Por Malú Kikuchi.-

Utopía, de acuerdo a la definición de Quevedo en traducción casi literal del griego, significa «no hay tal lugar». La palabra se hizo famosa a partir de un libro de Tomás Moro (santo para católicos y anglicanos) escrito en 1516, donde describió una isla  habitada por una sociedad ideal.

Que el 2021 sea mejor que el 2020.

Que el Presidente asuma la presidencia y la ejerza.

Que el Presidente diga «A» y lo sostenga y lo haga realidad. Que no se desdiga constantemente. Que su palabra tenga validez.

Que la Vicepresidente tenga conciencia de su cargo y deje de imponerse.

Que la impunidad de los delincuentes no sea  una política de estado.

Que en el Poder Judicial haya Justicia.

Que se respete la división de poderes.

Que la Argentina vuelva a ser una República.

Que la Constitución Nacional se ponga de moda.

Que la oposición sume y no se divida. Que se pongan de acuerdo sobre puntos básicos y vayan juntos a las elecciones legislativas. Que luego discutan sus diferencias en las cámaras, no en las urnas.

Que acuerden no matar, no robar, no mentir y abolir la corrupción, por el bien común. El resto es «el arte de lo posible» (Aristóteles).

Que las vacunas anti covid-19 sean efectivas, seguras y lleguen a todos, no como tema político, que lo hagan como tema sanitario.

«Que ser valiente no salga tan caro, que ser cobarde no valga la pena» (Joaquín Sabina).

Y que «Dios, fuente de toda razón y justicia», nos ampare.

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