Por Carlos Pissolito.-

A modo de introducción: No es casual que las modernas teorías del caos se apliquen a cuestiones tan dispares como las corridas bancarias o la predicción de grandes tormentas.

Sucede que la Física newtoniana tradicional es incapaz de explicar, en su concepción lineal, fenómenos complejos como los mencionados. El problema es que desde hace varios años esta ciencia ha sido tomada como el modelo para todas, por su aparente rigurosidad para predecir los fenómenos que estudia.

El problema, para las ciencias, se agrava cuando ellas quieren predecir, no ya la caída de un cuerpo -algo bastante simple- sino algo complejo. Como por ejemplo si va a llover o no mañana.

La Física de los modelos, que es la última evolución del paradigma newtoniano, viene intentado responder a estas preguntas mediante simulaciones y con el uso intensivo de las estadísticas y de la ley de probabilidades.

Merced a ello, los pronósticos, al menos los meteorológicos, han mejorado bastante, pero, aún, no alcanzan para responder preguntas más difíciles, como por ejemplo, las vinculadas con los efectos del cambio climático.

De un tiempo a esta parte viene siendo necesario pensar las cosas desde otros puntos de vistas. Bajo la luz de nuevos paradigmas. Los que los proporciona otra Física, la Cuántica. Al efecto, hace falta lo que los alemanes llaman: Weltbild y nosotros, los latinos, más sencillamente, una visión.

Una visión es necesaria porque le aporta una noción de sentido y de finalidad a lo que pretendemos comprender. Por supuesto que hay muchas visiones. Desde las mágicas a las ultracientíficas. Al parecer, todas parecen confluir en un punto: todo lo que existe está regido por el ineludible ciclo de nacer, crecer, reproducirse y morir.

Tormentas: Hecha esta introducción, vamos a los hechos que nos preocupan, cual es una serie de tormentas que parecen haberse abatido o, estar a punto de hacerlo, sobre nuestra Patria.

Decimos tormentas porque lo que las caracteriza es que son fenómenos inestables y que pueden producir daños severos sobre un entorno determinado.

Al igual que ellas, hay -al menos- dos fenómenos tormentosos en desarrollo que pueden producir graves consecuencias económicas, sociales, políticas y culturales ser en la Argentina.

La primera es una tormenta local, aunque intensa, promovida por el propio gobierno a partir de colocar en su agenda una ley que permitiera la legalización del aborto. La segunda es una tormenta que creemos global y que se deriva de las consecuencias, aún no desarrolladas en plenitud, del denominado GloriaGate.

La tormenta del aborto termina, por el momento, con una dura derrota. La primera de magnitud. Para la estrategia de marketing político del gobierno. Pero, una que no ha terminado de desarrollarse totalmente. Pues, muy bien, puede ser el germen del surgimiento de una fuerza política nueva de características diferentes a todo lo existente.

Si los derechos de defensa de la minorías de lo políticamente ha generado un variado colectivo de fuerzas políticas, predominantemente de izquierda. También, como contrapartida, la defensa de las DosVidas, bien puede dar lugar a un colectivo caracterizado por valores tradicionales asentados en el sentido común.

A este colectivo, le faltan dirigentes, pero no referentes. Personas que merced a su militancia individual y a su esfuerzo se han ido posicionando en lugares, aún secundarios, pero potencialmente importantes, para influir sobre la opinión pública que busca un mensaje diferente al oficial.

En la medida de que el oficialismo persista en su lucha cultural de impulsar reclamos minoritarios, va a impulsar, paradójicamente, la consolidación de los reclamos insatisfechos de la mayoría. Sin que pase mucho tiempo, puede ser que surja su aprovechamiento político. Y que emerja en la Argentina el partido o el movimiento de derechas que no existe.

La otra tormenta, la del GloriaGate, es potencialmente mucho más peligrosa. Principalmente, porque, tanto su origen como sus derivaciones tienen carácter internacional.

Para empezar, hay que reconocer que la impecable coordinación de la difusión de los famosos cuadernos, tanto en sede judicial como en los escenarios mediáticos, nos debe hacer sospechar sobre su origen.

Sólo podemos especular, pero con fundamentos. Los primero, es reconocer que, hoy, todo puede ser visto y escuchado, si se dispone de la tecnología necesaria. Esa tecnología, principalmente, está en poder de los Estados más poderosos. A saber, los EEUU, China, Rusia y la Gran Bretaña.

No es casual la incidencia de la difusión de diversas “filtraciones” de la inteligencia de los EEUU en numerosos escándalos político-financieros que afectan a numerosos países de la región. Especialmente al Brasil con su conocido caso “LavaJato”.

En este sentido, hay dos hechos que no pueden negarse. El primero, es la participación activa de dependencias judiciales norteamericanas para el inicio de escándalos como el FIFAGate y con el ya nombrado LavaJato. El segundo, es que fue la propia presidente de Brasil, en ejercicio, Dilma Rousseff, quien se quejó que su cuentas de mail habían sido hackeadas por los EEUU.

El procedimiento de exponer la corrupción de un país para someterlo políticamente se denomina lawfare y ya tiene varias operaciones en su haber. De hecho es objeto de investigaciones del FBI en los EEUU por la probable influencia de información comprometedora en la campaña presidencial pasada, la que habría sido obtenida por la inteligencia rusa, para ser entregada a Donald Trump.

Desenlaces: toda trama exige un desenlace. Estas también. No serán la excepción. El problema es que el futuro no existe y, como tal, no puede ser conocido con exactitud mediante ningún método científico. Más puede ser intuido a partir de una visión. Con las lógicas limitaciones que esto implica.

Esta visión no puede ser ni optimista ni pesimista. Sino que debe ser lo más realista que sea posible. Para empezar, podemos usar la comparación como método. Esto es algo, que en alguna medida, ya está pasando en Brasil, por ejemplo.

Allí vemos que la lawfare sólo ha llevado recesión económica y desconcierto en el liderazgo político. Pero, uno que se ha visto sostenido por la dura estructura de sus FFAA que se encuentran detrás de la escena política, pero alertas.. También, vemos que todo está impulsando a un colosal “que se vayan todos” y al surgimiento, en consecuencia, de outsiders extremos que representan ambos bordes de la grieta. Con un militar retirado por un lado, y una mujer afrobrasileña y ecologista, por el otro.

Nuestro pronóstico debe ser, necesariamente, mucho más reservado que el de Brasil. Primero, porque nuestra situación económica ya es de extrema debilidad y segundo, porque nuestras FFAA distan de poder ser apoyo que un Estado en una situación crítica necesita.

Pero, en esta vida nada puede darse por certero. Tal como lo atestiguan las nuevas ciencias de la incertidumbre. Y, bien, deben existir bajo la superficie una miríada de factores que no conocemos y que, bien podrían jugar un rol vital en el futuro. Por lo que cualquier forma de desesperación es una mera estupidez.

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