Por Sebastián Dumont.-

Un importante exfuncionario del gobierno de Cristina Kirchner con ganas de despegarse de su lastre K asegura que el miércoles 13 será un antes y un después en la historia del kirchnerismo y, sobre todo, de su futuro como movimiento político. Para eso, grafica la importancia que tendrá la movilización prevista para ese día cuando CFK deba presentarse ante el juez Claudio Bonadío por la causa de venta de dólar futuro. Además, fue imputada por presunto lavado de dinero. Pero ese es otro tema. El sueño de tener su propio 17 de octubre suena más a un delirio que a una palpable realidad.

Para el futuro del cristinismo es clave la gente que pueda movilizar el miércoles a Comodoro Py. Se leerá como una fortaleza si el número es muy alto, o como un final político si la concentración es anémica.

Pero hay cuestiones que se mezclan. Por un lado, cuando se anunció la conformación de la lista de unidad para el PJ, se dejó afuera de la misma a los representantes más vinculados con la ortodoxia K. Para muchos fue una señal de mostrar, ante las graves denuncias y procesos judiciales abiertos, que había intención de un reciclado.

El miércoles 13, bisagra para el cristinismo entre su permanenecia o extinción

De todas maneras, eso no se vislumbra en los hechos. Intendentes, concejales, diputados y dirigentes de distintos lugares de la argentina vienen convocando para participar de la marcha el 13. Y no sólo declaman la participación, sino que además van a aportar logística. Eso significa, sobre todo, los representantes del conurbano, micros y militantes, o empleados públicos que no querrán poner en riesgo su futuro laboral.

Las declaraciones de dirigentes como Sabbatella, que ponen no sólo las manos sino el cuerpo en el fuego por Cristina Kirchner, no parece ser del agrado de aquellos que buscan, a sus movidas, diferenciarse del pasado K. Claro, un acto contundente el miércoles le devolvería la centralidad a la ex presidente como jefe política del espacio. Mala noticia para los peronistas “dialoguistas”.

Es indudable que haber defendido a un gobierno que estuvo sumido en graves hechos de corrupción y que intentó disimular a través de un relato que ahora se ve con mayor claridad que era tan sólo eso, le complica el futuro a muchos actores que pretenden mostrarse como nuevos en la política desde la “renovación” del peronismo.

¿Podrá seguir siendo CFK la líder de un movimiento político si se comprueba su participación en maniobras de lavado de dinero y robo al estado nacional con la obra pública? Será muy difícil de sostener. Las consecuencias políticas de todo ello aún son difíciles de medir. En una nota reciente, en este mismo sitio, nos preguntábamos si La Cámpora estaba dispuesta a tomar las armas para defender a su jefa. Parece loco, pero no lo es tanto. Sobre todo cuando se transita el conurbano y se agitan ciertos fantasmas como los saqueos antes las medidas de ajuste del gobierno de Macri.

Sea como fuere, esta semana será bisagra. Se sabrá si la expresidente tiene todavía hilo en el carretel, o su camino al ocaso político es indefectible. Quizá la respuesta haya que buscarla fuera de las fronteras de la Argentina.

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