Por Carlos Tórtora.-

Como era de esperarse, una serie de causas judiciales en las que se investiga a Mauricio Macri por actos de corrupción se reactivarían en las próximas semanas obligándolo a concurrir a Comodoro Py. Raúl Kollman desarrolla en Página 12 el estado de las principales causas, entre las que se destacan la de los peajes, los parques eólicos y, por supuesto, el Correo. Pero no sólo está el frente judicial sino también la activación de las investigaciones legislativas, que suelen tener más prensa que efectividad. La flamante titular de la Comisión de Finanzas de la Cámara baja, Fernanda Vallejos, anticipó que buscarán avanzar con la Comisión Bicameral de Seguimiento de la Deuda Externa para, entre otras cosas, investigar la actuación del macrismo en el tema. Sabiendo que el gobierno intenta judicializar su gestión con la deuda, Macri viene anticipándose echándole la culpa a su entorno de no haber previsto la crisis que se produjo.

La reacción

La reacción de Macri ante el inminente avance de los procesos judiciales que lo amenazan no sería por cierto ninguna originalidad. Intentaría asumir el liderazgo opositor para plantear que se trata de una persecución judicial a la oposición.

Esta contraofensiva se vería favorecida en caso de que las negociaciones que lleva adelante Martín Guzmán con los acreedores se traben en las próximas semanas. El caso es que a Macri le resulta más difícil hacer oposición ante el hecho de que Alberto Fernández sigue girando hacia un entendimiento con los EEUU, como lo demostró la reciente visita a Israel y la reunión con su premier, Benjamin Netanyahu. El macrismo estaba preparado para denunciar a un gobierno prochavista y esto no está resultando tan así en la práctica. También se le dificulta a Macri ejercer como jefe de la oposición por la creciente resistencia radical a aceptarlo sin más en ese rol. Lo favorece, en cambio, el hecho de que no hay un dirigente que esté hoy en condiciones de reemplazarlo en ese rol. El candidato que incuban los radicales, Martín Lousteau, por su estilo rehúye la confrontación y se reserva para la carrera presidencial.

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