Por Elena Valero Narváez.-

Existe un proyecto integral de orientación de políticas públicas que permite deshacerse del pasado estatista e iniciar un camino basado en las ideas liberales libre de la servidumbre a las que nos conduce el socialismo en todas sus variantes, como nos enseñaron Hayek, Mises, Popper, entre otros campeones de la libertad. Es fruto del trabajo conjunto de tres instituciones latinoamericanas, el Centro de Liberalismo Clásico, la Academia Cristiana de Ciencias Políticas y el Foro Liberal de América Latina, con un equipo de políticos, intelectuales y expertos latinoamericanos en diferentes disciplinas, inspirados en el libro “Las Leyes Malas” (Guatemala, 2009) del profesor Alberto Mansueti, abogado y politólogo argentino. Consideran convencer a la sociedad para que se encolumne detrás de políticas de estado liberales generando el consenso necesario para que se puedan implementar. La idea es que no sean políticas de emergencia, sino que permitan perdurar y progresar en todos los órdenes.

En nuestro país, como en varios de América Latina, los gobiernos aspiraron a controlar “monopolíticamente” los mercados, cerrando el camino a la competencia. Este grupo de intelectuales promueven, además de mejorar el sistema político democrático, afianzar el sistema capitalista, el cual, desde su aparición a mitad del siglo XIX, va más allá del mercado urbano o el estado-nación, marcha hacia donde encuentra condiciones favorables para su desarrollo. Intentan convencer de crear un contexto adecuado para ampliar los mercados y tornarlos imparables con ventajas comparativas para exportar capitales, conocimientos y servicios, llegar, de este modo, al mercado internacional, que en la actualidad cubre todo el planeta.

Veamos un escueto resumen del proyecto: se basa en los tres pilares capitalistas: gobierno limitado; mercado libre y propiedad privada.

Proponen cinco reformas que tiendan al avance de las libertades individuales y al fortalecimiento de la sociedad civil, debilitando las reglamentaciones que paralizan las inversiones, contratos, intercambios, precios y deterioran el valor del dinero. Se dirigen a derribar los mercados cautivos por los gobiernos, impuestos draconianos, intervenciones arbitrarias y prebendas políticas.

El plan que realizaron combate el monopolio económico, ideacional y de enseñanza y la monopolización política desde donde los gobiernos se zambullen a la estatización total, “todo dentro del estado, nada fuera de él” -como quería Benito Mussolini- si no hay fuerzas sociales que se le opongan.

La primera reforma, la más importante, consiste en poner al Estado en su lugar, limitándolo a cumplir solo con sus funciones específicas de defensa, seguridad, y administración de justicia, recortando los excesivos poderes y facultades impropias, que hoy ejerce, otorgando más libertad y poder al ciudadano.

La idea central del Foro Liberal de América Latina es acabar con la sobredosis de estado, con sus intromisiones en el sector agropecuario, la industria, el trabajo, el comercio, las inversiones, la moneda, la banca, el medio ambiente, la educación, las jubilaciones y pensiones, entre otras tantas áreas, que no son de su competencia. Consideran que el mejor recurso para solucionar la crisis presente es generar más confianza en la libertad individual que en la omnipotencia del Estado.

Los gobiernos han aspirado a controlar los mercados, cerrando el camino a la competencia, con medidas dirigistas enemigas del capitalismo. Persistir en el modelo aceleraría la decadencia llevándonos a una situación de muy difícil salida.

No dejan de lado reforzar el sistema de partidos o sea el marco institucional de los emprendimientos políticos, pilar importante de la democracia, por el cual, la lucha por el poder se realiza de forma pacífica. Requiere, que se quite de encima de los partidos la mano opresora de los gobiernos para que puedan cumplir con su función esencial de auscultar los reclamos de la opinión pública, sintetizándolos en propuestas políticas que compitan libremente en el mercado del voto.

La segunda reforma consiste en afianzar el sistema capitalista, liberando los mercados, derogando todas las leyes que crean monopolios del estado, protegidos por prebendas y dadivas, los cuales obstruyen el funcionamiento de la oferta y la demanda, la producción y la productividad. Es parte del proyecto en marcha, promover privatizaciones, la expansión de las empresas, los negocios y el empleo, aumentando los ingresos reales de la gente y el crédito basado en el ahorro.

El control de cambios, de precios, y del comercio exterior, como también, las compras del gobierno, son una fuente inagotable de corrupción, por lo cual se prevé que los mercados estén libres de violencia y fraude, tarea de la policía y de los tribunales encargados de evitarlo. Remarcan como esencial la seguridad jurídica para que se respete la normatividad de los contratos a corto, mediano y largo plazo.

Esta reforma se dirige a fortalecer y extender la propiedad privada para reforzar la sociedad civil, fuente de poderes espontáneos no ligados al estado, los cuales actúan como límite a los poderes del gobierno y vigorizan, además, los derechos de las personas y de la sociedad en su conjunto. Es desde ese ámbito donde se reclama justicia y reglas que eviten las arbitrariedades de los gobernantes.

En los regímenes totalitarios lo primero que se suprime es la propiedad privada y, consecuentemente, se estrangula la sociedad civil, es así como desaparece el estado de derecho y la justicia se convierte en un juguete que hace lo que desea el gobierno.

La libertad está ligada a a la consolidación jurídica de la propiedad privada, ella vigila y controla al Gobierno, por eso se le da en el proyecto tanta importancia a la libertad para el usufructo de la propiedad, por supuesto, dentro de principios y leyes que respeten la integridad y el derecho de los otros.

La tercer reforma se concretaría con tres “reformas sociales: de educación, salud y previsión social. Por el lado de la oferta creen que se debería empoderar a los productores, maestros y educadores, personal médico y de salud, como así también, a los proveedores de planes de retiro y seguridad social entregándoles, en propiedad, las entidades educativas, médicas y previsionales, que hoy son del Estado, con sus instalaciones y equipos.

Por el lado de la demanda este proyecto ayudaría a los consumidores y usuarios que hoy carecen de los recursos para pagar por los servicios, a saber: estudiantes y alumnos, enfermos, incapacitados y accidentados, jubilados, pensionados y trabajadores, en edad de retiro o próximos a cumplirla. Se haría mediante la entrega de bonos o cupones para pagar en los institutos de su elección, reembolsables en dinero a las entidades que hayan escogido. En las tres reformas sociales, los bonos serían para la transición hacia el capitalismo liberal maduro, compensando mientras tanto a los más necesitados.

Entienden que el proyecto debe ser global porque tiene el propósito de acabar con las Ideas que dominan en universidades, Iglesia, prensa, también con las leyes obstructivas que generan enorme burocracia e impiden crecimiento y desarrollo; a las que denominan “apartheid criollo” pues privilegian a sectores en desmedro de otros. Quieren revalorizar los pilares de la democracia y acabar con las leyes de contenido marxista que atacan la vida y la familia, también a la industria, debilitando el capitalismo en sus bases y fundamentos y originando corrupción estructural a partir de la invasión de aéreas privadas por el estado.

En resumen, el plan de orientación de las políticas públicas de transformación, que formulan, se dirige a deshacer los males provocados por los nacionalismos populares en América Latina: una propiedad privada endeble, donde los monopolios estatales dominan y actúan en beneficio de los equipos políticos que gobiernan y de su burocracia, una economía controlada en gran parte, y una justicia corrupta que permite que el gobierno haga lo que quiera ante una democracia oprimida.

Si bien creen que las ideas se encarnan en las personas, piensan que para tener éxito es necesario anteponer un proyecto pues es lo que falta. Desde allí, creen que surgirán quienes podrán, en un futuro, llevar adelante un cambio de sistema dando soluciones a los problemas reales. Piensan que aparecerán políticos decentes, veraces, comprometidos con sus ideas como así también, empresarios jueces, periodistas que lo nutran de consenso sin el cual ningún proyecto político tiene futuro.

Creo que merece la pena hacer conocer este intento de atraer a los argentinos con un proyecto global para emprender el camino de la libertad.

El socialismo que tanta prensa tiene en América Latina ha fracasado en todos los países donde se implementó. No pudo ni comprender ni solucionar procesos elementales de la vida social y económica, por ello se autodestruyó en la URSS y en todos los países que se aplicó, luego de tremendas hambrunas, muertes y terrorismo de estado. El sistema capitalista vive de la reinversión constante; las más maravillosas innovaciones técnicas fueron posible, no por los totalitarismos que liquidaron la economía de mercado, sino por el capitalismo el cual permitió, a la vez, elevar los niveles de vida de los sectores bajos de la población. Posibilita más libertad, más pluralismo y más creatividad. El socialismo real vive de la regimentación y el estancamiento, para saberlo basta con hacer comparaciones históricas.

Bienvenidos a nuestro país, gente que se suma a otras instituciones liberales como Atlas 1853 y Libertad y Progreso para trabajar por un país mejor. Argentina tiene una Constitución liberal que bien puede enmarcar todas las leyes necesarias para un cambio del tipo que plantean.

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