Por Hernán Andrés Kruse.-

Este domingo salió publicada la última encuesta de Analogías. Arroja resultados que no hacen más que confirmar que en la Argentina se ven obligadas a “convivir” dos sociedades antagónicas, enemigas. Si hoy tuvieran lugar las PASO la fórmula Alberto Fernández-Cristina Kirchner obtendría el 42% de los votos mientras que la fórmula Mauricio Macri-Miguel Ángel Pichetto sería votada por el 38% del electorado. Ello significa que prácticamente el 80% de los argentinos en condiciones de votar elegirán a una de las fórmulas presidenciales recién mencionadas. Según la consultora lo más probable es que el 11 de agosto la polarización se acerque al 85%, una cifra casi idéntica cuando el binomio Fernando de la Rúa-Carlos Álvarez derrotó a la fórmula Eduardo Duhalde-Ramón Ortega por diez puntos de diferencia (48% a 38%).

Pero hace veinte años la sociedad no estaba dominada por el odio y el resentimiento como lo está ahora. Había una imperiosa necesidad de sepultar electoralmente a Carlos Menem, lo que no significaba que se le deseara la muerte como sucede con Cristina Kirchner. En 1999 los votantes de la Alianza y los votantes del justicialismo no estaban enfrentados a muerte, como sucede hoy. Frente a semejante polarización el votante de Cristina y el votante de Macri son la más perfecta expresión del odio.

Este fin de semana salieron publicados dos artículos que reflejan con gran precisión el sentimiento anidado en el espíritu del votante de Cristina y en el del votante macrista: “Bajo cero” (José Pablo Feinmann-Página/12) y “Propiedad privada y corrupción” (Jaime Durán Barba-Perfil).

Escribió Feinmann: “¿Qué es lo que duele? Ante todo, la situación de los hambreados, los empobrecidos, los arrojados a la calle por empresarios insensibles. Eso duele. Pero también-y mucho-duele que este gobierno desastroso tenga todavía posibilidad de ganar las elecciones de octubre. ¿Qué clase de pueblo tenemos? ¿Les gusta sufrir? “…) ¿Por qué Macri mide tan alto en las encuestas, arregladas o no? Hay mucho odio. Hay algunos que llegan a decir: “Prefiero cagarme de hambre antes que votar a la yegua” (…) ¿Vivimos en un país de boludos? ¿La gente vive en “estado de interpretado”, según la frase de Heidegger para la “existencia inauténtica”? No, son más peligrosos que los boludos. Son odiadores y algunos hasta son masoquistas. Les gusta pasar hambre con un gobierno de CEOs antes que comer con un gobierno populista”.

Escribió Durán Barba: “La propuesta (del kirchnerismo) de acabar con la división de poderes, nombrar jueces militantes, terminar con la libertad de prensa, confiscar la propiedad privada son parte del programa de gobierno de La Cámpora (…) Existe un partido dentro de la Justicia que agrupa a jueces y fiscales que defienden a los delincuentes (…) Visto todo esto desde un mundo que se hizo capitalista…parece muy disparatado. También desde los ojos de una mayoría de argentinos que leen, estudian, se dan cuenta de que estas cosas son imposibles en la sociedad actual. Sin embargo, hay muchos que apoyan esta visión arcaica de la vida”.

Para el 42% del 80% prisionero de la grieta Mauricio Macri es un oligarca que sólo piensa en beneficiar a los de su clase. Es un cínico y un insensible. Siente desprecio por los trabajadores. Detesta a los dirigentes sindicales que desafían su autoridad. Es un cipayo, un sirviente de Donald Trump. Abanderado del principio de la división internacional del trabajo cree que la Argentina nació para ser una potencia agroexportadora. Nada más. El desarrollo industrial y el desarrollo científico-tecnológico le resultan total y absolutamente irrelevantes. Es por ello que resulta increíble que importantes sectores populares sigan apoyándolo. Para Macri son meros números que sólo le sirven para ganar elecciones.

Para el 38% del 80% prisionero de la grieta Cristina Kirchner es una calamidad, una plaga peor que las plagas de Egipto. Es una ladrona, una autoritaria, una megalómana y una asesina. Sus seguidores son seres de inferior calidad, incultos, violentos. Cristina siempre tuvo el sueño de emular a Hugo Chávez, el tirano bolivariano. Si vuelve el mundo nos volverá a dar la espalda y sólo podremos comerciar con Rusia, Venezuela, Cuba, Nicaragua e Irán. De todos los males que cometió, el peor fue el de la corrupción. Cristina se robó todo. Dicen las malas lenguas que fueron dos PBI enteros.

El votante de Cristina entrará al cuarto oscuro con miedo. El solo hecho de pensar que Macri puede quedarse otros cuatro años le provoca escalofríos. El mal no puede continuar en el poder. Sería el fin de la Argentina. El votante de Macri también ingresará al cuarto oscuro con miedo. El solo hecho de pensar que Cristina retorne como vicepresidente le provoca escalofríos. El mal no puede volver a la Rosada. Sería el fin de la Argentina.

Se trata, por ende, de una cruzada del bien contra el mal. Para los votantes de Alberto Fernández el bien es CFK y el mal es Macri. Para los votantes de Mauricio Macri el bien es el actual presidente y el mal es CFK. Todos, sin embargo, tienen un común denominador: el miedo. Los votantes de Alberto Fernández temen la continuidad de Macri y los votantes del oficialismo temen el retorno de Cristina. La elección que se avecina será un culto al fanatismo, al odio, a la intolerancia, al fundamentalismo. Los peores instintos del hombre determinarán quién será el nuevo presidente. Así de enloquecidos y atormentados estamos.

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