Por Luis Alejandro Rizzi.-

Las elecciones del próximo mes de octubre para renovar parcialmente el Poder Legislativo Nacional serán muy diferentes a las presidenciales de 2015 y a las futuras de 2019, ya que en éstas como lo dice Ignacio Zuleta se puede volver a armar el “partido del ballotage”, que diríamos se conforma con el “no y anti peronismo” que en número es más que el peronismo y lo seguirá siendo mientras este último funcione como “furgón de cola” del kirchnerismo.

Por eso en estas elecciones de medio término el panorama parecería favorecer al “kirchnerismo” dado que el partido del ballotage no competirá ni participará como tal.

Managment & Fit en una encuesta realizada el pasado mes de diciembre en la provincia de Buenos Aires muestra que la fórmula Massa-Stolbizer tendría una intención de voto de 35%. Luego aparecen Scioli-Cristina con 29,7%, excelente porcentaje, y finalmente la fórmula del PRO de Jorge Macri y Elisa Carrió suma 18%. Los indecisos son el 9,2%.

Esto significa que en cierto modo Margarita Stolbizer en su acuerdo con el Frente Renovador de Sergio Massa, cumpliría la misma función que Lilita Carrió hizo y hace en el “partido del ballotage” que es “CAMBIEMOS”.

Esta alianza que llamaría “del medio término” cuenta con otra ventaja y es que Maria Eugenia Vidal no participará en la elección y si bien cuenta con un 56% de aprobación de su gestión, será difícil compartir ese capital cuando aun hoy no se logra encontrar ni se vislumbra que personas podrían encabezar las respectivas listas para senadores y diputados.

Si se cumpliera en la realidad la muestra de Managment & Fit, Sergio Massa sería decisivo para conformar “el partido del ballotage” en 2019 que incluso podría ganar en primera vuelta y se convertiría en candidato natural para 2023. Ganar en primera vuelta asimismo le posibilitaría al oficialismo actual consolidar una clara mayoría parlamentaria.

Esto sería realmente la consecuencia más importante de la próxima elección y la otra aún no resuelta es saber si el peronismo dejará de oler a Kristinismo.

En otras palabras el peronismo está como nuestro riachuelo, pasa el tiempo pero continúa su contaminación.

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