Por Silvio Pedro Pizarro.-

Quiero hacer mención a un interesante artículo de Andrés Kruse publicado el día 17 del presente en el Informador Público bajo el título “Vargas Llosa y el peronismo”.

«El gran escritor peruano, sempiterno admirador de la Argentina, siendo orador central de un evento realizado en Punta del Este, en enero de 2015, se pronunció en estos términos:

Tengo una gran admiración por Argentina. Siempre recuerdo, y me gusta recordarles a quienes ya lo han olvidado, que fue un país del primer mundo cuando tres cuartas partes de Europa eran del subdesarrollo».

«Argentina fue un extraordinario país, con una cultura asombrosa. Fue la nación más ilustrada de América Latina, tenía un sistema educativo que fue el mejor del mundo» y fue el primer país que acabó con el analfabetismo. Y entonces se preguntó: «¿Cómo es posible que un país con esa tradición viva la catástrofe política y económica que es hoy día?». De inmediato dio con la respuesta: «Por razones puramente políticas, no son razones económicas, nadie ha invadido Argentina. Vargas Llosa fue claro en identificar lo que a su juicio torció el destino del país: «La razón del fracaso, de la catástrofe Argentina, tiene un nombre: es el peronismo. No hay ninguna duda, es el peronismo».

Fue entonces que reflexionó: «No se comprende cómo existen argentinos que sigan votando» por el peronismo. «¿Cómo es posible esa perseverancia en el error? No se entiende».

Coincidimos con Kruse en su apreciación de que Perón fue posible porque el orden conservador le entregó el país en bandeja. Su elitismo, su petulancia, su desconfianza por los sectores populares y, por qué negarlo, su racismo le allanaron el camino a un demagogo sin igual, a un experto en el arte de manipular a las masas y de conservar el poder a cualquier precio.

De lo que estoy en franco desacuerdo es con respecto a su calificación del conservadorismo en la historia política del país, ya que se refiere al mismo en forma peyorativa, como una oligarquía, una éiite de clases que recelaba de la chusma irigoyenista. Reconoció la excelente presidencia de Marcelo T. de Alvear, considerada la mejor presidencia de la historia, pero con un dejo medio amargo al decir que aunque radical, los conservadores dormían tranquilos porque era uno de los suyos.

Es excelente el resumen que hace de una parte de nuestra historia y que en uno de sus párrafos dice: «El 24 de febrero de 1946 Perón ganó por un estrecho margen a una coalición de todas las fuerzas políticas que existían hasta el momento, a los grandes medios de comunicación, al establishment y a la embajada de Estados Unidos que lo consideraba un simpatizante de Hitler. Ese día la Argentina dejó de ser la misma, para bien o para mal según la postura ideológica de cada uno.”

Sabemos que fue para mal, como también lo sabe el autor Kruse.

Es difícil, me consta, adaptar la mente a las distintas perspectivas políticas y sociales de cada época. Y por lo tanto las ideas, la cultura y las costumbres exhibidas en los años 30 contrastan con el populismo, el llamado progresismo y el izquierdismo de nuestros días.

Respetando argumentos opuestos y distintos criterios, mi opinión es que el extraordinario progreso que había traído la política de fronteras abiertas, y el desarrollo de la cultura, la educación y las artes, que colocaba a la Argentina en un lugar privilegiado entre los países del primer mundo, fue llevado a cabo durante los gobiernos conservadores. Analizado objetivamente, más que una opinión la considero una realidad histórica.

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