Por Juan Manuel Otero.-

La filósofa y ensayista Beatriz Sarlo volcó frente a las cámaras de TV su opinión sobre los primeros treinta días de gobierno del Ingeniero Macri. Y su lapidario juicio, aunque de mínima trascendencia, merece ser comentado.

Hace crítica del modo en que el Presidente designó a los magistrados de la Corte Suprema de Justicia, pero nada dice del reconocimiento que hizo del error y la inmediata recomposición de la medida. Califica esta inicial decisión como una “tomada de pelo”.

Hace también crítica del hecho que los cargos ministeriales y secretarías no estén ocupados por políticos sino por gerentes, cosa que la aburre sobremanera. Recuerda que tenía “buenas relaciones con el kirchnerismo” y con “varios funcionarios con los que podía sentarme a hablar y almorzar”. En cambio hoy no hay políticos en el gobierno, sólo gerentes y ella, acostumbrada a dialogar con intelectuales de la cultura, no habla con gerentes… “no conozco gerentes y no hay motivos para conocerlos”. Una verdadera lástima.

Es grande su desencanto por no haber políticos de carrera en cada puesto del gobierno y concluye en que el Ingeniero Macri la “aburre”.

Desde este humilde rincón –innecesario considero aclarar que la intelectualidad no es lo mío– le recuerdo a la Filósofa y Ensayista Sra. Beatriz Sarlo que en los últimos 30 años hemos debido soportar gobiernos cuyos integrantes eran personajes de dilatada y frondosa carrera política y bien sabrá ella el resultado de su paso por la Administración Pública. No se preocupe tanto Sra. Sarlo y si bien hubo el error que Ud. cita, en tan breve plazo también hubo aciertos que Ud. omite, tal vez por su respetable costumbre de hacer crítica.

Con respecto al “aburrimiento” que le ocasiona el Ing. Macri, la comprendo perfectamente, a mí me pasa lo mismo. Seguramente Ud. se habrá divertido mucho más con las profundas conclusiones de su ilustre colega, el también filósofo y ensayista Ricardo Forster como cuando, por ejemplo, nos enseñó que la inflación era consecuencia del maravilloso estado de bienestar de la ciudadanía que no sabía qué hacer con tanto dinero, entonces lo gastaba y esa abundancia de demanda hacía subir los precios de los bienes. Esa profunda, aunque simple explicación me abrió los ojos a la economía política y realmente también, para qué negarlo, la encontré muy divertida. Qué suerte tenemos de contar con intelectuales de semejante nivel.

También –debo ser honesto– extraño las divertidas charlas por la cadena nacional de nuestros anteriores gobernantes, comparto con Ud. que sus hilarantes alocuciones nos alegraban el día. ¿Quién podría olvidar cuando la Dra. Fernández de Kirchner nos explicó que la diabetes era una enfermedad de gente rica? Al margen de lo divertido, a ella le debo la tranquilidad de saber que nunca la padeceré dada mi humilde condición financiera.

¿Y cuándo el Ministro Kicillof nos aclaró que Estados Unidos tenía la economía dolarizada? Esa fue para desternillarse de risa. ¿No sería una buena medida que la Gobernadora Alicia Kirchner lo lleve a su Gobierno? El Sr. Kicillof hizo maravillas con nuestra economía y ella parece que encontró la Provincia quebrada pese a que su familia la gobierna desde hace décadas… y siempre a través de políticos de carrera, nada de gerentes. ¿Qué raro no?

Realmente la comprendo, usted, como yo y como tantos argentinos, extraña las profundas disertaciones de los intelectuales del gobierno anterior. No quiero imaginar lo maravilloso que habrá sido compartir un almuerzo, o aunque sea un copetín, con intelectuales de la talla de Forster o cualquiera de los integrantes de Carta Abierta….(¿Sigue abierta?), o con los panelistas de 6,7,8, o los periodistas de P12, tan profundos, tan independientes, tan intelectuales todos ellos.

No ceje Ud. en su empeño, Sra. Sarlo, no desespere, tal vez en un par de décadas vuelva un gobierno populista y entonces sí, los cómicos y los políticos volverán a ser gobierno.

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