Por Carlos Tórtora.-

Por primera vez en 20 años, el kirchnerismo se enfrenta a la probabilidad de una interna real. El acercamiento entre la cúpula de la CGT y el Movimiento Evita ya es un hecho y apunta a la presentación de listas de candidatos conjuntas en las PASO bonaerenses. Se trata de un desafío directo contra la alianza entre los intendentes del conurbano y La Cámpora. Máximo Kirchner respondió rápidamente al desafío a través de una alianza con Pablo Moyano.

Para Cristina Kirchner, el problema que se le viene es complejo. Si cede a las presiones de la CGT y el Movimiento Evita, deberá terminar por cederles a éstos un porcentaje importante de las candidaturas, quedando así debilitados los bloques kirchneristas, tanto en el congreso nacional, como en la legislatura provincial y los consejos deliberantes locales. Pero si no cede, los disidentes estarían en condiciones de presentarse en las PASO y obtener allí la minoría.

Hasta el año pasado, las primarias fueron un simple trámite para el kirchnerismo y fue la lapicera de ella la que escribió las candidaturas. Ahora el panorama es distinto, sin hablar de que una inminente condena en la causa de Vialidad podría debilitar el liderazgo de la vicepresidenta.

Los gobernadores tienen la última palabra

De cara a las elecciones, CFK tiene otro frente abierto y es el de los gobernadores peronistas. Éstos se preparan para desdoblar los comicios provinciales y dejar librado a su suerte al gobierno nacional, salvo que se concrete rápidamente la sanción de una ley que suspenda las PASO. Cristina duda acerca de este proyecto y al FdT le faltarían algunos votos en Diputados para poder conseguir la sanción. Se trataría del albertista Leandro Santoro y de los diputados de los movimientos sociales. Una versión indica que, ni bien se sancione la ley de presupuesto, el kirchnerismo intentaría voltear las PASO y de ese modo la jefa se aseguraría digitar las candidaturas sin correr el riesgo de una primaria. Alberto Fernández es el que tercia en esta discusión, porque creería que todavía tiene chances de ser candidato en una primaria y ante la ausencia de presidenciables de peso en el oficialismo.

Aunque por razones obvias no lo diga, la cúpula de La Cámpora trabaja sobre la hipótesis de una derrota electoral nacional pero ganando en Buenos Aires. El crecimiento de Javier Milei en Buenos Aires resume las esperanzas k de que Axel Kicillof sea reelecto, porque los libertarios le arrebatarían a JxC unos cuantos votos. En este Plan B, el kirchnerismo se aseguraría su supervivencia por los siguientes cuatro años. Para ello CFK necesita más que nunca que su lapicera sea la única a la hora de llenar las listas de candidatos.

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