Por Guillermo Cherashny.-

Es la primera vez desde la vuelta de la democracia en 1983 -y especialmente en los últimos años, donde las encuestas tienen un papel protagónico- en que los grandes medios como Clarín y Nación no publican en su tapa de los domingos los números de la provincia de Buenos Aires. Y la razón está clara: al oficialismo, es decir al gobierno de Cambiemos, le va mal en la provincia de Buenos Aires.

En efecto, parece razonable que en las PASO del 13 de agosto Cristina entre primera, obteniendo entre 30 y 32% de los votos, ya que gana cómoda en las zonas más pobres del conurbano como La Matanza, Lomas, Merlo, Esteban Echeverría, Berazategui y otros distritos más. Pero lo nuevo es que al alianza de Sergio Massa y Margarita Stolbizer está segunda en esos lugares pese a la campaña mediática del gobierno intoxicando periodistas con encuestas truchas que no convencen a nadie y en las que ni siquiera lo mencionan y sólo dicen: «fuentes del gobierno». Es cierto que algunas encuestadoras conocidas y otras desconocidas que no las contratan tiran números de un final cabeza a cabeza entre Cristina y Bullrich y dejan tercero a Massa con el 15%, pero en realidad buscan que las contrate el gobierno nacional o provincial y hacen méritos, porque las encuestas tienen costos y si no son las campañas o empresas privadas no las pueden hacer pero muestran números truchos con el fin de ser contratadas.

Usando el sentido común, si Sergio Massa está segundo en los sectores más poblados y en el interior bonaerense menos las ciudades de La Plata, Mar del Plata y Bahía Blanca, donde Cambiemos gana pero por mucho menos margen que en 2015, sólo quedan las zonas rurales donde el oficialismo gana cómodo y, como el interior sin esas tres grandes ciudades es menos del 20% del electorado, el gobierno está en serios problemas y la causa es una sola: la percepción de la economía para la gente es de regular a mala pese a los indicadores macro que muestra el gobierno que se comparan con datos desastrosos de 2015 y 2016, por lo cual la mejora no llega a la gente, que no le alcanza para llegar a fin de mes en casi todas las clases sociales. A esta situación se agrega la disparada del dólar, que suma más incertidumbre y posibles rebrotes inflacionarios, muy lejos de lo que esperaba el gobierno.

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