Por Eduardo Filgueira Lima.-

Hace pocos días escribí una columna en la que más o menos decía: “el gobierno en sus formas –como intermediario entre el Estado y los ciudadanos, lo que modela la democracia– ha ejercido esa intermediación imponiendo una forma u otra, en mayor o menor medida, la oposición de unos contra otros, tanto como que la violencia, la agresión, o la descalificación sean moneda corriente. (…) El gobierno ha perseguido desde los medios adictos o afines, los oficiales, hasta el atril de la Casa de Gobierno, o las cadenas nacionales, todas las formas posibles de agresión y descalificación a todo aquel que no se aviniera a sus deseos, a todo aquel que apenas pusiera en duda sus decisiones o sus “verdades” (…) el gobierno ha sacado su propio provecho de dividir la sociedad,..”

Hoy estamos –por lo menos eso creía– ante una nueva alternativa. Una nueva fuerza política irrumpió con fuerza y en pocos años (desde 2003) en el escenario político nacional. Y ganó las elecciones presidenciales limpia y legítimamente hace pocos días.

Un nuevo Presidente nos inspiró esperanzas a quienes no compartíamos las ideas o los procederes del gobierno que termina el 10 de diciembre próximo. Tres fueron las ideas fuerza que nos repitió hasta el cansancio: lograr pobreza “cero”; una lucha frontal al narcotráfico y unir a los argentinos.

Los de un lado pensamos que seguramente era necesario mucho más que eso ante una situación de crisis, que preferimos dejar de lado porque con esa base seguramente sería posible avanzar luego en otras cuestiones también graves que nos aquejan, en particular las económicas.

Los del otro lado también aceptaron que el enfrentamiento y la grieta no habían sido positivas para el país y recriminaciones más, recriminaciones menos, todos aceptamos bajar los decibeles para encontrar caminos de encuentro.

Con la paciencia, perseverancia e inteligencia de un artesano Mauricio Macri está construyendo su gabinete, cada nombre que surge nos supone esperanzas de avanzar hacia un mejor porvenir: convertirnos en un país normal!

La Sra. Presidente Cristina Fernández acordó con el Presidente electo para hoy a las 19hs una reunión en Olivos. Mauricio Macri adelantó por los medios algunas cuestiones puntuales que le plantearía a la saliente mandataria (probablemente un error de estrategia al adelantarle sus requerimientos) y en particular la idea de lograr una transición ordenada. Esto es lo que debiera suceder en cualquier país normal y que se conviene.

Sin embargo CFK ninguneó a Mauricio Macri, el nuevo Presidente legítimamente electo que como debe suceder cree adecuado saber de las condiciones en las que encontrará cada repartición pública de las que deberá hacerse cargo, a pocos días de su asunción.

La Sra. Presidente, envuelta en su habitual soberbia, se negó a facilitar una transición ordenada! Sus actitudes ya son moneda corriente y no debieran asombrarnos. Pero este es un momento especial. Uno puede tolerar que se desborde al hablar desde un atril y desmerezca a quien se le ocurra, tergiverse la historia a su gusto e interés, dispare cifras locas de su gestión, etc., aunque no debiera ser así.

Pero esta situación es diferente. El traspaso de gobierno debiera ser un proceso que revistiera total normalidad en el que se va informa, describe, etc. las condiciones y particularidades en las que deja su repartición, a quien llega a hacerse cargo. Más aún incluso esta agenda debiera incluir las cuestiones pendientes, así como las financieras.

¿Qué otra forma existe de que conozcan con que se encontrarán cuando asuman el 10 de Diciembre? La democracia –su respeto– exige un traspaso ordenado y respetuoso.

Pero el despotismo y la soberbia que caracterizan a Cristina Fernández, nos despoja de toda ilusión de superar las diferencias! Porque fueron los K quienes generaron lo que denominamos “la grieta”.

Con ella dividieron la sociedad y también hicieron un gran negocio con ello! Muchos –de ambos lados– pensamos que esta situación ahora podría superase,.. Que la grieta sería pronto una cuestión del pasado y pronto olvidada.

Hasta Mauricio Macri propuso la unión de los argentinos, que seguramente es el deseo de todos, hartos ya de vivir en la confrontación. Pero nuestros deseos no tuvieron en cuenta que la división fue orquestada desde «arriba» y la sociedad la compró.

¿Cómo puede asombrarnos que la grieta exista si fue incitada desde el vértice del poder? Y fue seguida al pie de la letra por los fanatizados seguidores y reproducida como contra parte defensiva por sus opuestos!

Así llegamos a las más graves descalificaciones, oposiciones sin argumentos y rótulos agraviantes, como parodia de un divorcio traumático!

Revertir esta situación puede llevar años y se necesitan muchos esfuerzos para lograrlo.

Federico Andahazi lo graficó muy bien en un programa televisivo: dijo “hay dos caminos para superar la grieta: uno (el más difícil) es acercarme, superar todo –incluso el amor propio– y abrazar a mi contrincante, el otro (mucho más fácil) es no hacer nada.”

Me pregunté al verlo cual sería el camino que yo personalmente elegiría,… y cuál es el camino que elegirían mis compatriotas. La respuesta no es fácil, pero todos estábamos en buscar el mejor camino para lograrlo, muy a pesar que las diferencias subsistan y es lógico que así sea, es más: es importante que así sea porque de esas diferencias surgen ideas mejores y ofrecen tanto oportunidades como opciones para que cada uno de nosotros elija libremente y según su voluntad su propio camino de vida.

Por el contrario la actitud de la Sra. Cristina Fernández en un encuentro que debió encauzarse por ese rumbo y aún acordado, no permitió avanzar con la altura que el momento necesita. Con poco –pero que simbólicamente es mucho- ella pudo profundizar las diferencias, sin acordar una transición ordenada, como la democracia exige. Y ni siquiera brindó alternativas a M. Macri que simplemente dijo: “..la reunión no sirvió para nada.”

¿La sociedad quiere superar este ciclo de confrontación estéril? Creo que sí pero que aún su deseo le será muy difícil mientras el poder –en este caso CFK– continúe con sus actitudes antidemocráticas, autoritarias y despreciativas, como las que tuvo con el nuevo Presidente y que dan cuenta de que tipo de persona ha sido siempre y es hoy!

Ella desde su vano poder continúa alimentando tormentas y cosechará tempestades! Pero es la sociedad la que por este camino no podrá encontrar su rumbo y ningún punto de cohesión! La grieta persistirá -generada en esta última década- aunque la hemos sufrido antes con graves enfrentamientos y con esfuerzo y mayor cultura democrática la pudimos superar y aún las diferencias pudimos mirarnos sin violencias, ni odios! Ahora ha vuelto de la mano de un poder autocrático que se regodea en su uso para su propio provecho, aunque en el medio quede atrapada, como otrora, la sociedad!

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