Por Guillermo Cherashny.-

Cumplidos 32 meses sobre 48 que tiene que cumplir, el gobierno de Mauricio Macri sólo puede computar un año de un crecimiento del 2,3% en el 2017, producto de un dólar ridículamente atrasado, del 16,50% de retraso del transporte y mucho menos de energía y electricidad, que fueron castigados por severos tarifazos que llevaron la inflación de estos 32 meses a más del 120% y con la posibilidad cierta de que en este mes de agosto el índice sea del 4%, el más alto de toda la serie de Cambiemos. Al mismo tiempo, el dólar minorista cerró el viernes pasado a $ 31,50 y con serias posibilidades de seguir subiendo, porque el BCRA no tiene reservas disponibles para frenarlo, además, todavía hace falta una fuerte licuación de activos para que las cuentas fiscales y de comercio exterior que sigue negativo porque, como dice Melconian, las tías y abuelas pueden seguir comprado dólares.

Como vienen las cosas, el tope de inflación acordado con el FMI del 32% será superado cómodamente pudiendo llegar al 40% aunque lo más probable es que esté entre el 35 y el 38% y lo mismo el dólar, que podría llegar a los $ 40. Esa alternativa está contemplada por Carlos Melconian, el único economista serio que tiene Cambiemos, quien plantea una fuerte devaluación, quizás un dólar entre 45 y 50, con aumento de retenciones de maíz y trigo para que no se disparen los alimentos y, si aun con acuerdo con el presupuesto con el peronismo no se puede cumplir con el FMI, que es lo más seguro; pero este doloroso plan C es menos grave que la posibilidad cierta de caer en default nuevamente después de 17 años, como ocurrió con el anterior gobierno no peronista presidido por Fernando de la Rúa, al cual Mauricio Macri cada día se le parece más por sus últimas actitudes que rozan lo ridículo, como fotografiarse comiendo un flan, poner en el sillón de Balcarce al hijo de Marley y recibir a los legisladores de Cambiemos en Olivos al grito de guerra de: «queremos flan». Sólo falta que concurra al ciclo de Tinelli que empieza en septiembre y se equivoque con la puerta de salida como Fernando de la Rúa.

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