Por Rodolfo Patricio Florido.-

La discusión judicial es ya un tema fútil. Un fallo llama a una nueva elección por fraude y el otro confirma el resultado reconociendo que el fraude no fue lo suficientemente grande. Es como si la Justicia merituara un robo en una casa según el volumen de las cosas robadas. Si se llevaron un televisor es menor a que si se llevaran el televisor, una computadora y el equipo de audio. Todo esto ya es ridículo, la democracia está dañada. El kirchnerismo se defiende atacando siempre. Son una paradoja política. Atacan a los demás para luego construir imágenes propias de victimados. Quemaron las urnas, adulteraron los telegramas, destruyeron las cámaras de seguridad, urnas llegaron abiertas en camionetas sin gendarmes y ¿luego pretenden que el resto del país les convalide el resultado?

Al final es como el tema del asesinato de Nisman. Quieren discutir sobre sus dineros y cuentas en el exterior, total el muerto no puede defenderse, pero no quieren discutir sobre que el cuerpo fue movido, el tiro se lo pego detrás de la oreja tirando hacia la nuca, la mano no tenía huellas de pólvora, le hackearon la computadora, le vaciaron el teléfono, movieron y corrigieron la posición del cuerpo antes de las fotografías policiales y esperaron muchísimos minutos antes de ver si siquiera estaba muerto. Algo así como… asegurémonos de que si no está muerto termine de morirse. Es increíble la capacidad que tiene este gobierno para cambiar el eje de la discusión de sus propias trapisondas.

En lugar de discutir sobre el más que evidente, brutal y salvaje fraude; terminamos discutiendo sobre la intervención federal y el golpe de estado judicial. INCREÍBLE. Es tanta la arbitrariedad en la manipulación de los contenidos de los hechos que hasta un diputado nacional del más rancio paladar negro kirchnerista se permite afirmar muy suelto de cuerpo que “intervendremos el poder judicial, ¿Cuál es el problema? UNA LOCURA. ¿Desde cuándo unos de los tres poderes constituidos del Estado Nacional y la República puede ser intervenido sin dañar brutalmente el concepto Constitucional básico de la división de poderes.

En vez de discutir sobre quien asesinó a Nisman y la red de encubrimiento de quienes llegaron a la escena del crimen (custodios, fiscal, secretario de seguridad, policías, etc.), terminamos discutiendo sobre su dinero, cuanto tenía depositado el asesinado en el exterior o si salía con modelos. Nuevamente… INCREIBLE.

Increíble que todos los argentinos nos sometamos con tanta facilidad a los relatos nocturnos de un gobierno que nos inventa cuentitos como chicos de cuna para ver si nos dormimos. Pero eso sí; de todo lo demás no discutamos. De los cadáveres nunca vistos y enterrados a cajón cerrado… tampoco. INCREIBLE también que soportemos estoicamente que un diputado nacional de la máxima confianza presidencial como es Carlos Kunkel se atreva a decir… «el pueblo argentino no permitirá que haya nuevas elecciones en Tucumán”… “Si es necesario intervendremos el Poder Judicial en la provincia, mire qué fácil…” INCREIBLE. Ahora resulta que “el pueblo argentino quiere que no haya nuevas elecciones en Tucuman”. Si están tan seguros, es muy simple, hagan un plebiscito una consulta popular un referéndum y sabrán que el pueblo argentino está horrorizado y quiere con una amplísima mayoría que haya nuevas elecciones. Pero no lo harán. Y no lo harán porque saben muy bien cuál será la respuesta del pueblo argentino al que dicen interpretar y representar.

Lo importante es que la Democracia pareciera haber encontrado un límite donde habían sido derruidos todos. El problema es que antes, los límites eran una y otra vez atropellados como si a nadie le importara y ahora a mucha gente comenzó a importarle. La impunidad y la vertical obediencia debida disimulan, lamentablemente, los errores y los horrores de estos procedimientos.

Es una pena que aquel que una parte de la ciudadanía todavía ve como un exponente kirchnerista reformista, siga ensimismado en esa verticalidad que ya no tiene más explicación que el pensar que en realidad es un fiel y disciplinado interprete de lo que denominan “el proyecto”. Hoy por hoy, especular sobre si es o no es Scioli diferente, es una entelequia no muy discutible al calor de la repetición de sus apoyos consistentes a toda la dialéctica explicativa sobre que Manzur es el resultado de una elección popular transparente y prístina.

Como entender sino que Scioli afirme que Manzur es el producto de “un triunfo legítimo. O sea; quemar urnas, comprar fiscales de la oposición, desaparecer pruebas fílmicas, observar que las urnas llegan abiertas, que los transportes no llegan custodiados, que las planillas son adulteradas… todo eso para Scioli es… ¿normal y legítimo?

Por su parte, Julián Domínguez, el fallido amigo del Papa Francisco, el que pregonaba que Aníbal Fernández era el artífice del crecimiento del tráfico de drogas, es ahora su más conspicuo seguidor pidiendo que voten por Aníbal. Claramente la verticalidad concebida como obediencia debida lo exige. ¿Cuál será su exigencia moral, ética y cristiana con un Papa del que dice ser su amigo pero al que traiciona dándole soporte a quien la justicia comienza a investigar por su presunta relación con el tráfico de efedrina. ¿Habrá sido alguna vez amigo del Papa o habrá sido siempre un oportunista un sepulcro blanqueado a la búsqueda de una pátina de moral cristiana en la que no cree pero necesita. Este hombre, Julián Domínguez, también se subió al tren del relato cuando afirmó sobre el fallo judicial convocando a nuevas elecciones y dijo: «Es un golpe institucional sin precedentes». Esto, dicho por un algún muy neófito estudiante de primer año podría pasar desapercibido en un examen básico. Pero, dicho por alguien que preside la Cámara de Diputados de la Nación es una aberración conceptual. Y no es que no lo sepa, es que el relato ordena que así se exprese. Si cada fallo judicial adverso debe ser caracterizado como “Golpe Institucional” estamos en problemas y lo que es peor aún, comenzamos a usar jerga rupturista de la naturaleza Republicana y Democrática que deberíamos execrar para no estar tentando fantasmas del pasado que pudieran imaginar otras rupturas ante la naturalización que implica la utilización de la palabra “Golpe” ante cualquier situación que no se ajuste con las demandas de las expresiones presidenciales. Además deberían tener mucho cuidado con intervenir Tucumán, no vaya a ser que las manifestaciones populares terminen haciendo del Interventor una suerte de Virrey Español que llegó para humillar el espíritu libertario que alguna ocupó el cuerpo social de los Tucumanos y nos permitió salir de una falta oprobiosa de nuestro destino de libertad.

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