Por Malú Kikuchi.-

El censo 2022 está pasando, así en gerundio, porque a pesar del cierre total de todo, para que todos fueran censados en sus casas, no todos lo fueron. Esto sigue, una Argentina decadente en toda su decadencia.

Es inevitable recordar el 1º censo, realizado entre el 15 y el 17/9 de 1869, presidencia de Sarmiento. Un país despoblado, sólo 1.877.490 habitantes y un feroz 77,4% de analfabetos. Sarmiento convocó a su gabinete y dijo:

“Ante los primeros datos del censo, voy a proclamar mi primera política de estado para un siglo: escuelas, escuelas, escuelas”. Las escuelas eran alrededor de 20, cuando terminó la presidencia dejó 1.120. Cumplió.

Le sucedió en la presidencia Nicolás Avellaneda, que había sido ministro de educación de Sarmiento. El nuevo presidente siguió construyendo escuelas. Le sucedió Julio Argentino Roca, con la misma preocupación.

En 1883 Roca ordenó un censo educativo cuya importancia le permitió que el congreso, finalmente, votara en 1884 la ley Nº 1420 de instrucción primaria, obligatoria, gratuita y laica. Piedra basal de la Nación.

Los gobiernos siguientes se empeñaron en educar a la población. Los hijos de los inmigrantes que ayudaron a la grandeza del país, soñaron con “M’ hijo el dotor”*, y el sueño fue realidad. Nació la clase media.

Argentina fue grande gracias a la educación. Pasaron los años y empezó una educación militante acorde con el gobierno de turno. Hoy los maestros no discuten programas educativos, son trabajadores de la educación. Discuten salarios y responden a sus múltiples gremios.

No todos, pero sí la mayoría. Y ese fenómeno se da en la educación pública que es la que debe ser de excelencia. Es el único rasero que puede equilibrar socio económicamente una sociedad muy desigual.

Hoy, de 100 chicos que entran al secundario sólo se reciben en tiempo y forma el 16%. Nunca se llega a los 180 días de clase por año. EEUU y Europa tienen 190 días y China 201. ¿Cómo competirán los argentinos?

El actual gobierno con el pretexto de la pandemia cerró las escuelas más de un año y se abrieron por presión de los padres. Cada día la educación es más militante y menos formativa. El resultado, a la vista, es trágico.

Preguntas. ¿Cuántas escuelas construyó el gobierno de los Fernández? ¿Por qué los chicos pasan debiendo hasta 19 materias (Formosa)? ¿Por qué al llegar a la universidad no pueden interpretar un texto y leen mal?

Más preguntas. ¿Por qué los argentinos fracasan en las pruebas PISA? ¿Por qué en el siglo XXI la enseñanza todavía es enciclopédica? ¿Por qué se desmerece la meritocracia y se iguala a los chicos hacia abajo?

Preguntas. ¿Por qué las escuelas se han convertido en comederos y no en lugares de enseñanza? Mucha pobreza. ¿Por qué dicen estar preocupados por la educación y no hacen nada al respecto? ¿Por qué?

Sarmiento ordenó el censo para saber qué era lo que tenía que hacer para que el país fuera una nación civilizada. ¿Los Fernández saben hacia dónde quieren llevar al país? ¿Quieren países distintos? ¿O no? ¿Saben?

“Al que no sabe hacia dónde va no hay viento que le venga bien”*. Este sería el caso del gobierno actual. Los gobiernos duran 4 años, pero el daño que se puede hacer deseducando, puede durar toda una vida.

En educación hay que empezar de cero. Cambiar los objetivos y enseñar en libertad. Enseñar a los chicos a pensar. A preguntar. A buscar las respuestas por sí mismos. Educar para un mundo que avanza y ellos no.

Con el sistema de hoy los argentinitos no entrarán al mundo que ya existe y que ellos no conocen ni conocerán. Son el futuro y se los hunde en el pasado. Basta de educar mal para que voten peor, de la mano del puntero que les maneja los planes. Educación planera.

* “M’ hijo el dotor”, 1903, obra de Florencio Sánchez.

* Séneca, filósofo romano, 4aC – 65 dC.

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