN, no serán entendidos como negación de otros derechos garantías no enumerados (…)» algunos de estos son: derecho a la vida, a la integridad física, al honor, entre otros.

Este artículo es de suma importancia ya que hace referencia a las declaraciones y tratados internacionales sobre Derechos Humanos, con jerarquía constitucional. Aquí aparece el famoso artículo 75 de la CN que en su inciso 22, dice lo siguiente: «los tratados y concordatos tienen jerarquías superior a las leyes». Se refiere a la «Convención sobre los Derechos del Niño» y el «Pacto de San José de Costa Rica». Este último, en su artículo 4, titulado «Derecho a la vida», inciso 1, argumenta que: «toda persona tiene derecho a que se respete su vida. Este derecho estará protegido por la ley y, en general, a partir del momento de la concepción. Nadie puede ser privado de la vida arbitrariamente».

De esta forma, hemos anulado irrevocablemente y por completo el debate y el tratamiento de la ley desde la Cámara de Diputados, ya que es inconstitucional. La forma correcta para hacerlo, sería reformando la Constitución Nacional y desligarnos de los tratados y concordatos internacionales que hemos citado con anterioridad.

¿Cuándo empieza la vida?

La pregunta ideal para hacernos -y, que casualmente es la que menos se hace- es ¿cuándo empieza la vida? La Academia Nacional de Medicina, (ANM), a través del Dr. Edgardo Young, especialista y ginecólogo, admitió que «biológicamente la vida humana empieza cuando se fusionan el espermatozoide con el óvulo». Por otro lado está la postura, de una de las voces más significativas de la lucha a favor del aborto que es la del periodista Luis Novaresio, que calificó la vida y la muerte como «conceptos culturales». Es decir, no se sabe cuándo comienza la vida. (Y por consiguiente, tampoco la muerte) Y en el caso de que la vida o la muerte sean, en efecto, «conceptos culturales» no sería comprensible la lucha por la despenalización del aborto porque la vida de la madre (o su muerte, insisto) son sólo meras apreciaciones o interpretaciones culturales y no hechos per se, científicamente comprobables.

De igual manera otra de las principales tesis de los simpatizantes del aborto, como es el caso de la mediática Florencia «de la V», es esgrimir que «mueren 54 mujeres por minuto a causa del aborto», (un dato falso, cuanto menos disonante). Si nos guiamos por las declaraciones del artista tendríamos que 3.840 mujeres mueren por hora y 92.160 por día, con lo cual en un año estaríamos cerca de 33.638.400 muertes por aborto, en un país en el que somos poco más de 44 millones de argentinos.

Volviendo a la realidad se registran 730 mil nacimientos por año, aproximadamente. La titular de la «Red Federal de Familias» (RFF), Mónica del Río, sentenció que «en 2016 murieron por deficiencias nutricionales 525 mujeres, y 585 mujeres se suicidaron». Además aseguró que: «mueren muchas más mujeres por desnutrición o por suicidio que a consecuencia de un aborto provocado», y que la muerte por causa de un aborto «sólo representa un 0,025% del total de las defunciones femeninas». Manejando esta información nos tendríamos que preguntar como sociedad si ¿realmente no es eso una verdadera política de salud urgente en el país de las vacas y teniendo un Ministro de la Felicidad?

Sobre el proyecto de ley

El borrador del proyecto de ley que se tratará en pocas horas, en su artículo primero se refiere a la práctica del aborto como «interrupción del embarazo», la palabra «interrupción» significa: cese transitorio de una actividad para su posterior reanudación. En este caso, no se puede reanudar nada porque la vida terminó, es decir, hay muerte y muerte significa cese de vida tanto de forma natural o violenta. No se trata, pues, de un «concepto cultural» sino de un hecho demostrado científicamente.

Otro punto interesante sobre el proyecto es el artículo 11, es la figura del «objetor de conciencia» y dice que (…) el profesional (…) sólo puede eximirse de esta obligación cuando manifestare su objeción previamente, de manera individual y por escrito, y la comunicare a la máxima autoridad del establecimiento de salud al que pertenece». Sin embargo, no termina allí ya que luego reduce su alcance a la mitad al mencionar que: «el profesional no puede objetar la interrupción voluntaria del embarazo en caso de que la mujer o persona gestante requiera atención médica inmediata e impostergable».

¿Aborto seguro, legal y gratuito o un mercado creciente?

Las organizaciones que están a favor del aborto, una lucha en su mayoría cooptada por la Izquierda, vociferan porque sea gratuito y así lo imponen. Es menester anunciar que lo gratuito como tal, no existe. Nada es gratis. Lo que pretenden es que se utilice el dinero de todos contribuyentes para dicho fin. Si la discusión no parte de la pregunta básica y elemental como lo es «¿cuándo empieza la vida?», mínimamente cabría preguntarnos ¿qué pasa con los contribuyentes que no están a favor?, es uno de los grandes interrogantes que podemos esgrimir y del que tampoco se ha hecho eco alguno. La respuesta es fácil: estamos obligados a abonar por una práctica que ultraja nuestras convicciones más íntimas y éticas. Sería atractivo que la figura de «objetor» también nos protegiera, no por su bondad (reducida, como dijimos anteriormente), sino por justicia.

De esta manera hemos entrado al terreno económico del debate, así pues, es vital recordar que la multinacional del aborto más grande del mundo cuyo nombre es «International Planned Parenthood», ya invirtió en los últimos diez años más de cinco millones de dólares para promover la despenalización del aborto en el país ¿Verdaderamente se trata de una «política de salud pública de urgencia» o simplemente, una política de financiamiento económico para sus beneficiarios? Si la vida y la muerte son conceptos culturales, es decir, sin significado ¿por qué sí tienen precio?

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