Por Hernán Andrés Kruse.-

El INDEC acaba de informar a la población que la pobreza ascendió en el segundo trimestre de este año al 32,2 por ciento, lo que significa que alrededor de 10 millones de compatriotas son pobres. Así de simple, así de aterrador. Una cifra que constituye un ultraje para la Argentina, un país rico en recursos naturales, apto, según los entendidos, para alimentar a 400 millones de personas. El último cálculo oficial de pobreza se remonta a 2013 y a partir de ese momento fue discontinuado. Lo que hizo el organismo que ahora conduce el economista Jorge Todesca es fotografiar lo que sucedió en el país entre abril y junio pasados, modificando sustancialmente la metodología en relación con las mediciones anteriores, lo que complica cualquier intento de comparación. En la conferencia de prensa brindada ayer (miércoles 27) el presidente de la nación reclamó que se lo juzgue como tal a partir de la publicación de estos datos, ignorando olímpicamente la serie de medidas que adoptó desde que asumió que no hicieron más que ahondar el nivel de pobreza: la devaluación, la quita de retenciones a los alimentos, el tarifazo, los despidos en el sector público y la apertura importadora. La suba inflacionaria que llevó el índice de precios del 23,8 por ciento en octubre de 2015 al 47,1 por ciento en junio de 2016 es principal responsable del aumento de la pobreza que fue reflejado por la UCA, cuyos estudiosos calcularon el incremento de la pobreza en 1,4 millón de personas sólo en el primer trimestre de este año. A ello se debe agregar la suba de la desocupación-5,9 por ciento a 9,3 por ciento-entre el tercer trimestre del año pasado y el segundo trimestre de este año. Lamentablemente, este trágico tema amenaza con politizarse de manera obscena. Los macristas están echando la culpa de esta tragedia al kirchnerismo y seguramente muy pronto desde el kirchnerismo se lanzarán duras críticas al macrismo. Creo sinceramente que hay aquí responsabilidades compartidas: ningún miembro de la clase política es inocente, está exento de culpas. La inmensa mayoría de los políticos son, en mayor o en menor medida, responsables de la pobreza que hoy aqueja a uno de cada tres argentinos.

Según Página 12 la nueva metodología empleada para medir la pobreza es más exigente respecto a la definición del mínimo a partir del cual se considera a una persona pobre o indigente, lo que implica un aumento del porcentaje de personas en dicha condición. Según Diego Born, la canasta Básica Total, encargada de definir la línea de la pobreza por ingresos, es un 20/30 por ciento más cara que la empleada tres años atrás. De haberse continuado con la metodología anterior hoy la pobreza rondaría el 23 por ciento. Cuando Néstor Kirchner asumió la pobreza era del 50 por ciento y consiguió reducirla 30 puntos con las canastas anteriores. Si el macrismo se hubiera valida de aquella metodología hubiera mostrado una pobreza del orden del 23 por ciento a nivel nacional para el segundo trimestre de este año. Al no hacer un empalme estadístico el nuevo INDEC le permitió al presidente de la nación tomar como punto de partida de su gestión el 32,2 por ciento de pobreza. En otros términos: Mauricio Macri no asumió el 10 de diciembre de 2016 sino el 27 de septiembre de 2016. Según diversos economistas de todo el arco ideológico el porcentaje de pobres e indigentes se mantuvo relativamente estancado entre 2011 y 2013, aumentó al año siguiente y disminuyó en 2015. Entre el segundo trimestre del año anterior y el segundo trimestre de este año la pobreza aumentó un 3 por ciento.

Según el nuevo INDEC 8.772.000 personas (32,2 por ciento) están por debajo de la línea de la pobreza mientras 1.705.000 (6,3 por ciento, más de la población de Rosario) son indigentes. En la Argentina 2.022.000 hogares son pobres de los cuales 425.000 están en la indigencia. Esta medición abarcó 31 aglomerados urbanos que representan más de 27 millones de personas y 8,7 millones de hogares. Argumentando que bajo su gobierno se logró reponer la serie estadística, el presidente trató en la conferencia de prensa instalar la idea de que su gobierno asume con un 32,3 por ciento de pobres heredados del gobierno de Cristina, sin tener en cuenta los casi diez meses de su gestión al frente del Ejecutivo. La región más castigada es el Noreste (40,1 por ciento), luego vienen el Noroeste (35,8 por ciento), Cuyo (35,6 por ciento), Pampeana (32,6 por ciento), Gran Buenos Aires (30,9 por ciento) y Patagonia (24,7 por ciento). En los aglomerados superiores a los 500 mil habitantes la pobreza ascendió al 31,8 por ciento, mientras que en las ciudades más pequeñas el porcentaje fue del 34,2 por ciento. El INDEC registró 4.543.000 pobres en el Gran Buenos Aires y 917.000 indigentes. Luego se ubica la región Pampeana con 1.925.000 pobres y 453.000 indigentes. El sector poblacional más afectado por la pobreza es el comprendido entre los 30 y los 64 años (40,3 por ciento de la población) y concentra el 34,9 por ciento de pobreza y el 32,1 por ciento de indigencia. Luego viene el sector de los niños y adolescentes (de 0 a 14 años), con porcentajes de pobreza e indigencia del orden del 32,3 por ciento y 33,1 por ciento. En tercer lugar aparece el sector comprendido entre los 15 y 29 años, con porcentajes del 29,5 y 32,2 por ciento. Finalmente, aparece el sector que abarca a quienes superan los 65 años con porcentajes que alcanzan el 3,3 por ciento y el 2,6 por ciento (fuente: Página 12, 29/9/016).

Acompañado por la ministra Carolina Stanley, el presidente de la nación habló en conferencia de prensa sobre las estadísticas de pobreza brindadas por el INDEC de Jorge Todesca. Que en el país un 32,2 por ciento de los argentinos sea pobre, enfatizó, pone en evidencia la gravedad de la herencia recibida. Aseguró que era “el dato que más estábamos esperando por parte del Instituto”. Y agregó: “Nos sorprendimos de que el punto de partida era mucho peor. Hoy sabemos claramente cuál es la realidad, que nos golpea, uno de cada tres argentinos está bajo la línea de pobreza”. Admitió que le resultará muy difícil cumplir con aquello de reducir la pobreza a cero ya que cuatro años no son suficientes. “Nosotros convocamos pobreza cero como un camino”, pontificó. En la residencia de Olivos el presidente, en su cuarta conferencia de prensa, expresó que el índice de pobreza “causa bronca y dolor, es algo que nos tiene que comprometer a trabajar juntos para que cada día podamos reparar más y más situaciones”. Como era de esperar, cuestionó a su antecesora: “después de años de manipulación de la información y negación, hoy sabemos cuál es la realidad, que claramente golpea. Espero que entendamos que la forma de construir ese futuro que queremos es diciéndonos la verdad, y hoy el INDEC está poniendo la verdad sobre la mesa y diciendo qué es lo que pasa en Argentina. Las estadísticas son reales. Meses atrás todo era montado sobre cifras ficticias”. Cuando se le hizo recordar el slogan de “pobreza cero”, manifestó: “Pobreza cero en cuatro años es obvio que no se alcanza” y aclaró que al referirse a ello siempre lo consideró “como un camino” a seguir. Para ese logro es fundamental, enfatizó, que la inflación alcance el dígito y que haya empleos de calidad generados por las inversiones. Planteó que “este es el punto de partida en el cual acepto ser evaluado como presidente y como gobierno”, excluyendo de ese punto de partida al ajuste, la devaluación, el tarifazo y el impacto del incremento de la inflación registrado con posterioridad a su asunción. Al preguntársele sobre si consideraba que hacía falta algún tipo de autocrítica por el incremento de la pobreza durante sus primeros diez meses de gestión, se limitó a aludir a la herencia: “Yo estoy para hacer todas las autocríticas que podamos, pero estamos empezando a tener en Argentina información estadística real”. Más adelante hizo mención de la reunión prevista para el jueves 29 entre sus funcionarios y los popes sindicales, que reclaman medidas urgentes para mejorar el poder adquisitivo de los salarios en medio de promesas de paro general. “Estamos evaluando cuáles son las medidas a tomar“, consideró, para luego reiterar que su gobierno “apuesta al diálogo” y prometió “hacer el mayor esfuerzo para lo que necesiten”. Sin embargo, a renglón seguido aseguró que la mejora del poder adquisitivo de los salarios es un hecho a raíz de las medidas que su gobierno está tomando como, por ejemplo, el haber bajado el nivel de inflación. Su meta es “no solo llegar a poner la inflación debajo del 20 por ciento, es llegar a un dígito, como sucede en la mayoría de los países del mundo”. Opinó que su gobierno va por el buen camino y que “mientras tanto hay que estar cerca de aquellos que más lo necesitan”, por lo que aseguró que “se ha aumentado la cantidad de programas sociales, la tarifa social” para que “todos los argentinos tengan oportunidades de poder desarrollarse en igualdad” y con un “Estado presente”.

Como siempre sucede cada que habla un presidente, sus aliados salen a respaldarlo y los opositores a criticarlo. Héctor Recalde, presidente del bloque de diputados del Frente para la Victoria, cuestionó al primer mandatario por su “recurrente apelación a la pesada herencia recibida” para explicar “los indicadores socioeconómicos negativos” del actual gobierno. “En nuestro gobierno, la UCA, con lo poco que tenemos en común, decía que la pobreza era del 21 por ciento y todos se asombraban. Hoy da el 32 por ciento y pocos lo cuestionan”. Para Alberto Fernández, dirigente del FR y ex jefe de Gabinete de Néstor y Cristina Kirchner, “las medias verdades son tan nefastas como las medias mentiras y ése es el discurso al que apela el presidente. Macri no está diciendo cuánto aumentó la pobreza, ni cómo en lo que va de su gobierno, y es un dato preocupante”. Dijo, como conclusión: “Macri critica los anteriores datos del INDEC y dice la verdad, pero oculta que durante su gestión se generaron entre 1,5 y 2 millones de pobres”. Para Gabriel Solano (PO), “Macri se amparó en la herencia recibida para justificar los altos índices de pobreza. Pero la devaluación monetaria y la eliminación de las retenciones, los despidos y las paritarias por debajo de la inflación han agravado la ya difícil situación social del país” (fuente: Página 12, 29/9/016).

Página 12 consultó a cuatro especialistas acerca de las posibilidades de alcanzar la pobreza cero en el marco del modelo económico propuesto por el presidente de la nación. Mariano de Miguel (IET) afirmó que “la combinación de devaluación, quita de retenciones y aumento de tarifas garantizaba un aumento de la pobreza”. En este sentido, Sergio Arelovich (UNR) remarcó que “buena parte de los derechos universales y beneficios de los programas de inclusión que el año pasado alcanzaba a más de 8,5 millones de personas han sido esterilizados por la inflación, el desempleo, la reducción de las horas trabajadas, la finalización de las changas, los tarifazos y el encarecimiento del transporte público”. Javier Crucio, subdirector del Departamento de Economía de la FCE-UBA, expresó que “en la medida en que haya niveles de inflación muy elevados la pobreza monetaria es muy castigada, el desafío es sostener niveles de ingresos reales y para eso, entre otras cosas, es necesaria una política activa del Estado en materia de transferencias”. Consideró también que “existen algunas respuestas desde el gobierno que son insuficientes y deben ser complementadas con otras políticas y mayor coordinación”. Crucio advirtió que “la salida macroeconómica que propone el gobierno a través del blanqueo, inversiones extranjeras y exportaciones parece un exceso de voluntarismo frente al complejo contexto internacional y local”. Según las estadísticas elaboradas por el IET el nuevo paradigma económico estuvo acompañado por una caída significativa en la participación de los trabajadores en el producto: “Volver a crecer el año que viene no garantiza mejorar los indicadores laborales. Para que el crecimiento se traduzca en menos pobreza es necesario que mejore el poder adquisitivo del salario”. Leandro Ottone (ITE) dijo que “las medidas adoptadas por la gestión de Macri dejaron en condiciones de pobreza a un nuevo número de personas por aumento del desempleo y caída de los ingresos. Una agenda contra la pobreza para los próximos años puede dividirse en dos planos. En el corto plazo es necesario revertir el aumento de la pobreza que generaron las políticas del nuevo gobierno, esto es a partir de la recomposición de los ingresos, jubilaciones, salarios y otros no salariales como pueden ser la AUH, las asignaciones familiares, entre otros”. “En el mediano plazo es necesario encarar una agenda sobre el desarrollo de una estructura productiva que emplee a más personas y se mejoren las condiciones laborales”, agregó el investigador. Crucio aplaudió la publicación de las estadísticas de pobreza e indigencia pero remarcó que la medición tradicional por nivel de ingreso “es necesaria pero incompleta ya que deja afuera cuestiones estructurales” relacionada con la nutrición, la protección contra la violencia, el acceso a una vivienda digna, la salud, la educación y la disponibilidad de agua potable. Al respecto, Ottone señaló que “la publicación del nuevo indicador abre una puerta para comenzar a discutir de qué manera medimos la pobreza y enfocarnos a elaborar un indicador más amplio”. Por su parte, Arelovich explicó que “inferir niveles de pobreza e indigencia a partir de los ingresos, no sólo deja afuera el método de las necesidades básicas insatisfechas sino que se pierde la interpretación del lugar que ocupan los planes sociales y los derechos universales reconocidos sobre la pobreza”. A partir de 2003, manifestó, se edificó “una red con suerte diversa que se hizo cargo de buena parte del problema de la exclusión, si bien sin resolver las causas originantes, reproductoras y amplificadoras de las desigualdades. El gobierno entrante simplemente comenzó un proceso de destrucción de tal red” (fuente: Página 12, 29/9/016).

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