Por Sebastián Dumont.-

La unidad del peronismo desde los territorios, o intendencias, no será algo sencillo. Las internas entre los jefes comunales que en su momento fueron catalogados como “dialoguistas” quedaron expuestas luego de la reunión de un grupo de ellos en la Casa del Chaco, donde hablaron que la renovación está en marcha al tiempo que endurecieron su discurso contra el gobierno nacional y provincia. En lo que pareció ser una respuesta a los dichos del Ministro Joaquín De La Torre, aseguraron que ellos no serán “la pata peronista” de un gobierno que ajusta. Pero lo llamativo fueron las ausencias.

De reunirse y mostrarse muy a menudo, los intendentes del conurbano vinculados al peronismo ya no se muestran tan en bloque. Sucede lo que acontecía con los denominados “barones” en otros tiempos. Vanidades, peleas de cartel, intentos de conducir la sección electoral -esto no es menor porque implica los armados de las listas de legisladores provinciales- y expectativas a futuro, son el cóctel que, tarde o temprano suelen aflorar. Si lo sabrá Massa que construyó el Frente Renovador a partir de la “rebelión de los coroneles” que después fueron los mismos que terminaron desgastando el espacio, hoy más cerca de cerrar con el progresismo de Stolbizer y Donda.

El grupo “Esmeralda” tiene dos referentes que sobresalen del resto: Martín Insaurralde y Gabriel Katopodis. Allí hay que explorar la primera interna con el otro grupo de intendentes encabezados por Gustavo Menéndez, quien domina el territorio más amplio de la primera sección electoral. Hay una guerra fría entre Insaurralde y Ménendez. El “tano” armó el pacto de San Antonio de Padua y con ello se muestra activo junto a dirigentes de la provincia de Buenos Aires. Esta semana sumó varios concejales. Sin dudas, ese protagonismo en pocos meses no le cayó bien a Insaurralde quien aseguran “operó” con fuerza para tratar de vaciar la cumbre de mayo de los intendentes con el Papa Francisco. Entre otras acciones menos conocidas.

Tampoco hay que pasar por alto la relación con Katopodis y Menéndez. El dominio de la primera sección es clave. Y el año que viene se discute la lista de senadores, siempre pensando en que vayan juntos en una lista. De esa sección, con Menéndez se muestran cerca Leonardo Nardini de Malvinas Argentinas y Ariel Sujarchuk. Todos hablan con Massa, pero también con Scioli. En cambio, el grupo Esmeralda no tiene muchas ganas de repetir la experiencia CFK- Scioli. Si hasta uno de los ex voceros del entonces gobernador, Guido Lorenzino, se ha desmarcado fuertemente de su ex jefe. Lo une con Gabriel Katopodis una relación casi familiar.

Las últimas reuniones desnudaron estas internas que existen y que quizá, no sean insalvables. Eso sí, hay presencias que se repiten en casi todas ellas, como la de Juanchi Zabaleta, intendente de Hurlingham, quien además suele reunirse en privado con Máximo Kirchner.

El gobierno, en cierto punto, disfruta de estas divisiones porque cree que le serán favorable desde el punto de vista electoral. Y hasta donde pueden las alientan. En ello, la imaginación tiene pocos límites. Si hasta están pensando en ofrecerle a Mario Ishii que arme una lista y compita el año que viene. Por ahora, con sus dichos, el paceño da indicios que es una posibilidad bastante real.

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