Por Guillermo Cherashny.-

La sorpresiva renuncia del camporista Wado de Pedro fue seguida por ministros y funcionarios kirchneristas para obligarlo al presidente a cambiar el gabinete, especialmente a Santiago Cafiero, el jefe de gabinete, Martín Guzmán, el ministro de economía, Sabina Frederic, la ministra de seguridad, y el entorno cercano del primer mandatario. En realidad, La Cámpora y los cristinistas no explicitan qué quieren hacer en economía, aunque seguramente pretenden que el FMI otorgue una plan de 20 años, cosa imposible de lograr, porque el organismo no se extiende por más de 10 años, y seguir con más regulaciones a la economía y una mayor intervención del estado, lo cual sería muy negativo para el país.

La ofensiva de la vicepresidenta se da un el momento de mayor debilidad de Cristina, por la catástrofe electoral por las políticas del kirchnerismo que implementa el presidente, al cual se le puede agregar el cumpleaños de Olivos de Fabiola, que tuvo un efecto muy negativo en el comportamiento electoral.

En base a esa debilidad de la vicepesidenta, Alberto Fernández logró el apoyo de los gobernadores peronistas y los sindicalistas de la CGT, a los cuales Cristina no los tiene en cuenta para nada. Así fue que sorpresivamente el presidente logró apoyos en sectores cansados de la hegemonía cristinista, que hoy la ven derrotada después de las elecciones.

Párrafo aparte merece Sergio Massa, quien fue mencionado como jefe de gabinete en lugar de Cafiero, o como un superministerio de economía con Martín Redrado. Pero eso no sucederá, porque ni el presidente quiere a Massa -porque eclipsaría el poco poder de un presidente equilibrado- y porque el mismo Massa no quiere ir al ejecutivo en este momento si no se le otorgan amplios poderes para actuar sin condicionamientos.

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