Por Carlos Tórtora.-

Tonificado por su reunión con Joe Biden, Alberto Fernández insistiría en un plan para tomar el timón del proceso electoral. En el albertismo creen que el operativo clamor por la candidatura de Cristina Kirchner es un fracaso y que ésta se encuentra en una creciente soledad. Según esta interpretación, el plan de retirada del kirchnerismo a la provincia de Buenos Aires también corre riesgos porque, si el candidato a presidente del Frente de Todos no tiene peso electoral propio, esto podría poner en peligro la reelección de Axel Kicillof. Con semejante panorama de por medio, el presidente iría pergeñando su rumbo: conseguir ser el candidato y plantarse como el enterrador del kirchnerismo para sumar los votos anticristinistas. Aun perdiendo -lo que es más probable- Alberto soñaría con sobrevivir como el jefe del anticristinismo o el emergente de un peronismo moderado. Para el caso de que no llegue a ser candidato, el Plan B de Alberto sería que Daniel Scioli encabece la fórmula presidencial y él sea el gran elector de la misma. Según los sondeos del entorno presidencial, los gobernadores peronistas, la CGT y los empresarios en general apoyarían una salida poscristinista. En cuanto al voto cristinista, debería optar por Alberto o Scioli ante la ausencia de opciones.

Ella sin salida

Por su parte, Cristina enfrenta el plan de Alberto contando con que éste no resistirá la presión del kirchnerismo duro, con la amenaza de boicotear al gobierno si no renuncia a sus pretensiones de ser reelecto. Pero la vicepresidente tiene su talón de Aquiles en la falta de un candidato. Ni Wado de Pedro ni Jorge Capitanich tienen un volumen electoral propio. En este punto ella está igual que en el 2019, sólo que entonces tenía margen para inventar la candidatura de Alberto y ahora ya no puede repetir la maniobra.

Cristina, mientras tanto, no renuncia a su candidatura y trata de ganar tiempo. El fantasma de una derrota apabullante que sepulte al kirchnerismo para siempre está a la vuelta de la esquina. Que Javier Milei llegue a la segunda vuelta desplazando al Frente de Todos ya no es una utopía.

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