Por Guillermo Cherashny.-

Durante la campaña para las PASO y para la primera vuelta, fue la presidente la que metía miedo diciendo que, si Macri era elegido como presidente, se perderían los derechos sociales adquiridos durante estos doce años. Y sus medios amigos atacaban la transparencia del PRO con el fin que Sergio Massa se acercara a Cambiemos. Y así parecía que CAMBIEMOS no pasaría del 30%. Pero el gobierno no detectó que Aníbal Fernández, deteriorado por una investigación verosímil que lo hacia convertirse en un factor de miedo para las bonaerenses y sus hijos e hijas, produjo un corte de las boletas de Scioli presidente y también que metieran en la urna la boleta de María Eugenia Vidal entera, aunque les gustara el gobernador para presidente. De ahí la sorpresiva victoria de Vidal, que no esperaban en off los del PRO pero que se dio espectacularmente.

Guerra sucia

Entonces, el oficialismo decidió que había que meter miedo contra Macri, con la novedad de que en esta estrategia entró el mismo Scioli, además del cristinismo. En este punto aparece la contratación del brasileño Joao Santana por parte de Oscar Parrilli, el jefe de la AFI, que fijó esta nueva estrategia para el ballotage, como se hizo en Brasil con Dilma Rousseff contra Aecio Neves con éxito. Ayer, en Turquía, el presidente Recep Erdogan polarizó la nueva elección parlamentaria con autoatentados adjudicados a los guerrilleros kurdos y le hizo perder votos al laico Partido Republicano del Pueblo, ganando la mayoría absoluta, aunque no llegó al número para reformar la constitución y convertirse en un nuevo sultán.

Si bien ni el cristinismo -ni mucho menos Scioli- tiene la agallas para armar un autoantentado, la supuesta amenaza de un grupo yhadista de la República de Mali, el gobierno la quiso tomar en serio pero no parece que el electorado local, si ocurre un atentado, responsabilice a Macri o Massa sino más bien todo lo contrario. Y es que el país está indefenso ante una amenaza terrorista, ya que el «cuento» de que una franquicia de «Al Qaeda» atacará en la Argentina porque puede ganar un presidente pro-occidental es una verdadera «pavada atómica», como diría Axel Kicillof.

Por último, la locuacidad de la presidente, sus chicanas e ironías, que sin duda le hacen perder votos a Scioli, crean la confusión y parece que no quisiera que gane su candidato, aunque, si gana Macri, la justicia la hará recorrer Comodoro Py con serio riesgo de terminar presa.

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