Por Guillermo Cherashny.-

Luego de los violentos episodios del jueves en el Congreso Nacional por la reforma previsional, en el día de ayer en el Congreso se selló un acuerdo en donde la presencia de Pablo Kosiner, el diputado salteño que preside el bloque de gobernadores, que asegura que el lunes próximo, cuando se sesione nuevamente, seguramente se logre un quórum de entre 135 y 140 diputados.

Negri, presidente del interbloque Cambiemos, selló el pacto con el salteño, que es muy respetado entre sus pares y que el jueves pasado declaró que no había condiciones para sesionar.

En efecto, Kosiner responde al gobernador Juan Manuel Urtubey pero tiene pensamiento propio y es muy «peronista». Esto quiere decir que le cuesta mucho aprobar una reforma que les reste capacidad adquisitiva a los jubilados, pero finalmente aceptó la propuesta del gobierno, que fue la compensación que sugirió Elisa Carrió en la tumultuosa sesión.

Carrió fue clave para terminar con la violencia que, si seguía la sesión, hubiera sido mucho mayor y también fue clave en impedir que Macri sancionara un DNU sobre el tema que sería claramente inconstitucional.

Una vez que Carrió aclaró el panorama, se sentaron Frigerio y Dujovne con el diputado Kosiner y acordaron una compensación de 700 pesos a cada jubilado que gane hasta 10.000 pesos y para todos los beneficiarios de la AUH, que serían en total unos 4.000 millones de pesos, que para el Gobierno es un alivio porque, si se incorporaban los $ 1400 que correspondían a la mínima, esa compensación hubiera costado 35.000 millones de pesos, o sea, casi la mitad de lo que se repartía entre Vidal y los demás gobernadores y quedaba un módico 0,2% del PIB que se ahorraba del déficit primario.

Por eso insistimos que es una reforma con sabor a poco, porque un ahorro del 0,2% del PIB es ridículo ante un déficit fiscal del 2,5% por el endeudamiento externo y poco más del 2% de déficit cuasifiscal por las LEBACs.

Esta compensación no calmará a los cristinistas y mucho menos a los troskos, que seguramente el lunes rodearán el Congreso provocando incidentes, aunque esta vez el gobierno decidió que sólo la Policía Metropolitana custodie el edificio y se aleje la Gendarmería, como reclamaron todos, inclusive Elisa Carrió. Da la impresión de que se empezaron a pacificar las aguas, pero eso se confirmará el lunes próximo.

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