Por Malú Kikuchi.-

Brasil, nuestro vecino, con más de 200 millones de habitantes, nuestro socio comercial más importante, está transitando momentos difíciles. Parecería que la corrupción es una mancha generalizada entre la mayoría de sus políticos y sus empresarios.

Los ciudadanos de a pie, sólo se ocupan de la política cuando la economía no anda bien. Brasil recién empezaba a salir del pozo económico. Sin embargo, el grito más escuchado hoy es, “fora Temer”.Es casi el final del camino que empezó con el “mensalao”, el petrolao” y ahora el “lavajato”.

Importantísimos políticos brasileños como Joao Dirceu (mano derecha de Lula, liberado el 3/5/17 por no tener sentencia firme), o el pilar del empresariado Marcelo Odebrecht (una de las más grandes constructoras mundiales), encarcelados por corrupción.

25 miembros de los gobiernos de Lula fueron sentenciados y están presos. El mismo Lula está siendo investigado. La ex presidente Dilma Roussef fue destituida a través de un juicio político, no por corrupción (con la que convivió y, o no la vio, o la dejó pasar), sino por mal ejercicio del gobierno.

El que impulsó el “impeachment” fue el ex presidente de la cámara de diputados, Eduardo Cunha, hoy preso por el petrolao (US$ 5 millones en Suiza, cuenta no declarada) y Dilma fue remplazada por su vice, Michel Temer, hoy acusado de coimear a Cunha para que no hable.

El hecho fue grabado y filmado, con ayuda del poder judicial, por personas de JBS, la mayor procesadora de carne del mundo, que probablemente, con el sistema de “delación premiada”, de ser acusados por coimas (muy probable) puedan descontar penas. Temer alega que creía que estaba ayudado con algo de plata a un amigo preso, que nunca pensó en comprar el silencio de nadie.

Algo que él, Michel Temer no necesita hacer, ya que es transparente y honesto. El problema es que ya antes de este explícito audio y video, Temer tenía muchas acusaciones por corrupción. Dice que no va a renunciar, que sería la forma más elegante de irse. De no hacerlo, quedan las posibilidades del juicio político, ya hay 8 solicitudes, es un proceso largo, y todavía Temer controla gran parte del congreso.

O un juicio por el Supremo Tribunal Penal por obstrucción a la justicia y más. Esto debería pasar por la Procuraduría General de la República y de ahí a la cámara de diputados, donde debería obtener los dos tercios de los votos para poder destituirlo. O lo más rápido, que el Supremo Tribunal Electoral compruebe que la fórmula Rousseff-Temer (2013) fue financiada ilegalmente, eso sostiene Odebrecht.

Toda la política brasileña está en la picota. Aecio Neves, el que disputó el ballotage con Dilma, hoy senador, debe despedirse de su carrera política porque las acusaciones lo acercan a la cárcel. Al gran empresariado le pasa lo mismo. Las investigaciones y los allanamientos se hacen mientras los personajes sospechados están en el poder. Brasil da clase de coraje cívico.

Y toda esta sucia historia, sucia por el delito y el engaño a los ciudadanos y el robo de sus dineros, pero resplandecientes por que la justicia trabaja con independencia de cualquier otro poder y sólo obedece a la ley, toda esta épica judicial, empezó con un hombre: Sergio Moro.

Luego siguieron mucho otros, pero el que dio el primer paso, sin pensar en su seguridad, en la de sus dos hijos o en la de su mujer, fue Moro. ¿Y quién es Sergio Moro? Nació en 1972. Se recibió de abogado en la universidad provincial de Marringá; master y doctorado en la universidad nacional de Paraná, estudios legales y sobre lavado de dinero en Harvard.

Juez federal a los 26 años, en Curitiba, capital del estado de Paraná, frontera con Argentina y Paraguay. La cercanía, ¿podrá ayudarnos con la limpieza que nos es imprescindible, empezando por nuestro poder judicial?

Un hombre, un hombre decidido, comprometido con la verdad, un hombre con valores y sin precio, un hombre con todo el coraje necesario para enfrentar un enorme y enquistado sistema de corrupción en las más altas esferas, puede. Un hombre así, puede. Otros se contagian y siguen.

Que la onda expansiva de justicia brasileña nos alcance y finalmente nuestro poder judicial, haga JUSTICIA. Nos hace falta. Desesperadamente.

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