Por Hernán Andrés Kruse.-

En su edición del 27 de octubre, Página/12 expresó (“El gobierno quiere hacer callar a la oposición”): “Comodoro Py fue ayer escenario de una nueva función. Esta vez, en torno a Cristina Kirchner, quien a menos de 24 horas del show montado alrededor de la detención del diputado Julio De Vido, debió concurrir a la indagatoria por la firma del Memorándum de entendimiento con Irán. La ex presidenta y senadora electa cumplió el trámite sin responder preguntas ante el juez Claudio Bonadío, a quien sí le dejó un escrito para refutar las imputaciones que le hace” (…) “Quieren hacer callar a la oposición en el Parlamento, el gobierno está detrás de esto. Quieren un Parlamento sumiso donde los legisladores voten lo que ellos quieren. Conmigo no lo van a lograr. Estoy dispuesta a representar a los tres millones de bonaerenses que se expresaron contra el ajuste”, afirmó la ex presidente al salir de Comodoro Py, adonde había llegado minutos antes de las 10” (…) “La ex presidente estuvo menos de dos horas en los tribunales federales de Retiro. Le dejó al juez un escrito de 12 carillas que firmaron también sus abogados Alejandro Rúa y Graciana Peñafort” (…) “De usted no espero Justicia”, concluye la presentación, en la cual la senadora electa por Unidad Ciudadana consignó también que en la Argentina habrá justicia cuando “se restituya el estado de derecho, tan dramáticamente afectado hoy por la espuria y desvergonzada relación entre el Poder Político y el poder judicial” (…) “En su escrito, CFK negó “expresa y taxativamente” haber incurrido en “una conducta ilegal en oportunidad de la suscripción del memorándum de entendimiento con Irán sobre temas vinculados al ataque a la sede de la AMIA”. En esa línea, calificó la acusación de “absurda e injuriosa” y remarcó que es “insostenible” considerar delictiva “una conducta típica de un acto de relaciones exteriores del Poder Ejecutivo” (…) “La ex presidenta argumentó que las decisiones de gobierno en materia de política exterior “no pueden ser objeto de revisión judicial”. “Más aún en el caso de un acto que nunca entró en vigencia y que por lo tanto nunca tuvo efectos jurídicos”, agregó en referencia al acuerdo con Irán, del que destacó que estuvo guiado por “la incansable búsqueda de Verdad y Justicia para las víctimas del atentado en la AMIA y sus familiares” en una causa que estaba paralizada. Además, rechazó enfáticamente que las alertas rojas para los sospechosos hayan sido afectadas por la firma del acuerdo” (…) “Fuera de los tribunales federales la esperaron militantes y diputados y referentes de Unidad Ciudadana” (…) “CFK dejó para ese escenario las consideraciones políticas del caso. “La única traición a la patria es la utilización del Poder Judicial para perseguir a los opositores”, aseguró y dijo que el objetivo de la persecución “es atemorizar a los dirigentes de la oposición”. “Conmigo no van a poder, porque voy a representar siempre los intereses por los que fui votada. Voy a cumplir con el mandato de los bonaerenses que están en contra de estas políticas de ajuste y que creen que se puede vivir en un país mejor”, agregó.

En su edición del 27 de octubre, La Nación publicó un artículo de Natalio Botana titulado “Un acuerdo nacional de voluntad reformista”. Escribió el autor: “Ganó Cambiemos” (…) “Pese a un notable aumento de diputados y senadores, Cambiemos aún está obligado a concertar leyes” (…) “Éste es el cuadro de partida, reforzado por el hecho de que Cambiemos ha consumado la proeza de convertirse, en muy breve lapso, en un partido nacional. Apoyado en estos resultados, el presidente Macri propuso el lunes pasado la apertura de un ambicioso período de “reformismo permanente” (…) “Pero un acuerdo exige tener en claro que no todo el espectro político estaría incluido en esta empresa y que tampoco el país entraría, como por arte de magia, en una temporada bendecida por la concordia” (…) “Más que eso, el acuerdo debería entenderse como un proceso racional para apuntalar dos coaliciones. Primero, una coalición compacta dentro de Cambiemos, afianzando de este modo una confianza interna que ya ha dado muestras de afrontar con efectividad la contestación política y social. Segundo, una coalición más laxa con asiento en un trípode: el Congreso, el régimen federal de las provincias y las organizaciones sociales, empresariales y sindicales” (…) “De la consistencia de la primera y de una oferta de gobernabilidad, que no desfalleció en estos años conflictivos, depende la conformación de un arco moderado para avanzar con temperamento reformista y soportar un embate reaccionario que, por lo que parece, está para quedarse. Esto es en parte producto de una polarización, ampliamente redituable para Cambiemos, que conlleva el precio de depositar varios millones de votos en un polo contestatario, típico por lo demás de lo que hoy sucede en no pocas democracias occidentales” (…) “La dialéctica de la polarización reafirma pues el liderazgo de Cambiemos, pero no termina de conformar un régimen político con sustento en una oposición leal y responsable: perdieron los referentes de un posible peronismo republicano; mantuvieron sus posiciones las oligarquías oscilantes de provincias que compran votos y reproducen su hegemonía; persiste en el conurbano y en la Capital Federal un volumen de votos importante con capacidad de movilización en el espacio público. En síntesis, hoy la oposición más fuerte es reaccionaria y contestataria. De aquí la importancia que revisten tanto el comportamiento de los gobernadores peronistas como el de los intendentes del conurbano que, tal vez, estén buscando, como reza el “Martín Fierro”, otro “palenque donde rascarse” (…) “Porque, en definitiva, una democracia no sólo supone una ética de la victoria, sino también una ética de la derrota. Saber ganar es fácil; más complicado es saber perder, porque se acepta la legitimidad de las reglas de la competencia electoral. Esta última dimensión aún no la hemos interiorizado del todo en nuestra democracia. Y si bien algunos exponentes de la oposición saludaron a los vencedores, los contestatarios se replegaron tras un resentimiento que no admite derrotas” (…) “La novedad de esta Argentina política en ciernes es que esa visión reaccionaria no ha cuajado en ningún gobierno, sea nacional o provincial, pero ello no invalida el hecho de que nuestra constitución política esté todavía cruzada por interpretaciones antagónicas acerca de su fundamento y finalidad. En teoría, todos aceptan la constitución que nos rige; en la práctica, empero, el conflicto es más agudo” (…) “Es posible conjeturar que, luego de estos comicios, la mayor parte de nuestra ciudadanía apoya una interpretación constitucional que despeje los signos de un pasado corrupto y prepotente que no hizo más que profundizar la decadencia” (…) “La novedad que traen estos años tiene un cierto aire de madurez que, sin embargo, no debe olvidar las lecciones de esos abruptos ascensos y descensos que nos proporciona una lectura de la historia. ¿Cuántas veces hemos escuchado que esta vez va en serio y que la Argentina está a punto de alcanzar la cumbre? ¿Cuántas “nuevas Argentinas” hemos inventado al calor de coyunturas favorables de corta duración, que de inmediato se desvanecieron?” (…) “Por este motivo, el arco moderado de concertaciones y acuerdos es indispensable. El asunto consiste en saber si podremos pasar de lo indispensable a lo factible”.

En su edición del 26 de octubre, Página/12 publicó un artículo de Luis Bruschtein titulado “Juego sucio”. Escribió el autor: “El allanamiento en la casa de Julio De Vido ha sido uno de los shows más vistosos de los últimos tiempos, incluso con público aplaudiendo, pidiendo su cabeza y sacándose fotos junto a los camiones blindados. Ya se sabe que ganó Elisa Carrió en la CABA y este procedimiento surge como parte de los festejos de Cambiemos. Como los romanos. La próxima vez se puede hacer en la Bombonera o en el Monumental. Con público en las tribunas. Como se hacían las ejecuciones en la Edad Media. Se presentaba al reo y el público le tiraba tomates y huevos podridos. Y el héroe de la jornada era el verdugo, lugar que hoy ocupan los fiscales o los jueces ante un reo condenado el mismo día que abrieron la causa, mucho antes de cualquier condena o de la presentación de prueba fehaciente” (…) “Después de la Edad Media, la Revolución Francesa inauguró la guillotina para terminar con la aristocracia. Eran ejecuciones públicas, con festejos y bailes. Cambiemos es realmente el cambio. Pero no porque terminó con estas prácticas brutales, sino porque las perfeccionó, las hizo más eficientes. Necesita hacer desaparecer cualquier rastro del gobierno anterior y lo intenta con la persecución a través de los medios y el Poder Judicial” (…) “Y en vez de la plaza pública, están los medios. En vez de guardia pretoriana, están las tortugas ninjas de Gendarmería o de la Policía Federal que hacen un show de serie policial con gran despliegue de fuerzas y armamentos para regodeo del público que los mira por la tele” (…) “Pero aun en un caso tan horrible y tan doloroso (Maldonado), la campaña mediática y la colaboración de un juez lograron convencer a mucha gente de que no se trataba de nada importante. Carrió obtuvo el 50% de los votos en la CABA. Gran parte de ese 50% ya condenó a De Vido y a cualquier kirchnerista que se acuse o esté acusado, sin necesidad de prueba ni juicio. Esa misma gente también creyó que Santiago Maldonado era guerrillero de una organización mapuche y que estaba vivo en Chile porque le repitieron esa información cien veces por día y desde cien lugares diferentes y al final lo dijo Carrió” (…) “Cambiemos ha inaugurado el juicio por tumulto mediático. Las corporaciones mediáticas descargan su revancha. Diarios, radios y televisoras, más las redes manejadas por el Gobierno pidiendo las cabezas de funcionarios del gobierno anterior todos los días. Todos los días tapas de diarios, gritos en la radio, teatralizaciones en la televisión e insultos en las redes. Todos los días todo el tiempo, la misma y masiva repetición hasta convertirla en algo indiscutible y generalizable. Lo que está en juego no es si Julio De Vido es o no corrupto. Ni siquiera puede decirse que eso lo decidirá la Justicia porque si De Vido es corrupto no se develará en las causas por las que fue detenido” (…) “Pero los medios han podido convencer a gran parte de la sociedad de que De Vido es corrupto, aunque estas dos causas no lo pueden sostener. Porque no está en juego si De Vido es o no corrupto. Lo que está en juego es hundir en el fango cualquier vestigio del gobierno anterior”.

En su edición del 26 de octubre, La Nación publicó artículos de Carlos Pagni (“Desprotegido, a solas con sus secretos”) y Pablo Mendelevich (“Se enterró la impunidad que acompañó a De Vido”).

Escribió Pagni: “Julio De Vido amaneció hoy por primera vez tras las rejas. Su caída es una señal de la descomposición del peronismo. Y una respuesta a la demanda de regeneración institucional que exige con insistencia una parte de la sociedad. Aun cuando el sistema que llevó a la cárcel a este poderosísimo ex ministro sea el mismo que le regaló una década de inolvidable impunidad” (…) “Los diputados de su bloque, con los del Movimiento Evita, no bajaron al recinto para reivindicarlo. Los compañeros del Frente para la Victoria se limitaron a una anodina conferencia de prensa en la que culparon al gobierno de manipular los tribunales” (…) “La defensa ni siquiera fue unánime. Con la excusa del desafuero se insinuó un realineamiento” (…) “El ex ministro quedó preso por dos causas: un desaguisado de recursos en Yacimiento Río Turbio y sobreprecios en las importaciones de gas natural licuado (GNL). En ambas el fiscal es Carlos Stornelli, quien molestó a De Vido en el apogeo, investigando el caso Skanska” (…) “Con De Vido se completa el ocaso de la “nomenklatura” que manejó el mayor presupuesto durante el kirchnerismo. Ricardo Jaime (Transporte), José López (Obra Pública) y Roberto Baratta (Energía) ya estaban tras las rejas. El ex superministro quedó aislado. Ayer apenas consiguió salir sin casco. No cabía esperar que los empresarios y sindicalistas que lo halagaron se hicieran presentes en la hora más amarga. Desapareció también su antiguo vocero, Alfredo Scoccimarro, en la lupa por Fútbol para Todos” (…) “El desmanejo de fondos en Río Turbio fue denunciado por el radical santacruceño Eduardo Costa. Senador electo, Costa venció al kirchnerismo en su cuna el domingo pasado. El juez del caso es Luis Rodríguez, a quien la Sala II de la Cámara Federal debió ordenar que procesara al ex ministro. Las compras de GNL, denunciadas por Federico Pinedo, son investigadas por Claudio Bonadío, quien ya detuvo a Baratta. Son operaciones realizadas por Enarsa que habían despertado la sospecha de la propia Cristina Kirchner. Sobre todo por la presencia de intermediarios como el menemista José Roberto Dromi, hoy procesado” (…) “Con independencia de estas fragilidades, ayer en Diputados se rompió un dique. Allí todos miran a Elisa Carrió, que denunció a De Vido en 2004, antes que nadie. Carrió surgió de las elecciones con un poder tan extraordinario como problemático. Carrió no hace arqueología con la corrupción. Su agenda se fija en el presente. Sobre todo en la Justicia” (…) “El éxito de Carrió es un dilema para el presidente” (…) “La captura de De Vido representa, para muchísimos ciudadanos, un alivio. Muchos quieren que adelante la de Cristina Kirchner. Pero ¿cambiará el Senado la doctrina según la cual sólo cabe el desafuero ante una condena definitiva?” (…) “Además de provocar, para muchos, una catarsis, la captura de De Vido es también escandalosa. Por lo tardía. Muchos jueces condenan ahora al kirchnerismo con la fruición con que antes le ofrecieron impunidad” (…) “Se entiende que De Vido haya perdido la protección de que gozaba. Sus custodios ahora deben custodiarse a sí mismos. A veces el azar agudiza la orfandad. De Vido pasó la noche en una celda antigua y estropeada. Tal vez estaría en mejores condiciones si hubiera renovado el sistema carcelario. Fue imposible porque un ministro de Justicia se negó a convalidar una licitación sospechosa. Expulsado, el funcionario se retiró a la actividad privada, donde el kirchnerismo trató de dejarlo sin clientes. Aquel ministro era Horacio Rosatti. Hoy es juez de la Corte a la que llegarán, tarde o temprano, los expedientes de De Vido. La injusticia del sistema a veces es corregida por la justicia de la Historia”.

Escribió Mendelevich: “Lo memorable de este miércoles intenso y agitado seguramente será el fulminante entierro de la impunidad que acompañó a Julio De Vido durante una década. Explosivo por contraste: el superministro de los Kirchner pasó de no ser molestado nunca por los jueces a caer preso por su peligrosidad. Dada su influencia residual, la Justicia lo evaluó capaz de obstruir las causas en las que lo investiga por graves hechos de corrupción. Obstruir la justicia es algo serio. Basta recordar que fue uno de los cargos por los que se estaba por destituir al presidente de los Estados Unidos Richard Nixon cuando éste se adelantó y renunció. Pero el momento de la detención de De Vido, atronador por más que se haya privado a los argentinos de ver al más destacado preso del año con casco y chaleco antibalas, no debería soslayar un hecho fundamental, de carácter político, ocurrido cuatro horas antes. No es el desafuero mismo sino la decisión del bloque del Frente para la Victoria de negarse a participar en la sesión en la que se lo discutió” (…) “La trascendencia política no está en la cuenta de los votos sino en la verdadera causa de la deserción. ¿Cuál fue? Que el Frente para la Victoria no tenía argumentos para sostener un debate sobre la corrupción, debate disparado por el Poder Judicial respecto de uno de los diputados más sobresalientes del bloque, el de peor reputación” (…) “Mucho se especuló con la idea de que el kirchnerismo le soltó la mano a De Vido” (…) “El asunto de las lealtades quebradas tal vez cobró envergadura cuando en una de sus recientes entrevistas proselitistas Cristina Kirchner respondió que ni por De Vido ni por nadie, salvo por sus propios hijos, ella pondría las manos en el fuego” (…) “Lo de poner las manos en el fuego para responder por la conducta de otra persona viene de los tiempos en que se administraba justicia mediante un hierro ardiente que el excusado debía sostener mientras caminaba. Si resistía era declarado inocente” (…) “En verdad es poco lo que se sabe sobre los dispositivos de protección recíprocos de la ex presidenta y su ex superministro, tanto actuales como durante su larga convivencia en el poder. Lo cual está vinculado con un misterio mayor, el de lo que uno sabe de lo que hacía el otro. Que cada vez despertará más curiosidad, seguramente, entre fiscales y jueces y que por el momento estimula la imaginación de quienes creen que la traición está a la vuelta de la esquina” (…) “Frente a la contundencia del reclamo de la justicia le habría sido muy difícil al Frente para la Victoria defender la conservación de los fueros del diputado imputado (y procesado) sin aparecer defendiendo la corrupción. Un extremo que en la reunión de bloque del martes se llegó a plantear cuando para zanjar los desacuerdos se discutió la posibilidad de aplicar la libertad de conciencia, que es un recurso reservado a temas en los que pueden verse afectadas creencias personales” (…) “Al cabo, las convicciones fueron lo de menos. Los diputados desertores explicaron que no correspondía defenderlas porque la votación igual la perdían”.

En su edición del 25 de octubre, Página/12 publicó artículos de Federico Kucher (“Contra abusos de precios, premio a la especulación”), Carlos Heller (“Un resultado no cambia las convicciones”) y Claudio Scaletta (“El sueño del fin del peronismo”).

Escribió Kucher: “Se conoció el lunes un aumento en el precio de los combustibles superior al esperado, lo cual requiere que la autoridad monetaria induzca al resto de los precios a aumentar a un ritmo menor para compensar el efecto. Dados los shocks recientes, y la insuficiente velocidad de la desinflación, la autoridad monetaria concluyó que se requiere avanzar con un sesgo contractivo de su política”. Esta fue la justificación del Central al anunciar el incremento del interés. “Con toda la información disponible, se decidió subir en 150 puntos básicos su tasa de política monetaria, es decir el centro del corredor de pases a 7 días, a 27,75%. Se seguirá manteniendo un claro sesgo antiinflacionario hasta que la inflación núcleo quiebre los valores registrados desde mayo y el proceso de desinflación converja hacia el objetivo de entre 8 y 12% para 2018” (…) “El Banco Central aprovechó el aire de los buenos resultados del domingo y avanzó en su primera medida económica tras las elecciones. Decidió ayer subir la tasa de interés de referencia de 26,25 a 27,75%. Argumentó que el aumento de los combustibles fue mayor al esperado y que sigue firme la decisión de cumplir con la meta de inflación para 2018. Algunos analistas interpretan la medida como un mensaje para el mercado: el tipo de cambio seguirá planchado, lo cual implica nuevo impulso para el negocio de la bicicleta financiera y la entrada de capitales especulativos del exterior” (…) “El Central no modificaba la tasa de interés de referencia desde abril de este año, y la expectativa de los consultores era que en el segundo semestre iba a avanzar en una reducción gradual. Pero la inflación de los últimos meses fue en aumento y en lugar de bajarla, terminó aumentándola” (…) “La entidad dijo que tiene una deuda de credibilidad con la sociedad, lo que la obliga a reforzar su estrategia de política monetaria contractiva para enfrentar el proceso inflacionario” (…) “En 2016 los argumentos del Central eran idénticos a los actuales pero la inflación fue la más elevada en 25 años (41%). Este año se siguió insistiendo con la tasa pero los precios se ubican unos 6 puntos porcentuales por arriba de la meta de inflación. Economistas de corrientes muy distintas le critican a la autoridad monetaria la falta de flexibilidad para encarar una política antiinflacionaria integral” (…) “Las diferencias con la autoridad monetaria no llegan sólo del ámbito académico sino de los sectores industriales. Entre los referentes de la manufactura se plantea, hace meses, que las tasas de interés elevadas no permiten sostener en el mediano y largo plazo un proceso de inversión productiva” (…) “Las tasas de interés arriba del 27% no es la única distorsión de la macroeconomía que se viene acumulando en los últimos 22 meses. El desequilibrio del sector externo, que es cubierto por un constante ingreso de deuda con inversores del extranjero, es otro de los principales puntos de desorden en el modelo económico. El rojo comercial ya supera los 700 millones de dólares mensuales y muestra un aumento muy superior de las importaciones respecto de las exportaciones” (…) “El punto central es que, más allá de la deuda externa, el modelo económico no propone elementos con los que se pueda generar crecimiento y empleo genuino. La fuga de capitales avanza a paso acelerado y se suman desajustes en el frente fiscal. La paridad real del dólar, en tanto, ya se ubicó en niveles idénticos respecto de los de 2001”.

Escribió Heller: “(…) Unidad Ciudadana, Unidad Porteña-o como se llame este proyecto en cada lugar del país-vino para quedarse. Este no es un proyecto que comenzó y termina en una elección. Las elecciones pasaron. El proyecto continúa” (…) “Un resultado electoral marca un momento, un estado de ánimo. No se puede subestimar, hay que tomarlo con toda la seriedad del caso, pero creo fervientemente que muchos de los que votaron a Cambiemos lo hicieron contra sus intereses. Insisto en esa idea: votaron contra sus intereses de buena fe, atrapados por la publicidad y los opinólogos que los bombardean todo el día” (…) “El de Cambiemos es un gobierno ajustador y los resultados del domingo le dan una base de consenso para profundizar el ajuste. Ni lerdo ni perezoso, ya aumentó las naftas y admitió que el valor futuro del combustible irá de la mano de los valores internacionales. Una pequeña señal de lo que va a venir. También ya anunció que va a seguir tomando deuda mientras haya déficit fiscal, pidió consenso político para reformar el sistema previsional y, de paso, el presidente reivindicó la legalidad del blanqueo realizado por su hermano” (…) “Mientras tanto, hay una fuerza política que está, que es potente y que manifiesta una voluntad determinada y a mí me parece que ésa es una base considerable, sustentable, desde la cual dar pelea” (…) “Tenemos una convicción profunda, ideas en las que creemos, creímos y vamos a seguir creyendo, y como siempre estamos trabajando en ellas, porque desde ya nos ponemos a militar para la campaña electoral del 2019” (…) “Los que ganan no siempre tienen razón. Hoy se abre un nuevo tiempo” (…) “Una fuerza política es una gran asociación para convencer, para llevar las verdades propias a la mayor cantidad de personas. Todos y todas ustedes han hecho mucho en todos los rincones del país donde han flameado en estos meses las banderas verdes del Partido Solidario” (…) “Esto recién empieza, tenemos un gran horizonte por delante”.

Escribió Scaletta: “El triunfo de la alianza Cambiemos a nivel nacional el domingo pasado renovó uno de los sueños anhelados de las elites locales más rancias, el siempre anunciado “fin del peronismo”, un clásico nacido en 1955 que, en el presente, cuando los opoficialismos “dadores de gobernabilidad” fueron vapuleados en las urnas, quedó expresado en la derrota relativa de Cristina Kirchner” (…) “En el ámbito de las empresas y en la city ya descuentan que el macrismo llegó para quedarse al menos durante los próximos seis años y que el modelo económico seguirá funcionando porque la entrada de capitales no se cortará en el mediano plazo” (…) “Se sostiene que la “insustentabilidad estructural del modelo” es sólo un deseo de la oposición, una renovada versión del catastrofismo al estilo de “2001 y helicóptero”, una visión que, en realidad, es una caricatura que pertenece al micromundo de las redes sociales, pero no el vaticinio de ningún economista” (…) “En rigor, el neoliberalismo es insustentable en un sentido muy preciso. En el pasado, como vuelve a caberlo en el presente, alteró la distribución del ingreso, desarticuló la estructura productiva y abortó un proceso de desarrollo, pero se extendió durante un cuarto de siglo, de 1975 a 2001, con picos en la dictadura militar 76-83 y los ´90. La “insustentabilidad” no es un determinismo temporal, sino salirse del camino del desarrollo con inclusión de las mayorías u optar por el desarrollo dependiente, el del país dual, un proceso que puede o no, dependiendo siempre de la entrada de capitales externos, terminar en una crisis de deuda como la de 2001, pero que al mismo tiempo puede no interferir durante largos plazos en la construcción de una hegemonía política, es decir en la consolidación de una alianza de clases capaz de dotar de sentido a la realidad social en la que se desenvuelve” (…) “La porción del electorado que votó a Cambiemos cree que el tropezón de 2016, con caída de la actividad, altísima inflación y aumento del desempleo, fue la consecuencia indeseada de arreglar los desajustes del gobierno saliente, no de las medidas del nuevo, en tanto el freno de la caída en lo que va de 2017 expresaría que las cosas comenzaron a mejorar y que una inflación con un piso de 25 puntos es “un proceso de desinflación” (…) “Como en 1991, en 2017 las reformas que se esperan no fueron ocultadas a la población, ni siquiera el aumento de las naftas del mismo lunes 23 o el anuncio del aumento del gas en un 40% adicional en los próximos meses. Tampoco fue ocultada la voluntad de la reforma laboral que ya está en gateras y hasta consensuada con parte de la dirigencia sindical, ni la renovación de la tutela de los organismos financieros internacionales, cuyas políticas se siguen incluso fuera del marco de las ayudas condicionadas clásicas en el pasado” (…) “El gran riesgo sistémico es que los plazos se acercan al límite. El modelo de Cambiemos está compelido en los próximos dos años a brindar resultados concretos que sean perceptibles para el bolsillo de los sectores medios, reales o aspiracionales, que ansían subirse al carro de los vencedores mientras miran con desprecio a los excluidos, demandas que podrían antagonizar con las medidas que buscarán implementarse” (…) “A grandes rasgos, lo que hará el gobierno en materia económica ya se sabe, sólo restan conocerse los plazos” (…) “En política las predicciones cerradas presentan siempre un alto riesgo de error, pero resulta difícil que un gobierno que siempre avanzó auscultando científicamente las reacciones sociales para afianzar su legitimidad política, la gran diferencia con la experiencia de la primera alianza, se deje arrastrar de golpe por el animal spirit de sus respaldos más enardecidos, entre los que destacan muchas entidades empresarias, en especial luego de haber consolidado su poder con el respaldo popular”.

En su edición del 25 de octubre, La Nación publicó artículos de Marcos Novaro (“Crónica de la invención de un desaparecido”) y Luis Alberto Romero (“Las lecciones del caso Maldonado”).

Escribió Novaro: “(…) ¿Qué fue lo que llevó a los dirigentes de derechos humanos que tomaron el caso en sus manos a abrazar con fervor la tesis de la desaparición forzada y descartar de plano cualquier otra posibilidad? Ante todo, sus propias necesidades políticas. Se acercaban las elecciones y su proyecto partidario, el que creían y siguen creyendo imprescindible para seguir existiendo como actores relevantes de la vida nacional, estaba por enfrentar un desafío mortal en la figura de Cristina Kirchner candidata. Había que probar que lo que ella y sus seguidores venían diciendo, que Macri es la continuación de la dictadura por (apenas) otros medios, era cierto. Y Maldonado cayó también como anillo para esos dedos” (…) “Se sumó probablemente también para algunos de esos albaceas de la memoria y pedagogos de la repetición en nuestra historia el afán de emular a sus ancestros. Más de uno pensó que le llegaba su oportunidad de escribir su ¿quién mató a Rosendo? Y no iba a dejarla pasar” (…) “Una vez lanzada la denuncia por los “testigos” de RAM, con sus distintas versiones sobre camionetas, unimogs, golpes y secuestro, Horacio Verbitsky trazó las líneas troncales del relato en un artículo de Página/12, del 7 de agosto, que sería decisivo: “Macri ya tiene su desaparecido”. Allí ya está todo. Los funcionarios de Patricia Bullrich supuestamente montando la conspiración, lo que se da por probado simplemente porque un secretario estaba en Esquel y había sido abogado en un estudio que defendió a represores. Demostrado. El uso de las camionetas de Gendarmería y el movimiento de los efectivos durante el desalojo de la ruta, en medio de una desordenada persecución y escaramuzas de piedrazos propios de una pelea entre hinchadas de fútbol, de lo que se extraen datos sueltos sobre efectivos que se acercan al río, vehículos que van para un lado y otro, filmaciones que se interrumpen y testimonios contradictorios para abonar la tesis de la detención y el ocultamiento. Convirtieron los vicios de una fuerza de seguridad por demás desprolija y chapucera en señas finamente develadas de una trama siniestra perfectamente planificada. Demostrado, el operativo de desaparición forzada se había consumado” (…) “A continuación entraron en escena los abogados de organismos como el CELS y la APDH que prepararon a los testigos. Lo que debió ser en particular complicado en el caso del llamado “testigo E”, el único que realmente había estado con Maldonado durante las corridas, se separó de él en el agua y debió imaginar lo que había sucedido. Matías Santana no debió en cambio revestir mayor dificultad porque su disposición a abonar la fábula a como diera lugar estuvo desde el comienzo fuera de duda” (…) “La recolección de testimonios había sido hasta entonces un oficio cuidadosamente cultivado y muy honrosamente preservado como activo de los organismos. Desde los años setenta. Fue el instrumento decisivo con el cual en 1979 esa misma CIDH, con ayuda de algunos de estos organismos locales, lograron contraponer los hechos de los secuestros y las desapariciones a la batería de fabulaciones con que los militares del Proceso querían ocultar sus crímenes: supuestas fugas del país, autosecuestros, ejecuciones disciplinarias dentro de la propia guerrilla, etc.” (…) “Pero toda tradición puede echarse a perder. Ahora, como tantas otras cosas, se trastocó en su opuesto: la fabricación de una fábula, la de que Maldonado había sido detenido, golpeado y subido a un vehículo de Gendarmería” (…) “Inventar algo así y que parezca verosímil no es soplar y hacer botellas. Los militares procesistas podrían haber dado prueba de ello, si es que estos abogados hubieran querido recoger sus testimonios y aprender de su experiencia. Requiere de una atención obsesiva a los detalles, y pese al esmero que pusieron estos organismos cultores de la memoria, las versiones pronto se revelaron contradictorias” (…) “Mientras tanto la maquinaria de la movilización y la polarización política ofreció la cobertura que hacía falta: cualquier duda o explicación alternativa era parte de la “campaña de encubrimiento y negación” (…) “¿Hasta cuándo? Según parece un directivo del CELS llamó días antes de que todo se derrumbara a un ministro para hacerle una confesión: “Los mapuches metieron la pata” (…) “La figura de la víctima, como se sabe, ha servido para muchas cosas entre nosotros, pero tal vez nunca como antes en este caso se había usado tan alevosamente a costa de las víctimas de carne y hueso” (…) “¿Pero qué clase de víctimas había ya a esta altura en el caso Maldonado?” (…) “El estado le falló, no sólo al propio Santiago al responderle piedrazo por piedrazo, sino a la familia al tardar tanto en despejar la paja del trigo de las versiones y encontrar el cuerpo. Pero también les fallaron a todos ellos los organismos de derechos humanos al colaborar en la fabricación de una fábula que sumó infinito dolor a la tragedia y ha contaminado la memoria de un hombre y sus seres queridos. Y le fallaron por sobre todo los que él creyó amigos en RAM, que lo dejaron tirado en el río, se desentendieron de su suerte y después de muerto siguieron usándolo para sus exclusivos fines”.

Escribió Romero: “A diferencia de los encuestadores, los historiadores trabajan con “el diario del lunes” y saben cómo terminan sus historias. Entre el sábado y el lunes pasados se confirmó que no había signos de violencia en el cuerpo de Santiago Maldonado, y pareciera ser que el caso empieza a esclarecerse sin implicaciones para el Gobierno. Pero no lo supimos durante los 78 dramáticos días en los que la opinión estuvo en vilo” (…) “El “caso Maldonado” adquirió una dimensión formidable sobre bases fácticas muy endebles. Una persona desparecida, en un contexto en donde actuó la Gendarmería, se convirtió en un caso de “desaparición forzada”, como los de la dictadura” (…) “Lo potenció el proceso electoral, y sobre todo la acción del núcleo fundamentalista que sigue a Cristina Kirchner, quien vio en el muerto la posibilidad de agudizar el clima de inestabilidad y violencia que estaba creando por otros medios” (…) “Pero en esta potenciación de la desdichada desaparición operó un factor más profundo: el trauma de una memoria histórica conflictiva y perturbadora según la cual “Macri es la dictadura” y no hace ascos a la “desaparición forzosa”. Esta idea, que alimenta la gente de Bonafini y la de Verbitsky, está sólidamente instalada no sólo en el “cristinismo”, sino también en una periferia que no la quiere pero es muy sensible al tema de los derechos humanos” (…) “El gobierno transitó estos 78 días por un estrecho desfiladero rodeado de precipicios. Nada de lo que hiciera podía satisfacer a quienes le reclamaban la aparición de Maldonado. Decidió descartar las alternativas fáciles-y a la larga desastrosas-, asumió los riesgos y apostó a que, al final del camino, la verdad aparecería” (…) “Pudo haberse hecho eco de las sospechas sobre la Gendarmería, convertirla en el pato de la boda y arrojarla a la pira ardiente que ya se estaba montando” (…) “La ministra Patricia Bullrich, que siempre fue corajuda, hizo su investigación interna, se convenció de que no había ni complot ni pacto de silencio y asumió el riesgo de sostener al cuerpo más confiable de los que comanda. El gobierno decidió apoyarla” (…) “El otro problema del gobierno era la comunidad mapuche, enfrentada con la Gendarmería. Un “pueblo originario” tiene hoy un poder simbólico grande” (…) “Muchos de los mapuches están integrados y algunos ocupan tierras, como la de Pu Lof, escenario del caso” (…) “Tienen sus dirigentes y voceros, pero también hay vanguardias esclarecidas que hablan en su nombre, como Resistencia Ancestral Mapuche (RAM), un grupo violento que se declara anarquista y desconoce al Estado. Se relacionan con “el pueblo mapuche” tanto como el ERP con la “clase obrera” o montoneros con el “pueblo argentino”” (…) “Más difícil de ignorar es la acción violenta de la RAM y otros grupos afines que actúan impunemente esperando, como los anarquistas de 1900, que un muerto pusiera en evidencia la violencia constitutiva del estado. Maldonado llenó ese vacío” (…) “Esto tocó al gobierno en un punto sensible. Desde la última dictadura, la mayoría de los argentinos tiene dificultades para distinguir la violencia legítima de la ilegítima. Es cierto que las propias fuerzas de seguridad las confunden. Pero ningún gobierno democrático supo establecer hasta dónde es legítimo usar la fuerza ni cuál es el límite entre la libre expresión y el delito. Para la opinión mayoritaria, en el “caso Maldonado” nunca hubo dudas: cualquier intervención de la fuerza de seguridad era represiva” (…) “Todo esto conformó una bomba de tiempo muy difícil de desactivar. El gobierno fue criticado por bogar y por no bogar” (…) “El gobierno eligió una línea prudente: tolerar algunas irregularidades, respaldar y dejar actuar a la justicia, y jugar con el tiempo. Fue una decisión arriesgada, que finalmente resultó exitosa” (…) “Hace pocos días salió el “diario del lunes”: el “caso Maldonado” comenzó a aclararse y el gobierno obtuvo un notable triunfo electoral. Quedó claro que sobre la lamentada muerte de Maldonado se montó una construcción desmesurada, sustentada en una mínima base y llena de fantasías, que finalmente se disolvió” (…) “Convertido en mito, Maldonado seguirá viviendo como una víctima de la salvaje represión estatal. Y más pronto o más tarde, aparecerá un nuevo caso que movilice el formidable aparato ideológico y cultural que solemos llamar “relato” y que revelará, obstinadamente, que “Macri es la dictadura” (…) “Afirmado por estas elecciones, ante hechos similares el gobierno tiene un solo camino: sostener el estado de derecho y el gobierno de la ley” (…) “Pero, yendo al fondo de la cuestión, alguien deberá encarar la compleja cuestión cultural de un “relato” que, en nombre del pueblo, perturba y obstruye, y hasta legitima todo lo que la ley prohíbe. Hay que revisar el relato y hacer fluir por él una buena dosis de pluralismo y sentido democrático republicano. A la larga, es el único camino para evitar nuevos “casos Maldonados”.

Pasaron los comicios de medio término que confirmaron el afianzamiento político del gobierno. Como bien señala Luis Bruchstein en su artículo “Un ganador y una oposición”, estas elecciones siempre fueron favorables a los oficialismos, salvo en 2001 cuando estaba en la Rosada Fernando de la Rúa. Dos años antes, en el balotaje de 2015, el pueblo había decidido votar el cambio prometido por Mauricio Macri y ahora confirmó esa decisión. En esta oportunidad y como en todas las oportunidades anteriores (salvo la excepción mencionada) los argentinos y argentinas extendieron al gobierno el voto de confianza que le había concedido dos años antes. Tan profundo es el deseo de cambio del electorado o, si se prefiere, tan profundo es su ansia de descristinizar el país, que soportó a pie firme el duro plan de ajuste impulsado por el gobierno de Cambiemos. Aquí cabe reconocer que Macri fue muy hábil en su estrategia gradualista. Supo dosificar las medidas más sanguinarias y cuidar con esmero su imagen para evitar sobresaltos en estos comicios. El porcentaje que obtuvo demostró que Macri acertó. Pese a los tarifazos, los despidos y el endeudamiento, convenció al pueblo de que el esfuerzo que le pidió era el precio a pagar por años de despilfarro populista. Le hizo creer que el duro 2016 fue responsabilidad exclusiva de Cristina y que sus medidas eran fundamentales para comenzar a sincerar la economía. Y el pueblo le creyó. Apoyado por un gigantesco poder mediático, el presidente se esmeró en cultivar su imagen y, asesorado por el hábil Durán Barba, supo cómo llegarle a la gente. En este punto conviene traer a colación varios artículos de Eduardo Fidanza publicados en La Nación en los que analiza la idiosincracia del votante macrista. Es alguien apolítico, individualista, poco propenso a cuestionar el sistema. Vive en su mundo, encerrado en sí mismo, preocupado exclusivamente en el bienestar suyo y de su familia. Sigue fielmente el histórico lema de Perón “de casa al trabajo y del trabajo a casa”. Ve mucha televisión y le encantan los partidos de fútbol. Como diría Brecht, se trata de “un analfabeto político”. Pues bien, Macri se dirigió a ese analfabeto político y lo convenció de que su gobierno está a su servicio, que todas las medidas que toma, pese a su dureza, persigue su bienestar. Es cierto que ahora sufre, pero es el precio que tiene que pagar por los desaguisados económicos cometidos por el kirchnerismo. Le hizo creer que con esfuerzo y dedicación puede escalar en la estratificación social y que los sindicalistas son todos corruptos (algo de verdad encierra esta afirmación) y, lo que es peor, que el sindicalismo es una institución dañina y que la desocupación es culpa de los abogados laboralistas. Ese hombre dedica muchas horas de su vida a ver TN y cree todo los que sus periodistas le dicen. “Si lo dice TN, entonces es cierto”, razona (o cree hacerlo). Macri le hizo creer que todos sus males se deben a la organización ilícita que comandó Cristina, que Nisman fue asesinado por orden de Cristina y que Santiago Maldonado se ahogó porque no sabía nadar. Ese ciudadano de carne y hueso ha sido sutilmente lobotomizado por una eficiente e implacable máquina de propaganda que es una experta en aplicar los principios de Goebbels. Cristina se estrelló contra ese hombre de carne y hueso. No supo cómo llegarle. Es probable que aunque lo hubiera sabido tampoco lo hubiera convencido de las mentiras de TN. Consciente de la estrategia macrista, Cristina introdujo cambios en la campaña electoral de las PASO. Enarboló un discurso menos ideológico, más pragmático, más acorde con el “analfabeto político” que es, en definitiva, el que decide cualquier elección. Hizo subir al escenario a víctimas del ajuste macrista para que la opinión pública se enterara de sus infortunios. No hubo caso. Su victoria bonaerense fue pírrica lo que la obligó a cambiar nuevamente de estrategia electoral. Cristina decidió volver a ser ella, una oradora combativa, confrontativa. Y le agregó una novedad: decidió conceder entrevistas a varios periodistas, muchos de ellos enemigos suyos. El acto de cierre fue sencillamente apoteótico. Un Cilindro colmado demostró la gran capacidad de convocatoria de la ex presidente. Sin embargo, no fue suficiente. Esteban Bullrich, un grisáceo y monótono personaje, un títere manejado por Vidal y Macri, le ganó por cuatro puntos de diferencia: 41,5% a 37,5%. Cristina sufrió una dura derrota. Es la primera vez que le ocurre aunque cabe reconocer que el cristinismo había perdido en 2013 y en 2015. Es decir que el declive de Cristina comenzó hace cuatro años. Sin embargo, demostró que es la única dirigente de la oposición capaz de competir con el oficialismo en 2019. Fue la única que salió relativamente bien parada de la debacle del peronismo. Sergio Massa obtuvo el 11% de los votos, lo que demuestra que muchos de sus votantes decidieron apoyar a Bullrich. Ello no causó ninguna sorpresa porque se trata de un votante peronista de derecha, profunda y visceralmente antikirchnerista. De aquel Massa triunfador en 2013, que emergía como un presidenciable para 2015, quedó poco y nada. Por su parte, Florencio Randazzo logró contener a quienes lo apoyaron en las PASO. Se trata de un voto randazzista, de un voto que no es de derecha pero que tampoco es kirchnerista, porque de haberlo sido hubiera apoyado a Cristina. Pero en algo coinciden Massa y Randazzo: ambos fueron funcionales a Macri, ayudaron al triunfo de Bullrich sobre Cristina. Es entendible la decisión de Massa de competir porque seguramente creyó que estaba en condiciones de al menos conservar el 15% que sacó en las PASO. Lo que resulta inentendible es la decisión de Randazzo de competir sabiendo de antemano que haría una pésima elección. Sólo cabe una explicación: arruinar a Cristina, hacerle morder el polvo de la derrota. Creo que se trata más que nada de una venganza personal de Randazzo, quien evidentemente quedó dolido luego de la decisión de Cristina de no apoyar su candidatura presidencial en 2015. Cristina fue votada por casi 3.500.000 bonaerenses. Una cifra muy importante (casi tres veces el número de habitantes de Rosario) que no le alcanzó para ganar. Pero ese casi 38% es muy meritorio si se tiene en cuenta que la ex presidente tuvo como contrincantes a María Eugenia Vidal (factor fundamental en la victoria de Bullrich), al propio Macri, a Massa, a Randazzo, al poder económico concentrado y a los grandes medios. Cristina se debatió a duelo contra todos. Salió airosa, aunque bastante lastimada. Pero salió airosa. Ahora ingresará al Senado el 10 de diciembre (si la dejan) y se verá de ahí en adelante qué sucede en el recinto. Hubo también otros grandes perdedores del peronismo como el gobernador de Córdoba (en realidad, el gran perdedor fue De la Sota) y el gobernador de Salta, cuyo proyecto presidencialista quedó severamente dañado. Muy pocos dirigentes peronistas se salvaron, como Rodríguez Saá, quien evidentemente es dueño de San Luis. Así está hoy el peronismo: fragmentado, deshilachado, abatido. Pero el gobierno cometería un grave error si lo subestima. El peronismo ha demostrado a lo largo de su historia una increíble capacidad de supervivencia y no sería extraño que dentro de dos años pueda retornar al poder. Aunque no le resultará sencillo. ¿Por qué? Por una sencilla y contundente razón: hoy por hoy es imposible un principio de acuerdo, de entendimiento entre los gobernadores peronistas y los dirigentes que perdieron feo el domingo pasado, y Cristina Kirchner. Lo terrible para el peronismo es que ambos sectores, que son antagónicos, se necesitan si pretende derrotar a Macri dentro de dos años. Surge entonces la pregunta del millón: ¿cómo pueden acordar dos sectores que son enemigos? Macri es perfectamente consciente de ello y hará todo lo que esté a su alcance para ahondar la brecha peronista. No fue casualidad que en el reciente desafuero del polémico Julio De Vido los gobernadores peronistas lo hayan aprobado, marcando un quiebre casi definitivo con Cristina. Evidentemente decidieron privilegiar sus vínculos con el nuevo macho alfa de la política argentina: Mauricio Macri. De manera pues que todo el peronismo de derecha (gobernadores, buena parte de los barones del conurbano y los dirigentes sindicales) estrechará vínculos con el gobierno, configurando lo que Morales Solá ha denominado “peronismo republicano” o “peronismo racional”. De esa forma se iría configurando un “nuevo bipartidismo” constituido por Cambiemos y el “peronismo republicano”. En ese escenario la reelección de Macri está asegurada. En la vereda de enfrenta quedaría el hecho maldito de la Argentina contemporánea, el cristinismo. Envalentonado por la victoria el lunes pasado el presidente de la nación invitó a la oposición a tejer grandes acuerdos, a discutir racionalmente las reformas que se vienen. Lo que pretende Macri es que el “peronismo racional” apoye la profundización del ajuste. Porque para el oficialismo acordar significa aceptar sin chistar su modelo económico. Por eso excluye de antemano a Cristina porque sabe perfectamente que es su más acérrima adversaria. De manera pues que el escenario político nacional quedará configurado, al menos esa es la sensación post victoria de Cambiemos, de la siguiente manera: de este lado, las fuerzas políticas del establishment; del otro, el hecho maldito de la política vernácula. Expresa Bruschtein: “el electorado mostró que tiene disposición al sacrificio, pero también una expectativa que se ve aumentada por el esfuerzo que se le exige. El voto otorga un poder y reclama una responsabilidad. Pero las primeras medidas del gobierno que ha salido fortalecido de estas elecciones serán otra vez de sacrificio para el ciudadano común, incluyendo a quienes respaldaron con sus votos, sin que se avisten por ningún lado los beneficios que se esperan”. Dijo Einstein, palabras más, palabras menos, que es imposible arribar a destinos diferentes recorriendo siempre el mismo camino. El camino que hoy está recorriendo el gobierno es igual al camino que recorrió Carlos Menem en los noventa. En aquella oportunidad el destino final fue la hecatombe de 2001. Dos décadas más tarde, Macri está recorriendo el mismo camino. ¿Por qué ahora el destino sería diferente? Sin embargo, el pueblo no piensa lo mismo. Cree (al menos el 42% que votó al oficialismo) que ahora, con Macri, el esfuerzo dará resultados, que la política del ajuste, en esta oportunidad, será beneficiosa para todos nosotros. Pero a esta creencia hay que agregarle un factor fundamental: el odio a cristina. El odio es una fuerza irracional sumamente poderosa. Impide todo razonamiento lógico, toda discusión racional. El que odia no razona, simplemente lucha para aniquilar a quien considera su enemigo. El 42% que votó a Macri el pasado domingo odia visceralmente a Cristina, acepta cualquier sacrificio con tal de ver a cristina, no ya derrotada políticamente, sino presa de por vida. Es tal el odio a la ex presidente que muchos ancianos y ancianas, pese a que Macri los ha obligado a comprar medicamentos que antes eran cubiertos por PAMI, decidieron apoyarlo con tal de hacer escarmentar a Cristina, la “mal parida” de la Argentina política. Pero difícilmente Macri les dará el gusto ya que necesita a Cristina en el centro del ring para seguir disputando con ella el protagonismo político nacional. Y ya se sabe que cuando el presidente tiene poder, es ganador, difícilmente los jueces federales osen desafiarlo.

En su edición del 24 de octubre, Página/12 publicó artículos de Gastón Godoy (“Las autoridades controlan a los docentes”) y Martín Granovsky (“Cambiemos impuso su interpretación”).

Escribió Godoy: “La experiencia del genocidio nazi, el crimen de su padre en Auschwitz, el haber vivido bajo un régimen totalitario, marcaron “a fuego” a Agnes Heller y a las preguntas que la acompañarían toda la vida: “¿Cómo las personas pueden hacer eso? ¿Existen el bien y el mal? ¿Quién lo determina?”. A los 88 años, la filósofa húngara vino al país invitada por la Universidad Nacional de Tres de Febrero” (…) “En diálogo con Página/12, habló sobre la continuidad del antisemitismo, de las dificultades para llevar a la práctica los principios de los derechos humanos y también sobre los problemas que enfrentan las universidades a nivel mundial”. Expresó la discípula de Lukács: “El antisemitismo ya estaba presente desde antes del holocausto, pero no fue causa, fue una condición necesaria para llevarlo a cabo; también un régimen totalitario y una máquina moderna, la del gas. Esos fueron algunos de los elementos necesarios para perpetrar el genocidio. Después del holocausto empezó a constituirse, a florecer en algunos lugares, una nueva forma de odio contra los judíos, contra el estado de Israel, porque dicen que es genocida, algo que es mentira. Lo que ocurre es que hay una guerra que se está librando y es normal que haya odio entre dos facciones en guerra. Lo que hace ruido es que haya terceras partes que no se coloquen en un lugar de administrar justicia, sino que culpan a una sola parte, tiene que ver con esa corporización del odio contra los judíos. ¿Quién odia a Turquía? Nadie, aunque perpetró genocidios contra los armenios y los kurdos” (…) “Tenemos que tener en cuenta que los derechos humanos son una declaración, un enunciado normativo. Pero empíricamente es otra la cuestión, a veces se dan y a veces no, donde siempre deben estar presentes son en la norma, eso es muy importante. Así como uno de los mandamientos dice “no matarás”, eso es una norma, aunque sea verdad que hay mucha gente que mata y asesina, de todas formas la norma de “no matarás” debe existir. Los derechos humanos como norma surgieron en el siglo XIX, y si bien hay muchos países que los violan, hay que mantenerlos por más que así sea” (…) “Cumplimos (filósofos e intelectuales) un rol especial como ciudadanos en Estados democráticos, obviamente en dictaduras no podemos ejercer ese derecho y nos volvemos súbditos de la tiranía. En general los intelectuales pueden hacer uso del acceso a diferentes medios, donde podemos expresar nuestra opinión y activismo, y quizás tiene un efecto más profundo porque somos más conocidos, escribimos seguido o tenemos algún devenir filosófico que genera alguna influencia. El intelectual puede utilizar su potencia para encender, avivar o empezar un debate público o luchar contra dictaduras, pero no por eso cuentan con una posición privilegiada” (…) “El profesor es, por definición, un intelectual, y su tarea es permitir que el alumno desarrolle sus capacidades y naturalezas. Tenemos bastantes problemas con las universidades modernas, en el mundo en general hay una burocracia creciente, donde las autoridades controlan a los docentes y los docentes a los alumnos. Por otro lado, la movilidad ascendente a través de la universidad se ha visto muy afectada en los últimos años, los hijos de los más humildes, los más pobres, casi no pueden acceder a pagar las cuotas. Sé que en Argentina la universidad es gratuita, pero en muchas partes del mundo no es así”.

Escribió Granovsky: “Alejandro Grimson dijo a este diario que “la antropología no es la única disciplina que ve la importancia de no perder jamás la determinación de cuál es el punto de vista de los actores sociales”. Admitió que lo mismo hacen muchos sociólogos o historiadores. Pero aclaró que “los antropólogos buscamos ese punto de vista obsesivamente, porque si te olvidás de la subjetividad de los demás dejás de ser antropólogo” (…) “A mi juicio, no ganó (Cambiemos) porque pudo resolver los problemas sociales y económicos que se agudizaron en los últimos años. Ganó porque pudo resolver la interpretación de la causa de esos problemas y, para sus electores, consiguió quedar fuera de la responsabilidad. Una gran parte de los votantes de Cambiemos no considera que está mejor que antes. Pero piensa que los problemas actuales no son culpa de Cambiemos. Y sigue teniendo una expectativa alta de que las cosas mejoren en el futuro. Hace más de un año que existe una brecha entre personas con altas expectativas hacia el futuro, que son alrededor del 50%, y personas que dicen estar mejor y son una franja mucho más chica: alrededor del 20 o 25%. Néstor Kirchner dijo una vez que la política es cash más expectativas. Cambiemos no ganó por cash sino por expectativas. En algún momento esa brecha entre los dos grupos puede cerrarse” (…) “Muchos de nosotros pensamos que esa brecha se resolvería pronto. El logro de Cambiemos es haberla mantenido mucho tiempo. No se cerró en su favor, pero tampoco en su contra” (…) “Hay un problema de concepción de la política y de lo social que parte de una presunción muy polémica: la de suponer que alguien sabría con certeza absoluta cuáles son los intereses de los votantes. Como si fueran intereses totalmente objetivos. Por ejemplo, es probable que todos queramos ganar salarios más altos y pagar menos de luz y de agua. Pero la gente tiene ilusiones, confianzas, desconfianzas. A veces puede identificar su propio interés con el interés del personal jerárquico de su propio trabajo y no con sus pares. Puede querer por sobre todo una inflación baja porque prefiere cierta previsibilidad a situaciones que considera inestables” (…) “Si las personas consiguen ciertos objetivos en términos económicos cambian sus demandas y pasan a tener otras, por ejemplo vinculadas a la transparencia, al transporte público o a la seguridad ciudadana. Es erróneo tener una concepción objetivista de la política, que pase por alto los imaginarios o el deseo” (…) “La campaña de Macri en 2015 se enmarca en la famosa frase de Menem: “Si les decía lo que pensaba hacer no me hubieran votado”. La elección del último domingo fue distinta. No solo fueron anunciando lo que vendría sino que resultaron efectivos en cargar las culpas de la inflación de 2016 sobre el kirchnerismo, sobre muchos de cuyos funcionarios pesan cuestiones judiciales” (…) “Sí (procesos de movilización), con una intensidad pocas veces vista en una situación que no es terminal como en 2001 o 2002. Hubo marchas por temas científicos, educativos, sociales y de derechos humanos. Pero se trató de heterogeneidades políticas que no pudieron ser sintetizadas por ninguna fuerza política por sí sola. Cambiemos pudo imponer su interpretación sobre los problemas de la realidad y al mismo tiempo hubo fragmentación de las oposiciones al proyecto político del gobierno” (…) “Y no menosprecio su enorme poder (de los medios de comunicación) pero tampoco lo absolutizo. En la Argentina y en América Latina triunfaron y se mantuvieron en el Poder Ejecutivo procesos políticos que no coincidieron con la visión de los grandes medios. Cuentan los oleadas, los ciclos o los momentos” (…) “En el voto se juegan emociones, identidades, relaciones entre emociones y bolsillo, entre emociones y casa propia, entre emociones y derechos. Ahora está de moda decir que todo es nuevo. Pero el voto de febrero de 1946, cuando Juan Perón le ganó a la Unión Democrática, también puede ser analizado como un voto visceral. Si pensabas que Perón era nazi votabas visceralmente a Tamborini-Mosca. Si estabas convencido de que la Unión Democrática era la oligarquía votabas a Perón. No existe la política sin pasión, aunque uno de los problemas de la cultura política argentina es si existe la chance de construir una escena política que se parezca un poco menos a un partido de fútbol donde aplaudimos al árbitro sólo si se equivoca a favor de nuestro equipo” (…) “Tengo el temor de que haya acciones del gobierno de Macri que erosionen el consenso sobre derechos humanos. Otro acuerdo: la sociedad argentina es saludablemente intolerante ante la violencia política, y en especial a la que viene del estado. Ojalá que el gobierno de Macri no quiera romper ese acuerdo” (…) “Hay una serie de acciones, como la represión de manifestaciones, que tornan razonable preguntarse si no hay voluntad activa de erosionarla. En Chile no hay movilización estudiantil que no termine con gases lacrimógenos. En la Argentina las movilizaciones eran, al menos hasta ahora, un sitio pacífico donde hasta podían ir familias enteras. ¿Seguirá siendo así o lo que viene necesita una cuota de miedo?” (…) “No creo que venga el fin del gradualismo. Supongo que se mantendrá el proyecto original de ajuste con búsqueda de votos. El gobierno va a apretar el acelerador mientras mantiene el escaneo de la sociedad a través de Jaime Durán Barba. Para que sus reformas avancen necesitan que baje la movilización. Puede bajar por desazón (porque los que se movilizaron no lograron sus objetivos), porque el gobierno se legitimó o porque hay miedo. De todos modos, al menos hasta ahora el gobierno mantiene un nivel de gasto social que le permite seguir ganando elecciones y un nivel importante de obra pública. Macri hace ambas cosas mientras busca un incremento claro de la desigualdad y favorece a los sectores concentrados” (…) “Es equivocado hacer política creyendo que lo que no te gusta se vendrá abajo solo, sin que construyas una alternativa superadora y convenzas a una mayoría. Si no la política sería totalmente religiosa” (…) “Veo a muchos preocupados más por tener razón que por persuadir. Si buscás tener razón por sobre todas las cosas no serás una mayoría. Lo mejor es tener un carácter reflexivo para ir modificando las propias prácticas, porque el reflujo internacional no te permite muchas recetas salvo una: unir toda la diversidad que está en contra del modelo hegemónico. Ésa sí es una receta que vale siempre para todas las etapas defensivas”.

En su edición del 24 de octubre, La Nación publicó artículos de Fernando Laborda (“Los cambios que entendió Cambiemos”) y Eduardo Fidanza (Macri, un líder de otra galaxia que constituye una completa novedad”).

Escribió Laborda: “La victoria electoral de Cambiemos reconoce varias razones” (…) “El mundo cambió”, les viene diciendo Jaime Durán Barba a sus discípulos del Pro. “El votante no es de nadie. Las alianzas, en vez de sumar, pueden restar. Vivimos en el mundo de la fugacidad y la urgencia. Se rompió la política vertical. Ahora la política es horizontal. Antes el presidente decía algo y los medios tradicionales lo tomaban. Ahora, todos somos receptores y emisores, y lo que vuelve a través de las redes sociales no tiene nada que ver con el mensaje original”, explica el consultor político ecuatoriano” (…) “El macrismo entendió perfectamente que, en ese contexto, los discursos cargados de ideología no servían de mucho. Lo único que sirve, al menos para ganar elecciones, es escuchar a la gente y buscar soluciones prácticas a sus problemas” (…) “Para Durán Barba, ha sido evidente que Cristina Kirchner también estudió sus textos u otros parecidos, y que en la campaña proselitista previa a las PASO del 13 de agosto buscó innovar y asumió algunos rasgos de la estética propia de Cambiemos. “Pero cuando mientes no tienes futuro. Y una forma de mentir es presentarte como no eres”, fue la conclusión del asesor de Macri” (…) “Superadas las PASO, la ex presidenta, en su afán por captar votantes independientes, modificó su estrategia de hablar sólo en público y se abrió a entrevistas con el periodismo” (…) “Con la llegada del caso Maldonado, buscó llevar agua a su propio molino y, junto a algunos de sus allegados, intentó instalar la hipótesis de que había sido Macri el responsable de una desaparición forzada del joven artesano afín a los mapuches porque “su modelo económico no puede cerrar sin represión” (…) “Cuanto más hablaba Cristina Kirchner, más sentimientos de rechazo generaba entre votantes de terceras fuerzas que optaban por mudar su voto a Cambiemos para evitar una victoria kirchnerista” (…) “Y también puede conjeturarse que la polarización entre macrismo y cristinismo llevó a una nacionalización de la campaña en no pocas provincias, favoreciendo a Cambiemos y perjudicando a gobernadores peronistas incluso alejados del kirchnerismo” (…) “El resto lo hizo la estrategia de Cambiemos machacando sobre la responsabilidad del peronismo en la penetración del narcotráfico en la provincia de Buenos Aires, las mafias sindicales y la administración fraudulenta de obras públicas de la era kirchnerista que, además de ser muy costosas, nunca se terminaban. Una campaña que difícilmente hubiera sido tan efectiva sin la ayuda de imágenes desgarradoras, como las de José López en el convento de General Rodríguez” (…) “Podría concluirse que el triunfo de Cambiemos sobre Cristina Kirchner obedeció a que el electorado bonaerense interpretó que había un mandato para ponerle un punto final a la carrera política de la ex jefa del Estado”.

Escribió Fidanza: “Con la resonante victoria de anteayer, Mauricio Macri se encamina a consagrarse como un líder nacional fuerte de la democracia argentina” (…) “Ese éxito marca un cambio de época en múltiples aspectos: generacional, profesional, programático, estilístico” (…) “Aunque esté cercano a los 60 años, Macri interpreta la juventud y el afán de cambio; no es abogado ni general, sino ingeniero; su orientación es de centroderecha y su estética “new age” rompe los moldes formales del hombre público” (…) “Ahora que su personalidad se impuso, y las dudas se disipan velozmente, tal vez sea útil volver sobre su lugar de origen y pertenencia, e interrogarse en qué medida puede constituir una originalidad en la historia política argentina” (…) “Silvia Sigal y Eliseo Verón se refirieron al “modelo de llegada a la política” en el magistral libro “Perón o muerte”. Sostienen allí que Perón adviene al poder de dos lugares: primero, el cuartel y luego, el exilio. En el 45 es un general que desde las fronteras, donde se defiende a la patria de sus enemigos, accede al gobierno para cumplir con un servicio público de salvación, en la estela de San Martín y otros héroes. Y luego, en un segundo acto, proviene del exilio, desencarnado, dispuesto a contribuir a la unidad nacional” (…) “Perón constituye una excepción: no llega desde la política al poder, sino desde el cuartel y el exilio” (…) “Después de Yrigoyen y Perón, todos fueron abogados y militaron desde la juventud, como Alfonsín, Menem y los Kirchner” (…) “No fundaron partidos, apenas líneas internas en las que acrecentaron capacidades y poder. Una división sociológica y programática del trabajo los caracterizó: a los peronistas, los ocuparon el pueblo y la justicia social; a los radicales, la clase media y la república. La Argentina moderna constituye su legado” (…) “Macri rompe esa tradición y si hubiera que arriesgar podría conjeturarse: se parece más a Perón que los otros” (…) “Su “modelo de llegada” es también un menú de dos pasos: primero la empresa, después el fútbol” (…) “Macri viene a lo público desde lo privado, constituyendo una completa novedad. Su liderazgo, ahora convalidado por el país, es de otra galaxia”.

En su edición del 23 de octubre, Página/12 publicó artículos de Luis Bruschtein (“Un ganador y una oposición”) y Eduardo Aliverti (“Una ola desafiante”).

Escribió Bruschtein: “Es histórico: las primeras elecciones de medio término son favorables a los oficialismos. Hace menos de dos años, que ese electorado llevó al gobierno a los representantes de Cambiemos y sería muy extraño y hasta poco razonable, que ese acto cambiara de sentido en tan poco tiempo” (…) “Es difícil que un mandato se cambie a los dos años de haberlo otorgado y en general el electorado lo entiende de esa manera, más allá de los odios y grietas con que se presentan estas elecciones” (…) “Son menos de dos años, durante los cuales el gobierno fue dosificando las medidas más truculentas y cuidando mucho su imagen para llegar en buenas condiciones a estas elecciones. El resultado confirma que alcanzó esa meta. Este gobierno le ha dado mucha importancia a su imagen, a la que trabajó con mucho cuidado en los medios, ya sean tradicionales o las redes sociales. Poco después de asumir cuadruplicó el gasto en publicidad en relación con lo que devengaba el gobierno anterior, que gastaba cuatro veces menos. Y distribuye esa fortuna con abierto favoritismo al punto que achicó al máximo los espacios críticos. Contó además con el respaldo invalorable de los grandes medios de comunicación que actuaron con eficiencia para cubrir los primeros síntomas de malestar que fueron despertando con el aumento de la inflación y de las tarifas. La idea de que “estamos dispuestos a hacer este sacrificio para después favorecernos” prevaleció en gran parte de los electores que consideran estos dos años como un sacrificio necesario para recoger los frutos después de ese plazo de gracia” (…) “El electorado mostró que tiene disposición al sacrificio, pero también una expectativa que se ve aumentada por el esfuerzo que se le exige” (…) “Pero las primeras medidas del gobierno que ha salido fortalecido de estas elecciones serán otra vez de sacrificio para el ciudadano común, incluyendo a quienes los respaldaron con sus votos, sin que se avisten por ningún lado los beneficios que se esperan” (…) “El altísimo nivel de endeudamiento ya no se puede mantener para tapar el altísimo déficit creado por las políticas de desfinanciamiento del Estado que aplicó Cambiemos” (…) “Cuando se achica la recaudación del Estado, para un gobierno neoliberal como el de Cambiemos la única vía es tomar deuda o achicar al Estado. Si además le dicen que tiene que frenar el ritmo de endeudamiento, lo que se viene es inevitable: más tarifazos, despidos, caídas de programas sociales y recortes, a los que se sumará la reducción drástica del presupuesto que provocarán los pagos de la inmensa deuda que se tomó” (…) “No hay ninguna posibilidad de que este gobierno tome un camino diferente al ajuste con el consecuente impacto depresivo que tendrá sobre el trabajo, los salarios, el consumo, la industria, el comercio y la actividad económica en general” (…) “La pregunta es, entonces, hasta cuándo se mantendrá esa disposición al sacrificio por parte del electorado de Cambiemos, que está votando a una fuerza cuyas políticas le han empeorado su calidad de vida” (…) “Los medios oficialistas quisieron mostrar estas elecciones como definitivas. Los opinadores del macrismo, auguraron que sería el fin de la carrera política de Cristina Kirchner. Y si bien la lógica tradicionalmente oficialista de las elecciones de medio término le dio el triunfo a Cambiemos, mantuvo a Cristina Kirchner en un nivel altamente competitivo al tiempo que arrasaba con cualquiera de los otros dirigentes que intentaban reemplazarla como cabeza de la oposición” (…) “El resultado planteó el respaldo para los próximos dos años al gobierno de Mauricio Macri. También demostró que ese voto no va para “macristas críticos” como los dirigentes del PJ cordobés, Juan Schiaretti y José Manuel de la Sota, o el gobernador de Salta, Juan Manuel Urtubey” (…) “Las elecciones tuvieron un efecto ordenador también en el campo de la oposición. El “macrismo crítico” o la tercera vía no convocan desde el oficialismo ni desde la oposición y el espacio que les queda es muy reducido como para encabezar nada” (…) “Todos estos proyectos de liderazgos (Massa, Schiaretti, De la Sota y Urtubey) que depuntaron en el peronismo durante estos dos años, quedaron muy atrás de Cristina Kirchner que logró un lugar competitivo y de liderazgo en la oposición. Y a partir de octubre, la oposición pasará a tener un rol más protagónico que en los dos años que pasaron, al mismo tiempo que se irá agotando la expectativa de mejora que hubo ayer en el voto oficialista”.

Escribió Aliverti: “La contundencia de la victoria de Cambiemos es indiscutible” (…) “A nivel nacional, junto con las consecuencias de esa virtual primera vuelta hace dos meses, el resultado era obvio por la repetida y sencilla razón de que el oficialismo es la única fuerza representada en todos los distritos. Sólo eran incógnitas (los márgenes precisos de) lo que ocurriera en la provincia de Buenos Aires y el eventual impacto del caso Maldonado entre alguna franja del electorado porteño. Esos datos que faltaba corroborar por completo carecían de cualquier pronóstico, serio, en condiciones de alterar sustancialmente números definitorios: Cambiemos consolidado en un primer puesto que ya no admite reservas; un Congreso mucho más propenso a la Casa Rosada y con mayor inserción de macristas que de radicales, si acaso se hace el supremo esfuerzo de diferenciar entre unos y otros; una oposición casi totalmente a la deriva y el subrayado, también previsto, de que con el núcleo duro K no alcanza ni por asomo para trazar el futuro peronista tanto como que, sin el kirchnerismo y su encarnación total en la figura de Cristina, tampoco puede imaginarse un rumbo alentador del peronismo frente a 2019” (…) “En otras palabras, es indesmentible que Cristina sufrió una dura derrota. Pero el tristísimo papel de los candidatos del panperonismo filomacrista lleva a cuestionar si también soporta un duro revés político, en lo que debería ser la reorganización del espacio peronista. ¿Quién podría tener el tupé de pasarle cuál factura? ¿Quién asomaría, después de ayer, en aptitud de disputarle un sitio expectante en la conducción del rearmado nacional de una oposición unificada? Nadie, literalmente” (…) “Agregado a lo anterior, Cristina enfrentó asimismo el momento colectivo-ilusorio más favorable de la derecha gobernante. Contra todas las evidencias de un modelo económico que no tiene sustentabilidad posible de largo y hasta mediano plazo; a 862 dólares de endeudamiento por segundo; con un déficit de cuenta corriente pavoroso; con una caída de las exportaciones que remiten al ingreso especulativo de divisas como única posibilidad de financiamiento; con la inminencia de los aumentos anunciados en todas las tarifas de servicios públicos; con el sector agropecuario ya sentado en la retención de sus liquidaciones de granos a la espera de que se corrija el tipo de cambio, la falsedad de la primavera económica impulsada por índices espurios de recuperación se reveló, entonces, más fuerte que todo otro factor. Frente a los indicios potenciados de que tarde o temprano se chocará de nuevo contra las condiciones objetivas de 2000/01, volvió a mostrarse que muy difícilmente la población se distancie de lo que eligió hace poco tiempo. Al revés: dobla la apuesta” (…) “En contrapartida, la elección de CFK en el conurbano bonaerense y los nuevamente atractivos números santafesinos de Agustín Rossi-quien también volvió a competir sin mayores herramientas que su trabajo incansable-demuestran que el discurso y la acción sin medias tintas es lo que recibe el premio que, por ahora, podrá no ser principal pero sí necesario para seguir en carrera” (…) “Se trata, nada más pero también nada menos, de la coherencia discursiva en lugar del aguachentismo persistente. Quienes sobrevivieron, en sus perspectivas, a lo que cierto apuro comprensible denomina como huracán amarillo, son aquellos que se pusieron con claridad en la vereda de enfrente. La oposición al gobierno macrista exige, como ayer se ratificó, un accionar sin rodeos. No hay espacio para tibios. La notable victoria nacional de Cambiemos puede confundir a quienes no sean capaces de mirar, con frialdad, esa sentencia que las urnas ratificaron” (…) “Sin embargo, ninguna de esas certezas y sospechas es superior a la seguridad de que hoy mismo comienza un debate, una necesidad, sólo sostenible en discurrir el enfrentamiento contra el modelo reforzado en las urnas. Ninguna novedad, al fin y al cabo. La derecha ganó con legítima prepotencia, tiene un liderazgo momentáneamente indiscutido, carece de internas que no sean los grititos radicales por algún acomodo pueblerino y de cargos secundarios y, como si fuera poco, dispone de figuras de recambio si así lo requiere” (…) “Contra ese dispositivo afirmado, que sin dudas expresa un clima tal vez no de época pero sí de etapa, solamente puede enfrentarse con posibilidades de éxito una oposición no dispersa, para empezar a discutir. De lo contrario, estamos hablando de un desierto de varios años-en cálculos preliminares, no menos de seis-con esperanzas sólo centradas en la implosión del modelo económico y mucha vela dedicada a que, como en 2003, vuelva a aparecer una anomalía disruptiva”.

En su edición del 23 de octubre, La Nación publicó artículos de Morales Solá (“Mauricio Macri, el dueño de una enorme victoria”), Pablo Mendelevich (“En la política argentina, desde hoy se intensificará el panquequismo”), José Nun (“Lecciones que deja la campaña”) y Rogelio Alaniz (“Un cambio cultural tras décadas de hegemonía populista”).

Escribió Morales Solá: “(…) Un presidente que 24 horas antes parecía acorralado por el debate sobre el caso Maldonado, se convirtió poco después en el dueño de una enorme victoria electoral” (…) “Tal vez más allá de su propia persona, Mauricio Macri expresa el cambio y la fatiga de los argentinos. Macri, el primer presidente en 70 años que no es ni peronista, ni radical, ni militar, ganó la segunda elección nacional consecutiva y batió a Cristina Kirchner en territorio bonaerense. Cuatro puntos constituyen una diferencia significativa en el único distrito del país que era kirchnerista” (…) “Cristina es la jefa política de su oposición más acérrima y cerril. Pero la ex presidenta es, le guste o no, un exponente cabal de la vieja aristocracia política. Y la fatiga social es con un sistema político que gobernó desde 1983 y que dejó al país con más problemas que soluciones. La ineptitud y la impotencia, la corrupción y la indiferencia hicieron de la Argentina un país más pobre, más inseguro, más injusto. Cada experiencia política de estos 25 años de democracia, sistema que felizmente sobrevivió a sus dirigentes, terminó con una crisis, manifiesta u oculta. Quizá Macri es el resultado auténtico de la monumental crisis de 2001. Todo lo que sucedió entre aquel colapso y ahora se parece más a la continuidad del viejo statu quo, aunque debidamente maquillado con un discurso renovador” (…) “Hay todavía en el escenario público una importante preeminencia de voces que provienen del kirchnerismo o del filokirchnerismo encargadas de elaborar una agenda a la que se someten casi todos los sectores políticos y sociales. El relato no ha concluido, aunque en el poder ya no están los relatores” (…) “Cristina Kirchner ha perdido. Es la primera derrota de su vida como candidata y la tercera como jefa política. Perdió en las legislativas de 2013, en la segunda vuelta de 2015 y ayer. Nunca antes, en cambio, había sido derrotada con su nombre en las boletas de un domingo electoral. La conclusión obvia es que se trata de una mala jefa política” (…) “¿Se ha terminado Cristina? Ella es la beneficiaria de la bancarrota que asoló ayer a casi todos los dirigentes peronistas de renombre. El peronismo fue otra vez decapitado. Sólo se salvaron los Rodríguez Saá, que siempre pueden hacer un milagro en un día de elecciones, y el pampeano Carlos Verna, que ganó por unas décimas. Ambas dinastías provinciales no significan nada para el peronismo, son especies de Corea del Norte dentro de la Argentina” (…) “La pregunta que nadie responde es una sola: ¿perdonará el peronismo una derrota? Nunca lo ha hecho hasta ahora, pero es cierto también que nunca antes estuvo tan carenciado de liderazgo político. Esas son las cosas que le permitirán a Cristina decir que, entre tantos peronistas vencidos, ella es la que tuvo más cantidad de votos” (…) “La sociedad reforzó el liderazgo de Macri como presidente y su condición de jefe político de una coalición novedosa. Los problemas no han desaparecido. La solución de ellos requiere de más protagonistas que el oficialismo. El oficialismo tuvo más votos que legisladores. Será la primera minoría del Congreso, pero minoría al fin” (…) “No hay nada que el peronismo respete más que el poder electoral” (…) “El Presidente se aferró ayer al poder real y concreto, como no lo pudo hacer hasta ahora. Pero nada indica todavía que haya podido deshilvanar al poder oscuro que cada tanto lo acorrala. Es un poder formado por las viejas cloacas de los servicios de inteligencia, por los policías corruptos, por la política embustera y por el narcotráfico que penetró en el estado y en la política. Terminar con ese Estado dentro del estado, y fuera de él, es ahora el trazo de historia que al Presidente le falta escribir”.

Escribió Mendelevich: “Un país inédito desde el punto de vista político institucional quedó prefigurado ayer en las elecciones legislativas con el aplastante triunfo de Mauricio Macri, primer presidente ni peronista ni radical en setenta años” (…) “Es casi seguro que estas elecciones tendrán efectos trascendentes” (…) “El fenómeno más interesante que probablemente veamos a partir de hoy en la política argentina es la intensificación del panquequismo. La figura que suele representar sin sutilezas a alguien que se da vuelta en el aire quizás no debería hacer pensar en un antimacrista que de súbito deviene oficialista. Se trataría más bien de otrora acérrimos críticos de Macri y del macrismo encantados de descubrir que lo importante en una democracia es sentarse a negociar con todos. En sí mismo esto no tendría nada de singular en un marco democrático convencional, pero estamos hablando de dirigentes políticos en general pertenecientes al peronismo que con mayor o menos pasión adhirieron durante años al sistema contestatario de la república matrimonial creada por los Kirchner, un verticalismo prebendarlo donde el adversario era un enemigo” (…) “Sólo es un presidente argentino que ganó las elecciones de medio término, como se dice ahora fingiéndose rutina, pero el mecanismo de adaptación al poder real lo precede, es bastante más añejo que el PRO y se lo suele verificar cuando un líder despreciado se posiciona como un respetable poderoso en ascenso. Ese mecanismo ha sido corriente en el seno del movimiento peronista, donde los laxos patrones ideológicos habilitaron, por ejemplo, embanderamientos con líderes “neoliberales” o “progresistas” según pasaban las décadas. Lo nuevo hoy es que el peronismo perdió el vigor necesario para ofrecerse de envase a un nuevo proyecto, mientras una coalición de raros contornos ocupó el espacio central de la política” (…) “La coalición oficial de tres patas, formada por el partido más nuevo que hay (no como marca, como sujeto de gestión), un partido centenario con carácter de acompañante (el radicalismo) y una dirigente que actúa como fiscal moral de la república e inspectora del propio gobierno a la vez (Elisa Carrió), se impuso ayer a nivel nacional por primera vez sin mediar un ballottage” (…) “Macri, digámoslo por fin, quedó posicionado ayer para presentarse a la reelección en 2019, es decir, para gobernar seis años más. Y eso no tiene antecedentes para un presidente no peronista. Sale fortalecido de las urnas no sólo para gobernar sino también para preservar la gobernabilidad y para seguir” (…) “En su discurso de anoche Cristina Kirchner exhibió dos novedades formales. Primero que nada agradeció “a los trabajadores y trabajadoras de prensa”, algo extraño de parte de quien discriminó a los periodistas durante años y culpó a la prensa una y otra vez de todos los males del universo. Inexplicablemente, pese a haber improvisado como presidenta en infinitas cadenas nacionales, anoche leyó lo que dijo. Enmarcado en un artificial clima festivo, el discurso no contuvo una sola cifra ni porcentaje” (…) “Después renovó sus acostumbrados modales de bajo refinamiento al no felicitar por el triunfo al ganador, prefirió no comentar que era su primera derrota electoral personal y evitó expresamente, también, nombrar al peronismo y al kirchnerismo, mientras exaltaba a Unidad Ciudadana como un vigoroso y victorioso partido opositor. Una poco fundamentada postulación de su liderazgo pareció destinada a atajar el aislamiento al que probablemente la sometan hoy los gobernadores y muchos intendentes del peronismo que saldrán a buscar líder con mayor premura. El gobierno, cabe esperar, querrá no ser ajeno a la búsqueda y, en primer lugar, ganar nuevos interlocutores. Viene, sin duda, una política más negociadora”.

Escribió Nun: “En toda democracia representativa, los candidatos se construyen necesariamente una cierta imagen de los ciudadanos a quienes les van a pedir el voto. De ahí que sea bueno aprovechar las campañas electorales para preguntarse no sólo qué opinamos nosotros sobre los candidatos, sino también qué opinan los candidatos sobre nosotros, ya que ésta es una de las claves para saber cómo se comportarán si ganan. Y bien: a juzgar por el proceso electoral cerrado ayer, y salvo excepciones, resulta claro que su imagen de la ciudadanía es muy pobre” (…) “Uno de los candidatos, por ejemplo, dedicó muchísimo más tiempo a convencernos de que es una persona que cumple sus promesas que a explicarnos su contenido. Otro hizo un viraje, prefirió no correr riesgos y pasó a hablarnos en espejo, asegurándonos que algún día vamos a ganar nosotros y a conseguir imponer en la agenda nuestros problemas. La ex presidenta apostó a nuestra falta de memoria, convencida de que con desfilar durante un par de semanas por los canales de televisión repartiendo sonrisas y datos falsos bastaría para que nos olvidáramos de su probada vocación autoritaria y de que nunca antes había dado conferencias de prensa” (…) “En cuanto a los candidatos del oficialismo, postergan explícitamente para después de las elecciones toda discusión acerca de temas tan cruciales como la reforma fiscal sin preocuparse de que es a la ciudadanía a quien le corresponde decidir sobre ellos” (…) “Termino esta breve enumeración con el cierre del pico que las dos principales fuerzas políticas les impusieron a aquellos de sus representantes que habían metido la pata. Total, los votaríamos lo mismo porque eran cabezas de lista. En síntesis, que si la mayoría de los argentinos tiene una baja opinión de nuestros políticos, la recíproca también es válida”.

Escribió Alaniz: “(…) La primera evaluación que se debe hacer de las elecciones celebradas ayer en el país es que, más allá de los porcentajes, la ciudadanía le otorgó un voto de confianza a la gestión liderada por Mauricio Macri” (…) “Así, una coalición no peronista superó el desafío histórico de probar que la alternancia es posible y que el peronismo no dispone de la exclusiva virtud de asegurar la gobernabilidad” (…) “Confirmada esta tendencia, el interrogante abierto es si la victoria de Cambiemos es producto o consecuencia de un humor circunstancial del electorado o el indicio de un cambio cultural y político de los argentinos luego de décadas de hegemonía populista” (…) “Sin embargo, los indicios disponibles permiten postular que Cambiemos es una realidad que ha venido para quedarse. Al respecto, podría postularse que la coalición Cambiemos es el instrumento político elaborado por los argentinos para afrontar los desafíos del siglo XXI” (…) “Cambiemos es mucho más que un acuerdo circunstancial o una alianza para ganar elecciones. Guste o no, lo cierto es que con las oscilaciones y matices del caso, la coalición que ayer recibió el respaldo de las urnas encarna un proyecto de gobierno, abierto, pluralista y nacional, en definitiva” (…) “Es posible que en el futuro los historiadores registren que la primera muestra de esa Argentina democrática y republicana se manifestó en 2008, en pleno kirchnerismo, cuando en el campo y la ciudad se expresaron quienes decidieron oponerse a la 125” (…) “De 2008 a la fecha han ocurrido muchas cosas. El despliegue preferido de la historia puede ser la espiral, el zigzag o el laberinto. Pero aquella experiencia de lo que se llamó la 125 o “el campo” se enriqueció, se amplió, adquirió consistencia social y política con un liderazgo que hoy acaba de consolidarse, un liderazgo democrático que nos reconcilia con las instituciones, ejerce la meritoria virtud de no inspirar miedo y vuelve a vincularnos con el mundo” (…) “La victoria de Cambiemos incluye como contrapunto la derrota de Cristina Kirchner” (…) “De algún modo, los resultados electorales de ayer podían preverse, porque no hicieron más que confirmar la tendencia que se registró en las PASO de agosto. Podría decirse que la verdadera sorpresa, el mayor desconcierto, se produjo hace dos meses. Entonces, el kirchnerismo suponía que su propuesta iba a ser plebiscitada por el pueblo. Pero sufrió el “asalto de la realidad”, y sus ilusiones y fantasías acerca de un inminente retorno al poder se derrumbaron” (…) “Los hechos demuestran que las decisiones de los votantes suelen ser más consistentes de lo que habitualmente se cree. Las lógicas para decidir el voto son diversas y contradictorias, pero no azarosas” (…) “A veces es necesario decir lo obvio: la derrota del kirchnerismo es, al mismo tiempo, la derrota del peronismo” (…) “La derrota del peronismo es, al mismo tiempo, la derrota de su vocación hegemónica, de la cual el kirchnerismo fue su expresión más extrema e impiadosa” (…) “En términos democráticos, una derrota electoral no es una tragedia, salvo para quienes se suponen tocados por el designio de los dioses” (…) “La oposición al oficialismo ya difícilmente pueda ser liderada por el kirchnerismo. El interrogante abierto ahora es acerca de los tiempos; es decir, del tiempo que le llevará al peronismo superar un liderazgo internamente mayoritario pero identificado con la derrota, por otro que deberá forjarse en el incierto escenario de la oposición, un lugar que al peronismo siempre le ha costado asumir” (…) “El balance en ese sentido puede expresarse en pocas palabras: las elecciones instalan a Mauricio Macri como una esperanza nacional y a Cristina Kirchner como un problema para el peronismo”.

En su edición del 22 de octubre, La Nación publicó artículos de Morales Solá (“Una muerte, la especulación y la irresponsabilidad”) y Fernández Díaz (“Una vuelta de tuerca que obliga a revisar todo”).

Escribió Morales Solá: “La tragedia desarticuló la campaña electoral y la coreografía final de las elecciones. Santiago Maldonado está muerto y su cuerpo no registra ninguna huella de golpes o heridas. Aun cuando esa muerte no tuviera efectos electorales, como sostiene la mayoría de los encuestadores, la victoria del oficialismo será triste. Está en el medio el final de una vida, y también una familia que no tuvo derecho a la intimidad del dolor y el duelo. Esa muerte seguirá estando en el debate público más allá de las elecciones, una cuestión que, desde ya, no estaba ni en la imaginación del Gobierno” (…) “¿Qué pasó para que las cosas sucedieran como sucedieron? Es hora de terminar con las especulaciones. Ni el cuerpo fue tirado sobre las espaldas del Gobierno ni la Gendarmería fue la que cometió el crimen. Maldonado murió ahogado o por un infarto provocado por un shock hipodérmico” (…) “Sólo el interés político o electoral puede seguir insistiendo en la responsabilidad del Estado. Este caso estuvo marcado desde el principio por la especulación ideológica y la irresponsabilidad política” (…) “Se puede analizar, sí, por qué las cosas se demoraron tanto, por qué las fuerzas de seguridad no pudieron llegar antes a ese lugar del río donde estaba el cuerpo y por qué, en fin, el Estado argentino se encontró con tantos obstáculos para buscar la verdad. Resalta, en primer lugar, la realidad que emergió en medio del fárrago: hay una parte del territorio nacional que el Estado argentino no controla ni a la que tiene acceso” (…) “Al revés de lo que se dijo, el cuerpo fue encontrado en una zona que la Prefectura nunca pudo inspeccionar adecuadamente. Tanto Otranto como Lleral eran los representantes cabales del Estado argentino, que debieron tramitar el ingreso a una porción del territorio nacional como si se tratase de suelo extranjero” (…) “Desde hace algunos años surgió una facción minoritaria llama Resistencia Ancestral Mapuche (RAM), dispuesta a ejercer la violencia indigenista, que ya apareció en otros países de América Latina. Generalmente, actúan con la cara cubierta y exhiben una destreza propia de un adiestramiento militar” (…) “La violenta facción RAM, que es la que controla las 1300 hectáreas argentinas como Pu Lof de Resistencia, es una secuela local de la también brutal Coordinadora Arauco-Malleco (CAM) chilena, que inauguró en 1998 un período de saqueos y hostigamientos que no ha concluido” (…) “La muerte de Maldonado, innecesaria y dolorosamente prematura, deberá ser investigada según las conclusiones de la autopsia. Pero la política se tensó, durante un tiempo al menos”.

Escribió Fernández Díaz: “Se necesita un investigador histórico con pulso de novelista policial para escribir el libro de este viernes electrizante en que sobrevino la veda política y comenzó la autopsia, con ciudadanos sometidos desde temprano al suspenso y a la angustia del voto bajo emoción violenta, la toma de una municipalidad a manos de un grupo armado con piedras y molotov, la brusca confirmación de que el muerto era quien parecía, las acusaciones doloridas y rabiosas de los familiares de la víctima contra el propio presidente de la nación, el fracasado intento de generar una rebelión popular contra la “dictadura” del gobierno constitucional, y en los estertores de la jornada, la gran vuelta de tuerca: el cuerpo por fin habló y dijo que no tenía signos de ahorcamiento, ni de golpes, tormentos, tiros o puñaladas, y que posiblemente Santiago Maldonado se ahogó hace dos meses y medio en las heladas aguas del Sur” (…) “Habrá que aguardar con paciencia los resultados finales de los peritajes y el dictamen del nuevo juez de la causa pero prima facie para la opinión pública el concepto “desaparición forzada” se licuó en una sola noche, la conjetura de que el cadáver fue “plantado” perdió consistencia, el testigo que vio cómo los gendarmes presuntamente lo subieron a una camioneta corre el riesgo de ser acusado de “falso testimonio” y la sospecha de “encubrimiento” pasó como un rayo de las de seguridad a la “resistencia mapuche” (…) “Entre los adoradores descerebrados de lo “políticamente correcto”, los alienados del neosetentismo y los militantes que trabajan para el helicóptero, las evidencias recogidas no significan mucho; aquí funcionará siempre lo religioso. Que nunca un peritaje te arruine una buena conspiración: si los gendarmes no hubieran actuado en el terreno, la víctima jamás habría tenido que escapar y, por lo tanto, no se hubiera ahogado. No importa si el asunto es doloso o culposo, o si se trata de un accidente fatal; la Gendarmería lo mató, y lo hizo porque vivimos bajo un estado terrorista, y porque Macri es Massera. Esa desmesura simplificadora juega con los traumas de nuestra historia más ominosa, pero no reconoce ningún matiz” (…) “El oficialismo habría podido ahorrarse días de jaqueca si desde el inicio de los acontecimientos hubiera puesto preventivamente en disponibilidad a los efectivos, aunque luego los rehabilitara si eso correspondía. También si Macri hubiera tejido una relación personal con la familia Maldonado, a la que debió contener y consentir desde el primer instante” (…) “Pero el caso no movía el amperímetro de las encuestas y entonces el macrismo se confió y se contentó con ser un auxiliar de los tribunales; dejó crecer así el asunto, hasta que éste cobró visos de crisis política. Cambiemos debe reflexionar profundamente acerca de todo este episodio, más allá de que los números comiciales le terminen dando un triunfo y le borren el mal sabor”.

Anexo

LAS FUERZAS MORALES de José Ingenieros

Escribió el autor: “Los ideales dan confianza en las propias fuerzas. Para ser entusiasta no basta ser joven de años; hay que formarse un ideal, sobreponiéndose a las imperfecciones de la realidad y concibiendo por la imaginación sus perfecciones posibles. Para servirlo eficazmente, hay que entregarse a él sin reservas. Y debe ser fruto de la experiencia propia, si ha de embellecer la vida; el que se apasiona ciegamente es un fanático al servicio de pasiones ajenas. Sin estudio no se tienen ideales, sino fanatismos; el entusiasmo vidente de los hombres que piensan no es confundible con la exaltada ceguera de los ignorantes. El entusiasmo es incompatible con la superstición; el uno es fuego creador que enciende el porvenir; la otra es miedo paralizante que se refugia en el pasado. El entusiasmo acompaña a las creencias optimistas; la superstición, a las pesimistas. Aquél es confianza en sí mismo; ésta es renunciamiento y temor a lo desconocido. Los entusiastas saltan cada amanecer el cerco de un jardín para aspirar el perfume de nuevas flores; los supersticiosos entran cada crepúsculo al mismo cementerio. El entusiasmo es ascua; la superstición es ceniza”.

“La inercia frente a la vida es cobardía. Un hombre incapaz de acción es una sombra que se escurre en el anónimo de su pueblo. Para ser chispa que enciende, fuego que templa, reja que ara, debe llevarse el gesto hasta donde vuele la intención. No basta en la vida pensar un ideal: hay que aplicar todo el esfuerzo a su realización. Cada ser humano es cómplice de su propio destino: miserable es el que malbarata su dignidad, esclavo el que se forja la cadena, ignorante el que desprecia la cultura, suicida el que vierte la cicuta en su propia copa. No debemos maldecir la fatalidad para justificar nuestra pereza; antes debiéramos preguntarnos en secreta intimidad: ¿volcamos en cuanto hicimos toda nuestra energía? ¿Pensamos bien nuestras acciones, primero, y pusimos después en hacerlas la intensidad necesaria? La energía no es fuerza bruta; es pensamiento convertido en fuerza inteligente. El que se agita sin pensar lo que hace, no es un energeta; ni lo es el que reflexiona sin ejecutar lo que concibe. Deben ir juntos el pensamiento y la acción, como brújula que guía y hélice que empuja, para ser eficaces. Ahonde más su arado el labriego para que la mies sea proficua; haga más hijos la madre para enjardinarse el hogar; póngale poeta más ternura para invitar corazones; repique más fuerte en el yunque el herrero que quiera vencer al metal. La acción carece de eficacia cuando escasea la energía. Para adaptarse a la naturaleza y transformarla en beneficio propio, el hombre debe obtener el rendimiento máximo de su esfuerzo ordenado y continuado. En las grandes y en las pequeñas contingencias la acción debe ser suficiente para alcanzar el resultado, sin que vacile en mitad del camino, sin que se desmaye al llegar a la meta”.

Share