Por Guillermo Cherashny.-

Siempre se supuso que Cambiemos era una alianza de corto plazo y que era como juntar el agua con el aceite. En efecto, Carrió dijo hace tiempo que su límite era Macri, pero en 2015 cambió, pero era obvio que un empresario prebendario como Macri y una fiscal de la República no podían estar juntos, aunque Carrió declinó su historia anterior y se transformó en una justificadora serial de la corrupción del PRO. No obstante, puso reparos a la reforma previsional en diciembre pasado y hace unos días hizo otro tanto con el tarifazo y lo siguió Cornejo, presidente de la UCR, que cuestiona el cargo fijo del gas, luz y combustibles, porque la UCR sostiene que hay oligopolios empresarios que no transparentan el precio del gas o del petróleo en boca de pozo y que estos oligopolios sólo buscan que la gente les pague sus altas ganancias empresarias.

Así las cosas, al peronismo le sirvieron en bandeja que el PJ de los gobernadores, el Frente Renovador de Sergio Massa y la Unidad Ciudadana de Cristina se unieran contra el gobierno por el tarifazo, y así el gobierno está en serios problemas.

Además, en el «mejor equipo de los últimos 50 años» hay una interna salvaje entre Mario Quintana y Federico Sturzenegger, presidente del BCRA, y por otro lado, Marcos Peña y Durán Barba contra Aranguren, el ministro de energía, que favorece las altas ganancias de todas las energéticas mediante el «tarifazo permanente». Encima, para Wall Street la Argentina no es más la niña bonita para los mercados por el alto déficit fiscal, la inflación que no domina y las internas entre partidos de la coalición y entre los ministros del equipo económico. Entonces, ya sí se puede hablar de corrida cambiaria contra el peso que hizo que el dólar subiera ayer 60 centavos cerrando a $ 21,40 el oficial y $ 21,15 el mayorista, con ventas de 504 millones de dólares por parte del Central, y todo indica que jueves y viernes la corrida va a seguir.

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