Por Carlos Tórtora.-

Ayer, Cristina Kirchner consiguió un éxito significativo y fue que el PJ de La Matanza, a través de su presidenta, la vicegobernadora Verónica Magario, se pronunció a favor de que la justicia electoral oficializara la lista Primero la Patria y que la expresidenta quede entonces como única postulante a la presidencia del PJ, debiendo asumir entonces el 17 de noviembre.

Pero el pronunciamiento de Magario, por contraste, pone en evidencia el silencio de la casi totalidad de las autoridades del PJ en los 24 distritos del país. El operativo clamor para que Cristina lidere el partido es obra casi exclusivamente de La Cámpora, mientras que el grueso del peronismo está a la expectativa.

Este cuadro de situación en principio sería alentador para los planes de Javier Milei. Este necesita que Cristina lidere pero sin fuerza a un peronismo dividido. La aparición de Ricardo Quintela como cabeza de la disidencia marca un antes y un después. Ante la situación creada, muchos de los simpatizantes del gobernador riojano se están preparando para competir el año que viene por fuera del PJ.

Incógnitas

Si la fractura peronista se profundiza, un interrogante es si esto puede llevar a la división de los bloques de diputados y senadores de UxP. Hasta ahora las reyertas partidarias no minaron la unidad de los bloques pero cabe la duda acerca de si esto se mantendrá.

Otra incógnita es si Axel Kicillof conseguirá seguir su juego de equilibrista sin que los acontecimientos lo pongan cada vez más lejos del cristinismo. Como presidente del PJ de Buenos Aires, Máximo Kirchner se prepara para digitar las listas de candidatos y, para no quedar descolocado, Kicillof tiene que impedirselo. ¿Lo conseguirá?

Por último, la tercera incógnita es qué hará Sergio Massa si el peronismo se fragmenta. El tigrense no quiere tener nada que ver con la lucha interna y hasta circula la versión de que Santiago Caputo habría intentado convencerlo para que se abra y presente listas propias de candidatos el año que viene.

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