Por Carlos Tórtora.-

Alberto Fernández dio un paso decisivo anunciando que enviará este año al Congreso el proyecto de ley despenalizando el aborto, pero voceros del gobierno admiten que en realidad la iniciativa se prepara para el primer trimestre. De este modo, el gobierno privilegia la obtención de un gran éxito político por sobre cualquier negociación con la Iglesia. La esperanza del Episcopado era que el Ejecutivo no le fijara fecha al tratamiento legislativo del aborto y que se fuera posponiendo. Como parece obvio, el interés del presidente es conseguir un gran triunfo político que compense la escasez de resultados económicos inmediatos que se dará en los próximos tiempos. También hay otro factor que pesa y es que ésta sería una oportunidad tal vez única de derrotar nuevamente al macrismo, que ya resolvió que hará campaña en contra del aborto.

La idea de Macri es consolidar su 40 por ciento, para lo cual la postura antiaborto le sirve aun perdiendo.

Cristina, el rol estelar

En el frente interno del gobierno se especula con que en la batalla legislativa por el aborto el rol estelar le cabrá a Cristina Kirchner. En el tratamiento anterior, el proyecto fue aprobado en Diputados y perdió por escaso margen en el Senado. Allí fue decisivo el voto de José Alperovich, ahora de licencia por seis meses debido a la acusación por acoso sexual. En su rol de jefa política de la bancada peronista, sería CFK la que se adjudicaría el éxito de conseguir que el peronismo vote casi unido el proyecto. De más está decir que este éxito tiene su costo, porque en el Vaticano estiman que el probable viaje de Francisco a la Argentina se enfriará si el gobierno cumple con su promesa de hacer ley el aborto. El hecho de que el país del Papa sea el que se incorpore a la lista de naciones con aborto traería profundas implicancias en la relación con el Vaticano.

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