Por Luis Américo Illuminati.-

El próximo viernes la Argentina festeja el Aniversario de la Revolución de Mayo, un evento donde un grupo de patriotas comenzaron el camino de la libertad, momento crucial, hora sagrada de nuestra historia en que el Virrey Cisneros fue reemplazado por una Junta de Gobierno formada por hombres de la tierra -criollos- un día de orgullo nacional, una jornada donde la sangre argentina palpitó más que nunca, un acontecimiento que marcó la diferencia para que las nuevas ideas renovaran el obsoleto sistema de dominación. Ese día la dignidad dijo presente, ese día tuvo lugar el nacimiento de un organismo cuyo espíritu palpitaba en el corazón de los hombres libres.

El 25 de Mayo de 1810 fue el punto de partida de un itinerario rumbo a un destino promisorio. Ese día surgió la manifestación de una conciencia preexistente que buscaba consolidar y afianzar el ser nacional, brotó la sustancia de lo argentino como expresión de lo esencialmente en sí, como satisfacción de una necesidad infusa, como la respuesta esperada o buscada a un llamado interior.

Lamentablemente en esta fecha patria un grupo de fanáticos conmemora una fecha incompatible con la decencia y la concordia de los argentinos. La malevolencia procedente de una provincia patagónica hizo su irrupción en la vida nacional para alterar el rumbo marcado en el Preámbulo de la Constitución Nacional, Carta de Navegación de un barco que hace 213 años partió lleno de esperanzas y proyectos nobles y generosos, hoy por la acción disolvente de una facción partidaria que comenzó hace 20 años con la asunción de Néstor Kirchner al poder, hombre rencoroso, malintencionado, depredador de los fondos públicos, que nos dejó al morir a su viuda, tan rencorosa como él y con pareja sed de poder y codicia ilimitada. Ambos plasmaron, dieron nacimiento a un fenómeno maligno, una criatura monstruosa, un estado perverso, un gólem que ha conseguido el naufragio de la augusta nave.

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