Por Nicolás Incollá Garay.-

Un paso antes de caer al abismo, generalmente, el ser humano reflexiona y, si puede, cambia la orientación de su paso, ya sea hacia un lado o hacia atrás, según corresponda, y así lo dicta el sentido común.

Lo mismo ocurre con los gobiernos. Cuando se adolece de una falta de proyecto, la toma de decisiones se complica y cuando, además, se carece de otras cosas, en materia de cultura, valores, y actitudes concretas, se podría decir que estamos a un paso de caer. Una caída tan persistente como la nuestra es realmente un caso de estudio a nivel académico, en instituciones de prestigio internacional.

Las conclusiones que se pueden obtener manifiestan que esta decadencia tiene una raíz profunda en lo cultural. Los dirigentes son los más responsables de lo que sucede hoy en día, y esto incluye a políticos, profesionales, empresarios, gremialistas, hombres de la Justicia, y en ellos, aclaración válida, es de ambos lados de la grieta.

Asistimos a una serie de acontecimientos en los que se manifiesta un desprecio y un rebajamiento a la dignidad y al valor de la libertad.

El desconocimiento de la ley, para nosotros los humanos la constitución, hablamos de la ley suprema y para los creyentes la ley de dios, que seguramente tendrá premios y castigos en otra dimensión, sería más que suficientes elementos a tener en cuenta ante la pérdida de valores y derechos inalienables, como por ejemplo el derecho a la propiedad, tan cosificado a expresiones vulgares y actitudes repudiables, propias del salvajismo troglodita y no de una sociedad civilizada.

Se alzan voces para que un sector conformado por personalidades actuantes en lo nacional, político, religioso, cultural, obtenga un factor común aglutinante que posibilite homogeneizar el desarrollo y conductas relacionados a la toma de decisiones que están haciendo falta, en las actuales circunstancias, con el objeto de que se establezcan en forma bien definida y prioritaria los escenarios para poner en practica planes de gobierno creíbles y sustentables en el corto, mediano y largo plazo.

Debemos despejar dudas, de donde estamos parados los argentinos, ante el mundo, tenemos que proyectarnos con énfasis y reclamar por lo nuestro, caso Malvinas, en la constitución europea antes del Brexit, las Malvinas y las demás islas del Atlántico Sur además de parte de la Antártida ya figuran como parte del territorio de la Unión Europea.

La estrategia para definir los planes de gobierno, sobre todo en las actuales circunstancias debe ser tenida en cuenta como una prioridad nacional, por ejemplo, la creación de un serio y eficaz Consejo Económico Social, que vele por los derechos de todos y cada uno de los habitantes de este bendito suelo argentino.

Este enfoque pretende ocupar a modo de colaboración y sustentado en la convicción de que se debe servir a la “patria” y que toda gestión debe redundar con el conocimiento de la realidad actual para poder ofrecer un mejor futuro a nuestros hijos y a los hijos de nuestros hijos.

El mundo transita una tónica globalizante. No podemos ser ajenos a ella. Seamos partícipes y no cómodos testigos del acontecer de hoy.

Share