Por Carlos Tórtora.-

Como una señal más de la retirada desordenada que se insinúa, el Gobierno oficializó ayer la postulación de los jueces Eugenio Sarrabayrouse y Domingo Sesín para integrar la Corte Suprema de Justicia de la Nación, que actualmente funciona con cuatro miembros, uno menos de los que establece la ley. La reacción oficial se produjo al mismo tiempo que Ernesto Sanz se puso el traje de Ministro de Justicia de Mauricio Macri, para el caso de ganar éste el ballotage. En la cúpula de CAMBIEMOS el compromiso es agitar lo menos posible las discusiones sobre el futuro gabinete -y el de Buenos Aires- para evitar que las mismas interfieran en la breve campaña para la segunda vuelta. Trascendió asimismo que podría existir un acuerdo estratégico entre Macri y la cúpula de la UCR por el cual el PRO tendría las manos libres para ejecutar la política económica que decida su jefe en materia de deuda externa, ajuste, tipo de cambio, etc. A cambio de no interferir en esto, la UCR retendría el control del Ministerio de Justicia, colocaría un ministro más en la Corte Suprema y también al sucesor de Alejandra Gils Carbó en la Procuración General. Entre otros motivos del acuerdo, habría dos a tener en cuenta: Macri, como buen ingeniero, rehuye de los temas judiciales y preferiría que el gigantesco conflicto montado por el kirchnerismo en su intento por copar la justicia sea un problema que desactiven los radicales. El segundo motivo sería que, como es obvio, la mayor parte de los economistas radicales objetan casi todo lo que proponen los economistas del PRO, por lo cual la única alternativa para que no haya crujidos en CAMBIEMOS sería un compromiso de silencio por parte de los seguidores de Alem.

La esperanza K

Según fuentes de la UCR, el arquitecto de este acuerdo estratégico sería Enrique “Coti” Nosiglia -estratega de Sanz- y habría en el fondo cierta especulación con que, si el macrismo fracasa en su ajuste de la economía y la elección de medio término del 2017 lo encuentra debilitado, la UCR podría preservarse mejor si se mantuvo al margen de la conducción económica.

En consonancia con esto, el nuevo candidato K para la Corte, Domingo Juan Sesín, llegó al Tribunal Superior de Córdoba durante el gobierno del fallecido radical Ramón Bautista Mestre, aunque se asegura que tenía buena relación con el ex gobernador Eduardo César Angeloz, también de la UCR.

Es obvio que el #25-O marcó el comienzo del fin del cristinismo y que en consecuencia la preocupación principal de CFK y los suyos es cómo anudar compromisos políticos que frenen una escalada de juicios por corrupción en su contra. Como ya viene ocurriendo en el Consejo de la Magistratura, los representantes de la UCR son los principales interlocutores de los kirchneristas y CFK confiaría en que el futuro control radical sobre la justicia sirva para atenuar los embates contra ella y los suyos mediante negociaciones con los radicales.

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