Por Rodolfo Patricio Florido.-

Lo que sucede con Scioli es un misterio casi tan grande como aquel que dice que si al teflón no se le pega nada como se pega el teflón. Ahora no quiere debatir. Pide una Ley del Congreso. O sea, no va a debatir. Es imposible que el Congreso saque una Ley en lo que resta para las elecciones de Octubre. Pero todo lo que rodea a Scioli es un gran absurdo. Diga lo que diga, haga lo que haga, el imaginario colectivo de una porción de la ciudadanía sólo ve lo que desea y no lo que es espejo le devuelve.

Scioli nunca dice nada. Y cuando digo NADA digo NADA. Sus expresiones son tan generalistas que todos pueden suscribirlas porque en realidad no expresan contenido alguno. Son sus traductores, algunos periodistas y funcionarios de su Gobierno, los que se expresan por él. Si todo sale bien, Scioli refrendará con su silencio lo expresado por sus periodistas militantes y funcionarios. Si lo expresado cae mal, Scioli dirá que no fue él quien lo expresó y volverá a algunas de sus frases generalistas que las puede suscribir desde el Papa Francisco hasta Vladimir Putin.

Si Scioli es lo que dicen sus re interpretadores, estamos frente a una combinación entre Charles de Gaulle y Nelson Mandela. Pero si Scioli es lo que expresa él mismo y su espacio de pertenencia, es un soldado de Cristina que ocuparía un puesto por un rato para abrir luego el escenario para el retorno de la Líder indiscutible del espacio.

Hace unos días el director del Informador Público, el periodista Carlos Tórtora expresaba… “Otra característica insólita de este proceso electoral es que el candidato con más chances de ganar, Daniel Scioli, es interpretado por la opinión pública y los mercados como el hombre que hará exactamente lo contrario de lo que hoy dice. O sea que el verdadero Scioli, que aparecería en el momento de ganar la elección, dejaría de alabar la actual política económica y felicitar a La Cámpora, para introducir cambios profundos en el rumbo económico, disponiendo además la limpieza de la estructura del Estado de miles de funcionarios camporistas. En síntesis, que casi todos esperan que Scioli sea el liquidador del kirchnerismo”.

Ahora bien… y si no lo es y en realidad es lo que afirmó Estela de Carlotto a la Radio “La Red” cuando afirmó que Scioli es una transición para el regreso de Cristina. Dijo Carlotto textualmente: «Yo creo que Scioli va a seguir el proyecto de Cristina, que es el que hemos aplaudido siempre y el de Néstor [Kirchner], porque lo ha prometido. Es un hombre fiel, un hombre diferente y, bueno, incluso puede ser también una transición muy constructiva para la espera del regreso de Cristina».

¿Cuál es Scioli? ¿El títere o el titiritero?

Saberlo es muy complicado. Diría que imposible. Solo se sabe eso cuando empieza la función. Pero para que empiece la función debe terminar la elección y de poco servirán los lamentos si es el títere. Aunque estarán contentos los titiriteros.

En el fondo es tan fácil como el tema del debate presidencial. Scioli se comprometió a asistir y luego mandó a decir que no va a ir sino hay una ley del Congreso. O sea, puede navegar de vuelta en la nada misma. Si le dicen que falta a su promesa él podrá decir que la está cumpliendo y ampliando al pedirle al Congreso que obligue a todos a participar. Si todo le sale mal y su ausencia le impacta en los números de las encuestas, podrá darse vuelta en el aire y decir que él nunca dijo que no iba a ir sino que quería darle un marco legal para el futuro y que estará presente. O sea… la NADA misma. Al fin y al cabo no fue él quien lo dijo sino un funcionario de él que él mismo podrá luego contradecir. Dijo ese funcionario (Juan Courel): “el debate no nos parece un tema central…hay muchas tribunas para contar y constatar ideas».

Así es Scioli. Tanto es así que hasta un anti kirchnerista confeso y militante como el dirigente agrario Eduardo Buzzi ahora se le acercó y lo ve casi como la esperanza del campo… dijo Buzzi: «Creo que Scioli no es Cristina Kirchner, es un estilo distinto»… «No le estoy firmando un cheque en blanco a Daniel, no me transformé en sciolista (…) Todavía no tengo definido mi voto». Obviamente, desde el kirchnerismo más rancio no contradijeron a Buzzi ni se acordaron de sus paros contra el kirchnerismo. No les importa. Solo les importa el resultado electoral. Y si Scioli logra alinear aquello mismo que luego expulsará, no importa. Todo sea por el triunfo.

Así es Scioli. Capaz de confundir a Buzzi y al mismo tiempo apoyar a Aníbal Fernández en la Provincia de Buenos Aires, aunque este afirme que va a poblar el Gobierno Provincial de militantes de la Cámpora. Dijo Aníbal… «Son una topadora en lo que hacen. En mi gestión voy a tener muchos pibes de la Cámpora”… «Son idóneos y competentes».

Como siempre, será el pueblo el que decida. Será el pueblo el responsable de su destino. Si es bueno se congratulará por su decisión. Si es malo se excusará en la remanida frase… “no hizo lo que dijo que iba a ser”. Claro que en este caso ni siquiera servirá esa frase, porque Scioli… Scioli no dice que va a hacer.

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