Por Guillermo Cherashny.-

En los días posteriores al acto del último miércoles donde se celebró el día de la militancia y la remontada en la PBA, el presidente hizo trascender en los diarios y portales de noticias que se siente empoderado para tomar decisiones racionales y que aceptará presiones del cristinismo. Es decir, firmará un acuerdo con el FMI que no elimina la sobretasa por el préstamo a Macri y ni se extenderá por 20 años como reclamara Cristina en su momento. El presidente dijo que podía firmar el acuerdo hace tiempo pero que no quería pagar con el hambre del pueblo, lo que siembra dudas sobre si es tan cierto que está todo arreglado con el Fondo. Es decir, cuando AF dice que acordó con Cristina, quiere decir que todavía hay diferencias con el board del Fondo, sino porque malgastó 5000 millones de dólares de la reservas del BCRA. El problema no es semántico sino que a la Argentina no le quedan reservas y tiene que lograr un acuerdo antes de enero o febrero, cuando cae la demanda de dinero y el público reclama dólares que el Central no tiene. Las dudas que supuestamente tienen con la vicepresidente, porque AF tiene una concepción «progre» de la economía, porque mantiene en su cargo a economistas anti mercado como Roberto Feletti y además no condena a los cristinistas que lo cuestionan, por lo cual deducen que no hay ninguna diferencia entre el presidente y la vice en cuestiones económicas y que los gobernadores, sindicalistas e intendentes quieren un Alberto que no existe y que el verdadero Alberto es el que dice que quiere un acuerdo con el FMI pero que nunca lo cierra.

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