Por Malú Kikuchi.-

En 1968, en Francia, el General De Gaulle presidía la V República, inaugurada por él. Ya en febrero de ese año, el clima era muy tenso en los liceos y universidades. El 22/3/68, Daniel Cohn-Bendit, Danny el Rojo, estudiante de sociología, alemán, con otros revoltosos, tomó la Universidad de Nanterre. Era el tiempo de los Beatles y las polleras cortas.

El 3/5, la policía obligó a los estudiantes que habían tomado la Sorbona, a evacuarla. Del 10 al 11/5 sucedió la llamada “noche de las barricadas”. Más de 400 heridos, incendios y destrozos. El 13/5 volvieron a ocupar la Sorbona. A partir de ahí, empezó el caos.

Mientras, las paredes gritaban: “La libertad es el crimen que contiene todos los crímenes” ¿¿¿??? Los estudiantes estaban en contra de la guerra de Vietnam. Que ya no tenía nada que ver con Francia. Hasta 1954, Vietnam formó parte de la Indochina francesa y el ejército francés luchó por mantener la colonia. Perdieron. Los estudiantes entonces, callaron.

El 18/5, por única vez se clausuró el festival de cine de Cannes. Directores como Truffaut, Godard, Resnais, Chabrol, se solidarizaron con los obreros cinematográficos, en huelga porque André Malraux, ministro de Cultura, había echado al director de la cinemateca francesa, el icónico Langlois. Los directores juraron hacer cine militante. Pero no lo reflejaron las pantallas.

El 19/5, dice De Gaulle: “La reforma, sí; el caos no”. El 20/5 se declaró la más grande huelga que se conozca en la historia francesa, quizás en la de Europa; 9 millones de obreros, la mayoría del Partido Comunista, protestaron contra la rígida burocracia del PC. Mientras, las paredes gritaban…

“El poder tenía las universidades. Los estudiantes las tomaron. El poder tenía las fábricas. Los obreros las tomaron. El poder tenía la ORTF -Oficina de Radiodifusión y Tv Francesa-. Los periodistas la tomaron. El poder tiene el poder. ¡A tomarlo!”

La seudo revolución nunca tuvo un sentido político definido. Sin proyectos ni propuestas, solo el caos por que sí. Difícil de comprender. Un mundo sin límites, anárquico, con “imaginación” que no imaginaba nada más que el caos. Nada es más divertido que hacer lío cuando se es joven. Sin medir el daño.

El 24/5, la revolución llegó a todos los rincones de Francia. El 27/5, se firmó el acuerdo de “Grenelle” con los sindicatos, las patronales y por el gobierno, el Primer Ministro Georges Pompidou y el secretario de Estado de Asuntos Sociales, Jacques Chirac. El 30/5 gran desfile militar en París. De Gaulle mostró su poder y disolvió la Asamblea Nacional.

Junio 1968, los grafittis se fueron borrando de las paredes, pero la consigna de “prohibido prohibir” ya había hecho daño. A pesar de todo, el país volvió a la normalidad. De Gaulle llamó a elecciones legislativas a fines de junio. Derrota aplastante de la izquierda. Ante el asombro general, la derecha arrasó y sobre 456 escaños, consiguió 327.

La Asamblea estaba más a la derecha que antes del cacareado May del 68. Francia adora las revoluciones, son glamorosas para el resto del mundo, pero todas son fallidas. Las venden como si fueran exitosas y en eso los franceses son muy buenos.

Dicen que Mayo del 68 consiguió: el aborto; que una mujer abriera una cuenta de banco sin permiso del marido (acá desde 1927), la parentalidad compartida, el salario mínimo y el seguro de desempleo.

Pero son hechos que se consiguieron con el tiempo, eran inevitables. La feroz estudiantina le costó al Banco de Francia 2.000.000.000.000 de francos. Francia se recuperó, en tanto su revolución se extendió por el mundo en desarrollo como una inundación que todavía, se sufre. Es lo que sucede con las revoluciones francesas, ellos las superan, pero las exportan como éxitos. Hacer de la derrota, victoria.

Hace 50 años del Mayo del 68 y, a la mayoría de los estudiantes que iniciaron la disparatada revolución, les queda el haber hecho de la derrota, victoria. Es lo que le queda a Danny el Rojo, que trabajó como eurodiputado por los Verdes alemanes, cobrando 8.015 euros por mes, más viajes y alojamiento.

En 1943, Charles Trênet, cantautor francés, estrenó una inolvidable canción, “Que queda de nuestros amores”. “Qué queda de esos bellos días/qué queda de todo eso, dígamelo/ Una foto, una vieja foto/de mi juventud”. Es solo eso, una vieja foto, pero que sigue subvirtiendo valores.

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